En la actualidad a nadie le sorprende leer una noticia relacionada con aviones no tripulados o drones, es decir, aviones controlados a distancia por un piloto que los maneja desde un centro de control que puede estar situado a miles de kilómetros de distancia; sin embargo, que el ente a controlar sea un animal o un insecto ya es algo que llama mucho más la atención. Desde hace algún tiempo centros de investigación como la Universidad de Harvard o la Universidad de Michigan han estado trabajando en la implantación de sensores y sistemas electrónicos en insectos (programas financiados por DARPA) para poder usar, por ejemplo, escarabajos como sensores remotos con los que recopilar datos además de controlar a los insectos a voluntad. Implantar un sistema electrónico a un insecto no debe ser algo sencillo pero que, además, el sistema permita controlar los movimientos de éste eleva bastante el nivel de complejidad de la investigación y que, en el caso de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han conseguido con un insecto tan poco querido como son las cucharachas.

Un equipo de investigación de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, dirigido por el profesor Alper Bozkurt, ha sido capaz de "empotrar" un sistema a los lomos de una cucaracha (concretamente sobre una cucaracha gigante de Madagascar) con el que pueden controlar los movimientos de ésta y, por ejemplo, guiarla a través de una ruta determinada:

> Nuestro objetivo era comprobar si éramos capaces de crear un interfaz sin cables y biológico que pudiera controlar una cucaracha puesto que son unos insectos muy robustos y, además, pueden infiltrarse en espacios muy pequeños. Este tipo de interfaces nos abriría la puerta al desarrollo de una red de sensores inteligentes que usaran cucarachas para recopilar y transmitir información, por ejemplo localizando supervivientes en los restos de un edificio que ha sido destruido durante un terremoto

¿Y para qué puede servir controlar un insecto? La verdad es que, tal y como hemos comentado al inicio y en alguna que otra ocasión, este tipo de investigaciones no son algo nuevo y desde hace algún tiempo se está trabajando en dispositivos electrónicos y materiales piezoeléctricos que permitan alimentar sistemas empotrados en insectos para convertirlos en sensores biológicos con los que espiar al enemigo o buscar supervivientes en un accidente o ante una catástrofe o emergencia. Según el responsable de la investigación, desarrollar pequeños robots versátiles es una tarea muy compleja comparada con el control de algún ser vivo que presente tal versatilidad o adaptabilidad, por ello se centraron en las cucarachas antes que ponerse a trabajar en un robot desde cero.

Con un peso de 0,7 gramos (y basado en componentes comerciales), el equipo desarrolló un pequeño sistema de control (controlado por radio) con un par de electrodos que se usan para enviar señales a las antenas y el abdomen del insecto, activando en éste sus órganos sensitivos y emulando la misma sensación que provoca un cambio en el flujo del aire (que hace alertar a la cucaracha y le hace creer que está en peligro porque existe un depredador cerca). Los electrodos dispuestos en las antenas sirven para emular las señales que alertan a la cucaracha que se encuentra ante un obstáculo y, por tanto, debe cambiar su trayectoria. Combinando estos estímulos, el sistema es capaz de controlar el movimiento de la cucaracha y hacerla moverse dentro de cualquier trayectoria definida.

Una investigación bastante interesante (y cuyo vídeo de demostración vale la pena visualizar) que nos demuestra que los "insectos espía" son una realidad mucho más cercana a este mundo que al de la ciencia-ficción.

Imagen: Universidad Estatal de Carolina del Norte

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