2023 fue un año de récords de temperatura y no parece que el 2024 se vaya a quedar a la zaga. De hecho, apenas acabamos de rozar el tercer mes del año y ya hemos experimentado temperaturas y fenómenos climáticos muy alejados de la normalidad. Pero la cosa podría ser aún peor. De hecho, según un nuevo estudio, publicado en Scientific Reports, se espera que El Niño impulse nuevos récords de calor en lo que queda de 2024.

Es importante recordar que tanto El Niño como La Niña son fenómenos naturales y cíclicos, que inicialmente no tienen nada que ver con el cambio climático. No obstante, en los últimos años se ha visto que el calentamiento global puede hacer que sus consecuencias sean extremas. De hecho, se suele hablar de Niños intensos y moderados y podría ser que la situación climática que estamos viviendo conduzca a que haya aún más casos intensos.

Es importante tener esto en cuenta, para prevenir a las zonas que se verán más afectadas, tanto por récords de calor como por sequías o inundaciones. No se puede saber con seguridad, pero, según los modelos realizados por estos científicos, la probabilidad de escenarios extremos es de un 90%. Es un porcentaje demasiado alto como para mirar hacia otro lado.

¿Qué son El Niño y La Niña?

El Niño y la Niña son los extremos de lo que se conoce como El Niño-Oscilación del Sur. Este es un cambio de las temperaturas del Pacífico, que se desarrolla en ciclos de entre tres y ocho años. En el extremo más frío de esos ciclos se encuentra La Niña, mientras que El Niño es el más cálido.

Dado que las precipitaciones, los huracanes y otros muchos fenómenos meteorológicos son el resultado de la interacción entre las corrientes marinas y la atmósfera, queda claro que esto no afecta solo a la temperatura del agua. Hay muchas más consecuencias, que podrían extremarse a causa del cambio climático.

El Niño
En el estudio se modelaron dos posibles escenarios. Crédito: Ning Jiang y Congwen Zhu

Récords de calor y mucho más

Los autores de la investigación que se acaba de publicar han desarrollado dos modelos climáticos basados en distintas hipótesis. Por un lado, un Niño moderado y, por otro, uno mucho más intenso.

Teniendo en cuenta lo sucedido en el próximo año y los parámetros atmosféricos y climáticos actuales, se han podido analizar las consecuencias de ambos escenarios. Si se diese ese Niño moderado, la Bahía de Bengala y Filipinas serían las zonas más afectadas. Filipinas experimentaría una intensa sequía y el agua en las costas de Bengala se calentaría tanto que los corales se verían muy afectados. 

Esto último, como es lógico, sería una catástrofe para el ecosistema, pero el problema no se queda ahí. Los arrecifes de coral, dada su forma dura e irregular, amortiguan buena parte de la energía de las olas, evitando inundaciones en las zonas costeras. Si los corales mueren, la población puede sufrir más duramente los efectos del cambio climático. 

En cambio, si El Niño nos trae un episodio más intenso, se producirían serios récords de calor en en el Caribe, el Mar de China Meridional, el Amazonas y Alaska.De nuevo, esto traería consecuencias aparejadas similares a las del coral. Por ejemplo, la sequía del Amazonas podría aumentar la intensidad de los incendios, mientras que el calor en Alaska favorecería que se derrita el permafrost. Bajo esta capa helada, puede haber desde microorganismos patógenos para los que no estamos preparados hasta almacenes de gas radón, radiactivo y cancerígeno.

El Niño puede traer este año muchas sorpresas y ninguna buena. Tendremos que seguir pendientes de su evolución cuando llegue. 

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