Una serie realmente buena no puede llevarse a cabo sin enriquecer su narración con elementos complejos. Lo pudimos comprobar en The X-Files (Chris Carter, desde 1993) antes de su desastroso revival, en Lost (J. J. Abrams, Damon Lindelof y Jeffrey Lieber, 2004-2010), en Juego de tronos (David Benioff y B. D. Weiss, 2011-2019) o en The Leftovers (Lindelof y Tom Perrotta, 2014-2017). Y lo hemos apreciado también desde que Netflix estrenó Dark (Baran bo Odar y Jantje Firese, 2017-2020), cuya tercera y última temporada está a punto de ser lanzada y cuya simbología y conceptos temporales nos llenan de fascinación.

Los conceptos temporales de ‘Dark’

La cautivadora y confusa trama de la serie de Bo Odar y Friese se asienta sobre la posibilidad de los viajes en el tiempo, y sobre las interrelaciones que estos viajes contra natura ocasionan en la pequeña localidad alemana de Winden durante más de un siglo. ¿Cómo? A través de un agujero de gusano o puente de Einstein-Rosen, según el término acuñado por el físico teórico estadounidense John Wheeler en 1957. Se refería a las ideas acerca de los agujeros negros y blancos de sus colegas, el alemán Albert Einstein y el israelí Nathan Rosen, que hablaban de desplazarse en el espacio-tiempo atravesando tales túneles ultraveloces.

En Dark, como en cualquier otra obra de ciencia ficción sobre el asunto, hay licencias narrativas para que viajar en el tiempo sea posible. El portal oscuro de las cuevas de Winden sería un agujero de gusano, y las curiosas máquinas que utilizan sus personajes crearían uno portátil para cada desplazamiento. Pero una persona que se sometiese a la presión inimaginable de un agujero negro sufriría una buena espaguetización, y solo podría viajar al futuro y de ahí, volver al presente, nunca podría plantarse en un momento previo al de salida. Pese a que el físico Kip Thorne teorizó cómo pudiera ser un agujero de gusano transitable en 1988.

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Netflix

El concepto del eterno retorno que plantea el filósofo alemán Friedrich Nietzsche en su libro Así habló Zaratustra (1883) juega su papel también en Dark. Porque los sucesos que marcan la historia de las familias de Winden se repiten eternamente, una y otra vez, en un ciclo causal sin comienzo ni fin. Y esto se vincula con la paradoja ontológica, cuando un objeto o información se encuentra atrapado en un bucle temporal infinito de causa-efecto y sin un origen que se pueda discernir, lo cual ocurre en la serie con cosas como el reloj de bolsillo, el colgante de San Cristóbal o la máquina del tiempo portátil y sus planos.

Todo lo anterior no contradice la paradoja de la predestinación, por la que cuanto pasa en los bucles temporales es coherente con los mismos y ningún hecho se puede cambiar. Cualquier tentativa de un personaje por corregir el pasado, como mucho, será precisa y paradójicamente la causa concreta de ese pasado inevitable. Ni se discute el principio de autoconsistencia de Nóvikov porque, según el astrofísico ruso Ígor Nóvikov, los sucesos que producen paradojas o variaciones en la línea temporal no existen ni pueden existir. Aunque, como veréis muy pronto, algo hay sobre ello la última temporada de Dark. Y sobre el gato de Schrödinger.

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La simbología de la serie

Los ciclos que se repiten duran treinta y tres años, un número con mucha carga simbólica: en la historieta bíblica, Jesucristo murió en la cruz con esa edad; en la seudociencia de la numerología, es una cifra poderosa, de equilibrio; el mayor grado del rito masónico más vigente en el mundo; tantos cánticos tienen las cánticas de la Divina comedia; y a tres años lunares le faltan treinta y tres días para igualar los tres años girando en torno al Sol. Por otra parte, la recurrente triqueta, de origen indoeuropeo y símbolo de vida, muerte y renacer, nos la muestran en Dark con los años 1953, 1986 y 2019 en cada sus extremos, y de otra forma en la temporada tres, como el símbolo de infinitud.

El ouroboros, la serpiente egipcia que muerde su propia cola, está asociado a lo mismo que la triqueta y al eterno retorno del ciclo vital y su lucha. No olvidéis la frase más repetida e importante de esta enigmática serie: “El principio es el final y el final es el principio”, dice, por ejemplo, Helge Doppler (Hermann Beyer). Y se ve al reptil en un anillo metálico anclado en las cuevas de Winden, no muy lejos del pasaje intertemporal con el portón donde puede leerse la otra línea decisiva, revuelta en la última temporada: “Sic mundus creatus est”, es decir: “Y así se creó el mundo”, el nombre del equipo de viajeros de Dark, encabezado por Adam (Dietrich Hollinderbäumer) y con oscuras intenciones apocalípticas.

La medalla de San Cristóbal, el patrón cristiano de los viajeros, como los que se mueven peligrosamente a través de la cuarta dimensión, resulta significativa. Como el nombre de varios personajes funtamentales de Dark: Jonás (Jonas, Louis Hofmann) es un profeta bíblico al que Dios mandó advertir a la ciudad de Nínive de que sería destruida como Winden; Adán (Adam), el primer ser humano; y Noé (Noah), instrumento divino para salvar a la raza humana de la aniquilación. Y la pintura La caída de los ángeles rebeldes, de Peter Paul Rubens (1621), preside el salón de Adam y representa al Arcángel Miguel derrotando a Satanás y sus huestes.

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Noah (Mark Waschke) lleva un tatuaje en el lomo de la Tabla de Esmeralda, texto alquímico con los secretos de la materia y del ouroboros. Por último, de la mitología grecorromana también podemos hallar simbología bastante jugosa. Más concretamente, sobre el mito de Teseo y el Minotauro. Martha Nielsen (Lisa Vicari) y otros alumnos en el instituto de Winden actúan en una obra de teatro sobre él, cuya historia es la de un héroe (Jonas) que debe adentrarse en un laberinto (los viajes en el tiempo) con la ayuda de Ariadna (Martha) para matar al Minotauro (el ciclo infinito). Y su padre (Michael) se suicida al creerle muerto.

El monólogo de Martha como la trágica heorína es muy elocuente si se interpreta a la luz de los detalles de la serie: “Desde ese momento supe que nada cambia, que todo permanece. Que la rueda gira y gira haciendo círculos. Un destino se enlaza con el siguiente mediante un hilo, rojo como la sangre, que une todos nuestros actos. Nada puede deshacer esos nudos. Solo pueden ser cortados. Él cortó los nuestros con un cuchillo afilado. Pero todavía queda algo que no se puede separar. Un vínculo invisible”. El hilo que une a todos los personajes a través del tiempo, y el vínculo irrompible de Jonas y Martha, los amantes de Dark.

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