No es la primera vez que los conflictos de interés sobrevuelan una investigación de carácter científico. En esta ocasión, el estudio ANIBES, publicado en el último número de la revista Nutrición Hospitalaria, evalúa la ingesta de azúcares totales y añadidos en la dieta de los españoles. Las conclusiones resultan sorprendentes, ya que el artículo sostiene que se ingieren menos hidratos de carbono que lo recomendado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un momento en el que existe una fuerte discusión sobre la necesidad de establecer un impuesto al azúcar para limitar su consumo.
El trabajo ha sido realizado por Emma Ruiz y Gregorio Varela-Moreiras, de la Fundación Española de Nutrición (FEN). La entidad tiene una serie de promotores entre los que se encuentran importantes empresas de la industria alimentaria, tales como Campofrío, Coca-Cola Iberia, Nestlé, McDonald's, Pepsico o Telepizza. Además de la existencia de patrocinadores que podrían influir en la actividad de la FEN, el propio estudio cuenta con el apoyo económico de Coca-Cola Iberia, que ha financiado el trabajo mediante una beca de ayuda al proyecto de investigación gestionada a través de un acuerdo con la Fundación, según explican los autores en el apartado de conflictos de interés.
Ruiz y Varela-Moreiras niegan que la multinacional de bebidas azucaradas haya participado "en el diseño del estudio, ni en la recogida, análisis e interpretación de los datos". "Tampoco ha formado parte de la redacción de los diferentes artículos científicos resultantes ni en la decisión de publicar los resultados", dicen en el trabajo. Sin embargo, algunas de las afirmaciones realizadas por los científicos parecen cuanto menos sorprendentes, teniendo en cuenta que recientemente la Sociedad Española de Epidemiología pidió un impuesto al azúcar de al menos un 20% "para luchar contra la epidemia de la obesidad".
Potente conflicto de interés
El trabajo publicado en Nutrición Hospitalaria asegura, por ejemplo, que "el consumo excesivo de azúcar se ha asociado con diversos riesgos en la salud: obesidad, diabetes tipo 2, ECV [enfermedades cardiovasculares], osteoporosis y cáncer, aunque no se encuentra una correlación convincente basada en la evidencia científica con dichas patologías". Ruiz y Varela-Moreiras sostienen además que desde la EFSA "no pueden definir un umbral inferior de consumo para los carbohidratos", en referencia a un análisis de 2010 en el que la agencia comunitaria señalaba que existía una evidencia científica alta de que el consumo de hidratos de carbono se relacionaba con un mayor riesgo de caries dental.
Lo que no indican los investigadores, sin embargo, es que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria se encuentra actualmente evaluando la cantidad diaria recomendada de azúcares añadidos con el fin de reducir riesgos potenciales para la salud, una medida que hará pública a partir de 2020. La propia EFSA admite que la evidencia era insuficiente en 2010, cuando publicó su anterior informe —en el que se basan los científicos de la FEN—, pero que en la actualidad existen nuevas evidencias científicas que les han llevado a estudiar en detalle la relación del azúcar con problemas graves de salud como el sobrepeso, la diabetes tipo 2 o las enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores de la Fundación Española de Nutrición recogen en su estudio que la ingesta en España se sitúa actualmente en el 9,6%, correspondiente a los azúcares intrínsecos, y el 7,3% de azúcares añadidos. En declaraciones recogidas por Nutrasalud, Valera-Moreiras defiende que estos porcentajes están "en línea con la recomendación de la OMS relativa a que éstos últimos deben suponer menos del 10% de la ingesta calórica total diaria". Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud no solo habló en 2015 de limitar el consumo de azúcares a un 10%, sino que también afirmó que se recomienda una reducción a menos del 5% de la ingesta calórica total diaria para conseguir beneficios adicionales para la salud, un consejo que los autores tampoco mencionan en el estudio.
El artículo publicado en Nutrición Hospitalaria sí llama la atención sobre el mayor consumo de azúcar en la población infantil. Según los resultados del trabajo, la ingesta de azúcares añadidos "es significativamente mayor en edades más tempranas, especialmente en la adolescencia, llegando de media, al 10% de la energía total consumida", un porcentaje en el límite de las recomendaciones de la OMS. Los autores identifican como principales fuentes de este tipo de azúcares los dulces (34,1%), las bebidas sin alcohol (30,8%) —en las que los refrescos con azúcar representan el 25,5%—, y los cereales y derivados (19,1%), en los que la bollería y la pastelería suponen el 15,2%. El dietista-nutricionista Julio Basulto ha declarado que "se fiaría bastante poco" de los datos del estudio ANIBES, y más cuando una gran empresa como Coca-Cola patrocina su realización.
Las conclusiones del trabajo llegan semanas después de que otro estudio desvelara que la industria del azúcar ocultó durante medio siglo los daños observados en estudios realizados en modelos animales. En Estados Unidos, multinacionales como Coca-Cola y Pepsi han sido acusadas de pagar a decenas de científicos para silenciar sus críticas al azúcar, una sustancia cuya ingesta en elevadas cantidades también ha sido correlacionada en los últimos tiempos con una peor salud mental.
Aunque los hidratos de carbono son fundamentales en nuestra dieta, cada vez son más los expertos que alertan de los peligros de un consumo en exceso. El propio comisario europeo de Salud, Vytenis Andriukaitis, admitió que establecer un impuesto contra el azúcar y otra serie de medidas para luchar contra la comida basura son buenas ideas, pero cuentan con el fuerte rechazo de la industria. A la hora de hablar sobre alimentación es clave evitar los intereses privados que pueden contaminar las recomendaciones nutricionales y recordar que necesitamos consumir menos hidratos de carbono y grasas, además de añadir más frutas y verduras a nuestra dieta diaria.