La hierba gatera (Nepeta cataria), también conocida como catnip, es la planta favorita de los gatos. En cuanto la olisquean corren como locos hacia ella, se revuelcan, saltan, juegan e incluso cazan ratones imaginarios. Vamos, que les da un colocón bastante importante. Toda esta estimulación hace que algunas sustancias se liberen al ambiente, haciendo que la euforia sea aún mayor. Sin embargo, no contentos con eso, muchos gatos también retuercen y mordisquean sus hojas, como si tratasen de exprimirlas. Los científicos han intentado desentrañar durante mucho tiempo el objetivo de los felinos al estrujar la hierba gatera de esta forma. Y por fin parecen tener una respuesta, pues por lo visto esto les protege del ataque de insectos.

Es la conclusión de un estudio recién publicado en iScience por científicos de la Universidad de Iwate, en Japón. Esta investigación se centró en analizar las funciones de algunos compuestos presentes tanto en la hierba gatera como en otras plantas que vuelven locos a los gatos. Es, por ejemplo, el caso de la valeriana (Valeriana officinalis) o la vid plateada (Actinidia polygama). 

Hay una gran variedad de estos compuestos, aunque los más importantes son básicamente dos: el nepetalactol y la nepetalactona. Ambas sustancias químicas son de un grupo conocido como iridoides y son generados por las plantas con una función común: ahuyentar a los insectos. Y si ahuyentan a los insectos que pueden ser dañinos para las plantas, ¿por qué no también a los que podrían picar o parasitar a los gatos? 

Hierba gatera: una planta de moda

La hierba gatera está de moda. Se puede vender simplemente como maceta, pero también en juguetes, mantas, rascadores y todo tipo de accesorios para gatos. Hay incluso snacks con catnip. Básicamente, lo que podrían considerarse los muffins de la risa gatunos. 

Pero que esté de moda no quiere decir que sea nueva. De hecho, esta planta ya se usaba en la antigua Roma. La única diferencia es que entonces no se utilizaba para complacer a los gatos, sino para tratar todo tipo de patologías en humanos. 

Aproximadamente un tercio de los gatos no se ven atraídos por la hierba gatera

Sea para humanos o para gatos, lo cierto es que esta planta herbácea, con flores tubulares de color púrpura es muy fácil de cultivar y eso la hace aún más atractiva. 

Pero si nos centramos en la atracción de los gatos, hay bastantes peculiaridades a tener en cuenta. Una es que no solo le gusta a los gatos domésticos. También hace las delicias de otros felinos, como servales, leopardos, pumas y linces. Sin embargo, aunque los leones y tigres también pueden reaccionar a los efluvios del catnip, no lo hacen con tanta intensidad. De hecho, ni siquiera todos los gatos domésticos son atraídos por igual. Parece ser que hay un tercio de ellos a los que no les genera ningún efecto. Además, todo apunta a que es algo hereditario.  

Pero lo que está claro es que son muchos los felinos que se ven atraídos por esta planta. Se sabe que la nepetalactona estimula una serie de receptores presentes en sus cavidades nasales, provocando una gran atracción. Una vez que llegan a la hierba gatera, si pertenecen a los dos tercios que sí se ven afectados, empieza la fiesta. Los gatos juegan, maúllan, babean, corren y, sobre todo, retozan sobre las hojas de la planta, facilitando la liberación de los dos compuestos mencionados anteriormente. Estos pasan al aire y sus efectos se hacen aún más tangibles. 

Pero, no conformes con eso, muchos gatos retuercen, arañan y mordisquean las hojas. Puede parecer un efecto más de la euforia que les domina. Pero, en realidad, también podría ser que con ello busquen algo más. Y, efectivamente, según el estudio que se acaba de publicar, sí que hay un regalito en el interior de las hojas de la hierba gatera.

Hierba gatera. Crédito: Plenuska (Wikimedia Commons)

Placer e insecticida por el mismo precio

En el estudio que se acaba de publicar se observaron dos factores. Por un lado, el efecto de las sustancias presentes en la hierba gatera y la vid plateada con las hojas con y sin rasgar. Y, por otro, el papel insecticida de dichas sustancias químicas.

Para lo primero pusieron una serie de gatos en jaulas en cuyo suelo se fijaron muestras de hierba gatera u otras plantas con efectos similares, en diferentes formatos, ya fuera intactas, con las hojas arañadas o directamente con los iridoides ya extraídos.

El estudio se realizó con mosquitos, aunque podría extrapolarse a otros insectos

Así, pudieron ver que la euforia de los felinos comenzó antes cuanto más accesibles estaban los iridoides. Es decir, primero con los iridoides extraídos, después con las hojas rasgadas y, finalmente, con las hojas intactas.

Pero, sea como sea, con las hojas intactas hubo rave gatuna de todos modos. Debía haber algo más. Y aquí entra en juego la segunda parte del estudio, pues se pusieron muestras de iridoides o un control de etanol en cámaras en las que se introdujeron mosquitos de la especie Aedes albopictus. Todos eran hembras; pues, como ya sabemos, son las que pican. 

De este modo, se observó que los iridoides tenían un efecto repelente muy eficaz contra los mosquitos. Solo se estudió qué ocurría con estos insectos, pero no se descarta la misma eficacia con otros.

Por eso, realmente lo que pueden estar buscando los gatos es un dos por uno. Se lo pasan pipa, se quedan de lo más relajados y, de paso, evitan picaduras molestas al frotarse con el insecticida. Si en las coffee shops holandesas ofertaran algo así seguro que serían todavía más famosas de lo que ya son. Los gatos saben muy bien lo que hacen. 

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