Tras el parón de la midseason y un descanso de dos meses, regresa *Fear the Walking Dead* (Robert Kirkman y Dave Erickson, desde 2015) y su cuarta temporada con el episodio “People Like Us” (4x09), cuya apertura nos muestra algo que nos retrotrae al estreno de *The Walking Dead* (Frank Darabont, desde 2010), “Days Gone Bye” (1x01): unos zombis zampándose a un caballo en tierra; y después, una cosa que aún no habíamos visto nunca: un viento huracanado lanzando por los aires a los muertos vivientes en un furioso temporal. Y, después de los breves y contextualizados títulos, **la nueva normalidad para los supervivientes protagonistas del spin-off en Texas se rompe cuando Morgan Jones (Lennie James) anuncia que quiere “volver a casa”**, es decir, con el grupo de Rick Grimes (Andrew Lincoln) en el Estado de Virginia.
La impasible Althea (Maggie Grace) va tan por libre como Morgan; June (Jenna Elfman), la enmudecida Charlie (Alexa Nisenson) y un todavía convaleciente John Dorie (Garret Dillahunt) se han asentado en un vehículo sobre un puente fluvial y tal vez regresen a la cabaña en la que vivieron juntos un tiempito según nos contaron en “Laura” (4x05); mientras que una solitaria Alicia Clark (Alycia Debnam-Carey), un beodo Victor Strand (Colman Domingo) y una desesperanzada Luciana Gálvez (Danay García) se han acomodado en el terreno de una mansión bastante repleta y lujosa. Alicia, además, ha encontrado unas peticiones de socorro en papeles que alguien ha puesto sobre distintos zombis, y está obsesionada con el asunto. De modo que la única que atiende en principio la propuesta de viaje de Morgan es Althea, que le llevará a Alexandria.
**La planificación visual del episodio es eficiente y con planos detallistas, nada destacable pero sin necesidad de reproche, y la mayor imaginación narrativa de los nuevos showrunners, Andrew Chambliss e Ian Goldberg, continúa haciéndose notar**. Los dramas internos de los protagonistas en este punto de sus desventuras frente al apocalipsis zombi siguen resultando más claritos, razonables y coherentes que en temporadas pasadas, así como su influencia en lo que ocurre, con Althea buscando el testimonio en vídeo de la reservada y casi siempre esquiva June, Morgan intentando convencer a la joven Clark de la mala decisión de aislarse o huir según su propia experiencia, John procurando lo mismo para que Charlie se desahogue y lidie con sus demonios tras una extraña tentativa suicida, y Strand y Luciana, más perdidos que un zombi en un maizal descuidado.
Y todo ello se cuece mientras Alicia y Morgan acuden a la serrería abandonada para ayudar al autor de los misteriosos mensajes, Althea y June comprueban qué es lo que conduce a los muertos vivientes río abajo, John y Victor van en busca de la desaparecida Charlie y, bueno, Luciana se hunde en su mundo de desesperación musical con tocadiscos incluido. Por otra parte, lo que parecía algo diferente y poco halagüeño con la escapada de Charlie se revela más cabal e indiscutiblemente satisfactorio. Y **la alargada sombra de la difunta Madison Clark (Kim Dickens) causa el comportamiento de su hija y, de rebote, cuestiona la conveniencia de la decisión tomada por Morgan sobre volver con Rick y sus amigos**, lo que acabaría absurdamente pronto con la trama del crossover entre The Walking Dead y su spin-off, en vez de quedarse y apoyar a los nuevos.
Este retorno no se debe considerar posible ahora porque nuestro héroe del palo afilado y el discurso elocuente acaba de llegar a las vidas de estos personajes, como quien dice, y se trataría de un contrapunto dramático muy desagradecido después de tanto desarrollo del crossover, similar a lo del breve regreso de Morales (Juan Gabriel Pareja) entre los capítulos “The Damned” (8x02) y “Monsters” (8x03) de The Walking Dead, al que no veíamos desde “Wildfire” (1x05), pero peor. Sin embargo, quizá las siguientes temporadas se ocupen de lo que les suceda durante su camino juntos hasta Virginia, pero ¿qué pasa con Daniel Salazar (Rubén Blades) en ese caso? Sea como fuere, lo cierto es que aún debemos aguardar a que nos enseñen todo lo que trae consigo, además de zombis volátiles, el ominoso ventarrón de la tormenta anunciada.