A poco que se haya fijado cualquier usuario habitual de Netflix, la plataforma de vídeo bajo demanda más conocida en el mundo entero, se habrá dado cuenta de que existen diferencias entre sus series y películas originales. Son las que lucen su correspondiente etiquetita: “A Netflix Original Film”, “A Netflix Original Series” o “Netflix presents”, pero ni las promocionan y lanzan todas del mismo modo ni se refieren a ellas con el interés puesto en que el público las relacione de forma masiva con su imagen de marca. Y la española Elena Neira nos ayuda a distinguirlas en su libro Streaming Wars: La nueva televisión (2020).

Los Netflix Originals “son producciones propias” sobre las que la compañía “tiene exclusividad pero la fórmula que pueden adoptar en la práctica puede variar”, explica Neira, que se ha especializado en nuevos modelos de distribución de contenidos audiovisuales. “En primer lugar, estarían los Originales Desarrollados (Developed Originals)”, programas que Netflix produce directamente, con un control total sobre el producto (aspectos creativos, si el programa se renueva o no y la propiedad intelectual derivada del mismo). Por ejemplo, House of Cards, Stranger Things, La maldición de Hill House, Marianne o Dark.

netflix originals

“En segundo lugar, estarían los Originales Adquiridos (Acquired Originals)”, prosigue Elena Neira. “En este caso, los contenidos no los produce Netflix, sino un tercero, pero la compañía adquiere los derechos en exclusiva”, de manera que “esto le otorga una posición muy relevante a la hora de decidir sobre cuestiones creativas y también sobre su continuidad”. Black Mirror, Narcos, The Crown, Lucifer, Élite o La casa de papel pertenecen a esta categoría. Y hay otras dos más que se distribuyen bajo el paraguas de la plataforma de Reed Hastings: los Originales Colicenciados (Co-licensed Originals) y los Originales Licenciados (Licensed Originals).

Los primeros, como The End of the F***ing World o Star Trek: Discovery, son “programas cuyos derechos están repartidos por mercados entre distintos propietarios”, Netflix los ostenta “en algunos de ellos” y su capacidad para influir en su desarrollo “está directamente relacionada con la cuota de participación”. Y los segundos, como Designated Survivor o Better Call Saul, los “adquieren para incorporar, en exclusiva o por primera vez, a determinados territorios, distintos del de origen”. Y, “en este caso, el control de Netflix sobre el contenido es nulo, y en cada acuerdo de compra tiene que negociar los derechos para asignar la categoría de original a dicho programa”. Aclarado, pues.