Ya con su título, “Laura” (4x05), sabemos de qué trata este episodio de *Fear the Walking Dead*: sobre Naomi (Jenna Elfman) y, más concretamente según las primeras imágenes que vemos de John Dorie (Garret Dillahunt) limpiando sus vetustas pistolas de empuñadura blanca, sobre su búsqueda de ella, a la que conoce como Laura. Dado que aún tiene las dos armas de fuego, la escena ocurre antes de que su amiga se fuese, de que Morgan Jones (Lennie James) se topara con él y ambos conocieran a Althea (Maggie Grace), primero, y al difunto Nick Clark (Frank Dillane), a su hermana Alicia (Alycia Debnam-Carey), a su novia Luciana Gálvez (Daney García) y a su amigo Victor Strand (Colman Domingo) más tarde, en “What’s Your Story” (4x01), y no hay duda de que la fotografía que se usa en flashbacks como este es la que colorean de la misma forma que en los de Madison Clark (Kim Dickens) durante su etapa en estadio de béisbol con los Buitres a sus puertas.
Contemplamos la solitaria rutina de Dorie en su cabaña aislada junto a un río y sus alrededores, liquidando a algún zombi ocasional. Y una noche aparece Naomi o Laura, medio inconsciente, en una canoa y con una herida fea en un costado, así que la recoge, la cura lo mejor que le es posible y la acomoda en su catre. Pero la cabra siempre tira al monte y ella intenta huir en el vehículo estropeado de John. Pero accede a quedarse hasta que mejore y se pueda marchar y, si él ya nos parecía la afabilidad personificada, se muestra de lo más amable con la convaleciente Naomi para que se quede allí todo lo que pueda, en su refugio, y así tarde en volver la soledad por la que sabemos que sufre desde que le conocimos, cuando trató de que Morgan saliera del bosque en el primer episodio de la temporada. Y la segunda noche, Naomi se desvela como suele ocurrirle a su anfitrión y le descubre limpiando sus dos hermosas pistolas, el objeto más preciado de este cowboy de numerito, a la luz de la luna.
Y ya sabemos la razón de los dos nombres para ella: Dorie ha llamado Laura a Naomi sin esperar a que le diga el verdadero o porque ha intuido, por su desconfianza y su reticencia a implicarse con otras personas, que no querría decírselo; como luego no acepta unas botas mejores que sus zapatillas de deporte que calza o, al principio, comer aunque sea unas pocas palomitas de maíz que también le ofrece John. A la mañana siguiente, acuden a la tienda de una gasolinera abandonada a por suministros en la canoa de Naomi, y se dan cuenta de que los zombis que acaban en la orilla de Dorie caen al río por un puente, de modo que tapan sus lados con lo que encuentran para impedirlo, igual que se hace en los que suelen escoger los suicidas para su último gran salto o en algunas estaciones del metro de París para evitar “accidentes”. Y en la noche de cine que comparten juntos, viendo Juan Nadie (Frank Capra, 1941) y de sopetón, Naomi le confiesa haber perdido a su hija en esta catástrofe de mundo zombificado.
John le enseña a pescar y a limpiar bien los peces antes de cocinarlos y comérselos, y por la noche le dan al Scrabble como él hacía estando solo. Pero ella termina por curarse, claro, y continúa con su intención de irse, por lo que Dorie se desilusiona. Y como los zombis aún vienen hasta la orilla de su cabaña, deciden colocar algún coche que les obstaculice el paso que hayan abierto con su putrefacta insistencia. Él se percata de que Naomi ha cogido una de sus pistolas, se irrita y pierde el control apuñalando a un zombi. Y ya de vuelta en la cabaña distante, ella comprende que John limpia las pistolas pero no quiere utilizarlas: mató a un delincuente común de un disparo cuando era policía sin pretenderlo, y el asunto le afectó lo suficiente como para que se aislase allí cuando todos en la zona decían que era un héroe. Pero el sonido del agua todavía atrae a los zombis y, esta vez, se junta una pequeña horda que asedia la cabaña esa noche, y varios están a punto de zamparse a Naomi.
John los cose a tiros con sus pistolas. Y, como la desea viva allá a donde vaya, le da una de las dos para que se defienda. Sin embargo, luego admite que la quiere y que preferiría que no se marchara, y Naomi le corresponde y lo besa. Pero, por la mañana, Dorie ve que se ha ido, habiéndole dejado un mensaje con las fichas dichosas del Scrabble y sus zapatillas en lugar de las botas recias que le había brindado. Y todo esto es lo que le narra a Morgan en el futuro gris, llevando consigo las fichas, después de que se separasen al final de “Buried” (4x04) de Luciana, Victor, Alicia y Althea, que se marcharon en busca de los Buitres para satisfacer sus deseos de venganza, y su curiosidad por cómo acabará la historia del grupo protagonista en el caso de la última. Vaya dos se han juntado al pie del camino, con una esperanza insensata por bandera. Y echan a andar en la dirección en que los otros se habían marchado sobre ruedas; un cierre razonable para uno de los episodios más mayormente plácidos que hemos visto en Fear the Walking Dead.
