Reino Unido comunicó hace unos días la creación de un **impuesto a las bebidas azucaradas**. El anuncio de George Osborne, ministro británico de Hacienda, provocó el rechazo inmediato de la industria. La Asociación Española de Bebidas Refrescantes, por ejemplo, calificó la medida impositiva como "discriminatoria y arbitraria", señalando que este tipo de impuestos "se han demostrado ineficaces en general".
La industria de las bebidas azucaradas, que mueve 12.000 millones de euros al año, presiona contra un impuesto avalado por los expertos
No es la primera vez que la industria del **azúcar** defiende sus intereses a través de comunicados como este, plagados de inexactitudes y medias verdades. En cierta medida, la manipulación de la información y de los datos recuerda a las terribles prácticas que las multinacionales del tabaco realizaron en el pasado. En la actualidad, por ejemplo, la Asociación de Bebidas Refrescantes impulsa un Centro de Información, donde según sostienen en la web quieren "contribuir a un debate objetivo e informado sobre los azúcares en la Unión Europea, con información clara y evidencia científica actualizada".
La realidad, sin embargo, es que el establecimiento de un impuesto al azúcar haría mucho daño a un sector que, según sus propios datos, mueve en torno a 12.000 millones de euros, unas cifras que suponen el 1,4% del PIB español. Las empresas de bebidas refrescantes dan empleo directo a más de 8.000 personas. Cifras que podrían ponerse en peligro si prospera una iniciativa cada vez más demandada por los expertos: el establecimiento de un impuesto especial que grave el consumo de estos productos con azúcar añadido, de manera similar a las medidas impulsadas en México, Hungría o Francia.
¿Qué dicen los expertos?
La **Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria se ha mostrado a favor de tasar el consumo de bebidas azucaradas o comida basura para desincentivar su consumo. Una opinión similar a la mantenida por la Sociedad Española de Epidemiología**. Su presidente, el Dr. Esteve Fernández, investigador del Instituto Catalán de Oncología y profesor de salud pública de la Universitat de Barcelona, señala a Hipertextual que a pesar de no tener "un posicionamiento (escrito) formal, se han expresado en ese sentido varias veces".
México ha logrado reducir el consumo de refrescos, relacionados con los altos niveles de obesidad y sobrepeso en la población
Otras organizaciones, como la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, ha comentado en declaraciones al diario *El Mundo la necesidad de establecer un impuesto al azúcar. Pero esto no siempre ocurre así. Según recogía El País*, los conflictos de intereses pueden perjudicar seriamente a la salud pública. Y es que empresas como The Coca-Cola Company han participado directamente en la elaboración de informes como Balance energético en niños y adolescentes, publicado por la Asociación Española de Pediatría. Estas relaciones entre las sociedades científicas y las compañías pueden afectar a los dictámenes que las entidades realizan sobre los peligros de las bebidas azucaradas.
El posicionamiento de la **Organización Mundial de la Salud**, sin embargo, es muy claro. La OMS sostiene que el establecimiento de un impuesto al azúcar puede desincentivar el consumo, un objetivo que a su vez lograría reducir los niveles de sobrepeso, obesidad e incluso la diabetes, de acuerdo a un estudio publicado en The Lancet. La Organización Panamericana de la Salud (PAHO) también apoyó esta medida para promover la salud pública, especialmente en países donde la compra de bebidas azucaradas sea elevada.
El mejor ejemplo en este sentido es **México**. Allí el impuesto sobre las ventas de bebidas azucaradas de un 10 por ciento, establecido en enero de 2014, logró reducir el consumo en un 12% al mismo tiempo que subía la compra de agua en un 4%. Estos datos son muy importantes, ya que según algunas estimaciones, el 70% de los adultos mexicanos sufren problemas de sobrepeso y obesidad.
¿Es viable un impuesto de este tipo en España?
En España, sin embargo, el impuesto al azúcar ni está ni se le espera. Artur Mas, anterior presidente de la Generalitat de Catalunya, se vio forzado a dar marcha atrás en su medida impositiva a las bebidas refrescantes tras recibir presiones de Coca-Cola y de la embajada de Estados Unidos, según informó *El País* en 2013.
Catalunya trató de establecer un impuesto al azúcar. Las presiones de Coca-Cola y EEUU frenaron la iniciativa
Y es que el posicionamiento actual de los partidos no invita al optimismo, a pesar de que la evidencia científica apoya el impuesto al azúcar, tal y como demostraron estudios publicados en *BMC Public Health, Journal of Health Economics, Current Pharmaceutical Design, Obesity Reviews o Contemporary Economic Policy.
Según recogía Mikel López Iturriaga en el blog El Comidista de El País*, solo PSOE y Podemos se mostraban a favor del impuesto a las bebidas azucaradas. El programa de los socialistas hablaba de limitar el acceso a refrescos en escolares. Por otro lado, Pablo Iglesias proponía "ampliar la gama de alimentos y bebidas no alcohólicas al tipo super reducido del 4% del IVA (facilitando el acceso a la fruta y la verdura a todos los públicos), y gravar con impuestos especiales las bebidas azucaradas y la comida procesada".
PP y Ciudadanos, sin embargo, rechazaban la medida impositiva porque consideraban que "penalizaba su consumo" y "no disminuiría la obesidad", respectivamente. Todo ello a pesar de que entidades como la ***World Cancer Research Fund International*** había aplaudido a México y Francia por crear impuestos que graven el azúcar añadido. Otros especialistas, como el dietista-nutricionista Juan Revenga, también se han mostrado a favor de estas medidas impositivas para promover la salud pública.
La **adicción al azúcar** añadido es tan relevante que el consumo de bebidas energéticas, zumos o refrescos suele exceder la dosis diaria recomendada de esta dulce sustancia. Limitar el consumo de bebidas azucaradas, como la Coca-Cola y marcas similares, puede mejorar nuestra salud. Una limitación que puede impulsarse con impuestos al azúcar, tal y como señalan los expertos, a pesar de las presiones continuas de la industria.