Hace exactamente una década, Facebook compró WhatsApp por la friolera de 19.000 millones de dólares. “Esto ha sido completamente inesperado y demuestra dos cosas. Por un lado, el poder financiero de la compañía de Mark Zuckerberg. Por el otro, su interés de catapultarse de lleno en el mercado de la telefonía móvil”, señalábamos en la ocasión en Hipertextual. El conglomerado estadounidense —ahora Meta— presumía su músculo en el momento. Cabe recordar que dos años antes había adquirido a Instagram, expandiendo su sombra en el negocio de las redes sociales.

La compra de la app se confirmó en octubre de ese mismo año y desde entonces se sucedieron numerosos cambios en WhatsApp. La aplicación consolidó su liderazgo en la categoría: su competencia —entre ellos Telegram— le siguen a mucha distancia. En ese camino, resignó buena parte de su esencia original, emancipándose de sus creadores y añadiendo un sinfín de nuevas funciones.

Eso sí: WhatsApp sigue siendo WhatsApp. Incluso en manos del gigante tecnológico y de las muchas mutaciones que ha tenido en estos 10 años, el programa sigue enfocándose en la mensajería instantánea. En ese sentido, no ha ensayado vuelcos extravagantes como los que, por ejemplo, ha sufrido Twitter desde que pasó a manos de Elon Musk. La herramienta tampoco se ha fusionado con Facebook Messenger, en contra de lo que muchos vaticinaron aquel 19 de febrero de 2014, cuando el anuncio de la operación sacudió al mundo. Además, la aplicación sigue siendo gratuita y libre de anuncios. Al menos por ahora.

Facebook compró a WhatsApp hace 10 años: ¿por qué el gigante se interesó en una app para chatear?

Facebook compró a WhatsApp
Con amplio margen, WhatsApp es la app de mensajería más popular a nivel mundial. (Crédito: Unsplash/Rachit Tank)

La adquisición fue un éxito. Es fácil decirlo ahora, a sabiendas de que la aplicación tiene más de 2.000 millones de usuarios activos al mes y que es, a todas luces, el paradigma de la mensajería móvil. Según datos de Statista, WhatsApp supera con holgura a sus competidores. WeChat, popularísimo en China, reúne a 1.300 millones, y FB Messenger tiene cerca de 930 millones. Telegram asoma en la cuarta posición, con 800 millones.

La evaluación no era tan sencilla hace 10 años, cuando Facebook compró a WhatsApp. Tal como señalaba por entonces la publicación Forbes, la firma californiana pagó por la app de mensajería una cifra superior al producto bruto interno de Islandia. ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a Zuckerberg a realizar semejante desembolso? ¿Qué encantos vislumbró en aquel software, por entonces pujante, aunque lejos de ser un superpoderoso del negocio móvil?

La clave reside en el mencionado ámbito: el negocio móvil. “WhatsApp nos va a permitir llegar a más gente”, dijo en 2014 el CEO de la compañía que ahora conocemos como Meta. Un año antes, Facebook había intentado, sin éxito, comprar a Snapchat, que en aquel entonces traccionaba con fuerza entre el público joven. En cualquier caso, la intención del conglomerado era pisar con fuerza en los smartphones. Una intentona que, desde el terreno de hardware, había tropezado cuando en 2013 lanzó su propio teléfono junto al fabricante HTC.   

Amén de aquel fracaso, el paso fue relevante. Facebook compró a WhatsApp y a Instagram, consolidándose como el amo y señor de las redes sociales. Si sumamos la cantidad de usuarios de sus tres principales servicios, la calculadora arroja un número impresionante: más de 7.400 millones. Con las salvedades evidentes —por ejemplo, que muchas personas usan las tres plataformas— esa cifra casi empata a la cantidad de habitantes en el mundo.

Facebook, WhatsApp y el caballo de Troya de Mark Zuckerberg

Facebook compró a WhatsApp
Facebook compró a WhatsApp, sedujo a sus fundadores y luego los “expulsó”. (Crédito: Unsplash/Alexander Shatov)

Odisea, el texto clásico del poeta griego Homero, explica del siguiente modo de qué se trata el artilugio conocido como “caballo de Troya”, que el CEO de Meta ha imitado, a su modo, cuando Facebook compró a WhatsApp. “Ulises concibió el plan de construir un caballo de madera y dejarlo en la playa como una ofrenda. Pero el caballo estaba hueco y lleno de soldados griegos que, por la noche, salieron de su escondite, abrieron las puertas de la ciudad e iniciaron su destrucción”.

Facebook no destruyó a WhatsApp, aunque, con la adquisición, la revolucionó desde dentro. La dupla que fundóla app de mensajería, Brian Acton y Jan Koum, ya no forman parte de la empresa ni del proyecto. El primero, se ha convertido en uno de los principales detractores de Zuckerberg tras su salida. “Ellos quisieron hacer cosas que yo no quería”, dijo en una ocasión. También fue célebre su tuit en el que instó a eliminar Facebook. Kuom, por su parte, se unió a la junta directiva de la firma tras la operación de 2014, pero también dio el portazo, años más tarde. Las crónicas de la época mencionaron las tensiones con Zuckerberg, imposibles de barrer bajo la alfombra.

No fue el único caballo de Troya de “Zuck”, que también se coló en Instagram con sus millones, cobijo a los fundadores de esa aplicación en primera instancia, y finalmente los empujó al exterior. Kevin Systrom y Mike Krieger también se marcharon molestos con las decisiones de Facebook, tras haber aceptado sus millones.

“¿Qué pasa cuando creas algo increíble y luego lo vendes a alguien con planes muy diferentes?”, dijo Acton en una entrevista de 2019 con Forbes. “Vendí la privacidad de mis usuarios a un beneficio mayor. Hice una elección (…) y lidio con eso cada día”, agregó. ¿A qué se refiere el emprendedor? Amén de los escándalos que tuvieron protagonista a Facebook por la gestión de los datos, el disgusto de los fundadores de WhatsApp se relaciona a los planes de monetización de la aplicación. Sin embargo, a pesar de las muchas amenazas, los usuarios de WhatsApp no pagan por usarlo y tampoco se topan con anuncios en la pantalla.  

Facebook compró WhatsApp hace una década y puso su sello

El CEO de WhatsApp reveló planes para incluir anuncios en la app de mensajería. (Crédito: Unsplash/AARN GIRI) 

La app de mensajería apareció en escena en 2009. Desde sus orígenes, los fundadores de la aplicación manifestaron su odio visceral hacia los modelos de negocio basados en anuncios. Por entonces, WhastApp se sustentaba con suscripciones de 1 dólar, solo en mercados seleccionados. Por eso, es fácil comprender la incomodidad de Acton frente a los intentos de Facebook de incluir publicidad en la herramienta.  

No obstante, a pesar de que Facebook compró a WhatsApp hace una década, no se paga por usar la aplicación regular y tampoco aparecen anuncios entre los chats. Es cierto que en estos diez años se oyeron numerosos rumores al respecto, e incluso planes oficiales. Pero nunca se han implementado. ¿Llegarán, en algún momento, tiempos en los que las aplicaciones se bifurcan en de pago y gratuitas?

Lo cierto es que en estos 10 años WhatsApp añadió numerosos encantos. Uno de los más relevantes —en especial para una compañía que ha sido apuntada por sus prácticas de privacidad— es el cifrado de extremo a extremo, que se incluyó en el 2016. La aplicación también sumó llamadas y videollamadas; y se lanzó a más plataformas con el lanzamiento de las versiones para computadoras. También llegó a más entornos, cuando en el 2017 inició el despliegue de WhatsApp Business, con la mira puesta en los negocios.

Entre los cambios recientes más destacados, aparecen los Estados —copia de las Historias de Instagram—; la posibilidad de utilizar una misma cuenta desde múltiples dispositivos; y los espacios alternativos a las conversaciones, los Canales y las Comunidades. Desde la propia Meta, recientemente confirmaron que pronto se podrá enviar mensajes a otras apps del rubro, entre ellas Telegram. Eso es un verdadero bombazo.

¿Qué ocurrirá con los anuncios en WhatsApp?

¿Cuándo llegarían la publicidad a WhatsApp? (Crédito: Pixabay)

Mucha agua ha corrido bajo el puente. Facebook amagó muchas veces con incluir publicidad en la app de mensajería, un paso que podría confirmarse más pronto que tarde. Recientemente, el CEO de WhatsApp, Will Cathcart, reconoció que no descartan el plan. En diálogo con la publicación TechCrunch, comentó que el cambio se aplicaría en la sección de Estados. Es decir, no habrá anuncios entremezclados en los chats.

El ejecutivo deslizó que la publicidad también aparecería en los Canales, ámbitos de comunicación unidireccional que se enfocan en temáticas e intereses específicos. Al respecto, Cathcart señaló que los usuarios también podrán monetizar en esos espacios, con opciones para generar suscripciones. Desde Meta no informaron una fecha de implementación para este cambio, que sin dudas será uno de los más relevantes desde que Facebook compró a WhatsApp, un día como hoy, hace 10 años.

Tal como señalamos, esa movida no sorprendería totalmente en el actual negocio de las aplicaciones móviles y las redes sociales. En este punto, huelga recordar que numerosas plataformas —Snapchat, Twitter, Facebook y Netflix, entre otras; cada una a su modo— ahora ofrecen versiones pagas libres de anuncios y con beneficios exclusivos. Por otra parte, los que se quedan en la variante gratuita también “pagan”: no con dinero, sino con la visualización de publicidad.

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