Hay series de televisión que hacen correr ríos de tinta, o cascadas de comentarios virtuales en los tiempos de la hiperconexión. Unas, porque su calidad excepcional lo merece; otras, porque el suplicio de verlas necesita un desahogo; unas cuantas, por la complejidad de su historia; y solamente algunas, porque sus múltiples virtudes se combinan con dicha complejidad intrigante, a la espera de explicaciones satisfactorias. La alemana Dark (Baran bo Odar y Jantje Friese, 2017-2020) es de estas últimas, por lo que a nadie se le puede antojar extraño que la prensa cinematográfica busque obtener respuestas de sus creadores.

Por esa razón, Josh Wigler ha querido hablar con ellos para The Hollywood Reporter, y la primera aclaración que nos complace mucho es que las realidades alternativas estaban pensadas desde el comienzo de la producción. “Queríamos presentar el mundo paralelo en la segunda temporada. Ese era el plan inicial”, explica Jantje Friese. “Cuando llegamos a la segunda temporada, la cambiamos nuevamente. Pensamos que era mejor modificar las piezas del rompecabezas. Sabíamos que queríamos seguir muchas [direcciones], pero no necesariamente sabíamos en qué puntos de la narración nos referiríamos a ellas”.

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Netflix

Algo de lo más lógico: “Como sabes, en Dark no tienes la narrativa directa con la que puedes ir de una cosa a otra”, continúa Friese. “Estamos yendo y viniendo. Ese fue el mayor problema estructural: ¿cuándo revelamos qué?”. Y Baran bo Odar ahonda en el asunto de esta manera: “Fue realmente desafiante para nosotros establecer otro mundo en la tercera temporada” porque, “al hablar de un mundo espejo, queríamos usar ese truco y reflejar las imágenes”, y “podríamos hacerlo reconstruyendo todos los sets”. Pero “nos dimos cuenta de que era una locura” por los enormes costes que supondría realizarlo concienzudamente.

Así que le dieron la vuelta a las imágenes grabadas, y “los actores tuvieron que actuar como si estuvieran en un mundo reflejado”. Es decir, “si son diestros, debían actuar con la mano izquierda” para parecer, a la vista de los espectadores, verdaderamente diestros. “Ese fue un desafío que realmente amé”, confiesa Baran bo Odar. “Era algo para dar a los actores”, y “les encantó”. Sin embargo, “a veces, en el set, ofrecían una actuación realmente excelente pero usaban la mano errónea”, y se lamentaban: “¡Maldita sea! ¡He utilizado la mano equivocada!”. Y eso, para todos los implicados, “fue muy divertido”.

Por otra parte, incluso tuvieron que “conseguir automóviles de Inglaterra para algunas tomas en las que el volante debía estar al otro lado”. Y Jantje Friese ha revelado que “la idea de los tres mundos se muestra en la segunda temporada, a través de la imagen del libro que está leyendo la joven Elisabeth [Carlotta von Falkenhayn], una imagen con los tres mundos: ves a Adam [Dietrich Hollinderbäumer] soplando viento en un mundo, y en el otro, ves a Eva [Barbara Nüsse] soplando viento en el otro mundo, y el mundo de origen, en el medio”. Y hasta en los diálogos hay “pistas que lo delatan”, más obvias en una revisión.

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Y tanto Baran bo Odar como Jantje Friese consideran que el cierre de la historia es un final triste pero feliz. “Aunque también puedes interpretarlo como una misión suicida, por supuesto”, quiere matizar el uno. “Siempre me gustó la idea de que hay dos personajes que son oponentes, que luchan entre sí todo el tiempo y que tienen que darse cuenta de que no son importantes. Tienen que darse cuenta de que «sí, sufrimos y tenemos dolor y deseos, pero los dos no somos tan importantes como para que existamos y que alguien más no pueda ser feliz». Para mí, es un final muy feliz darse cuenta de que no se trata solo de ti todo el tiempo”.

En cuanto al giro de que Hannah (Shani Atias) piense en Jonas como un nombre para su hijo nonato, Jantje Friese opina que resulta “a la vez esperanzador y siniestro”, y es porque no les gusta terminar en un punto: “Ponemos un punto, esperamos un poco, y luego ponemos un signo de interrogación al final”. Y para Baran bo Odar, “realmente depende de la audiencia” decidir si se trata de un apunte esperanzador. “Tengo una respuesta, pero es muy personal. Es posible que tenga una respuesta, y es muy personal. Esa es la belleza de contar historias”. Con lo que, según Friese, al hacer una elección, “estás aprendiendo algo sobre ti”.

Confirman que jamás explicarán cómo perdió el ojo el policía Torben Wöller (Leopold Hornung). Según Jantje Friese, “se suponía que había una escena en la segunda temporada que se cortó”. Y es que “hay algunas historias que viven cuando aún quedan preguntas abiertas”. Y las tres temporadas para la serie son lo correcto para no “estirarla innecesariamente y hacerla más complicada a nivel narrativo”. Por otro lado: “Nos encanta el simbolismo y creemos que debes ser fiel a los símbolos que trazas. La triqueta y las cosas que vienen en tres es una de ellas”, y algo diferente “se hubiera sentido como vender nuestras almas”. Mejor así.