El anuncio del regreso de Sam Altman como CEO de OpenAI está lejos de despejar las dudas sobre la crisis dentro de la organización. De hecho, el drama recién parece estar comenzando. Lo verdaderamente curioso es que, incluso tras la restitución del director ejecutivo despedido el viernes pasado, las circunstancias que llevaron a su expulsión todavía no están claras.

Mucho se ha hablado en los últimos cinco días sobre los motivos que empujaron a la junta directiva de OpenAI a tomar tan drástica decisión. Sin embargo, nada de lo que se ha dicho es definitivo.

Si analizamos toda la información que ha surgido hasta el momento, podemos identificar algunas hipótesis claras. Aunque ojo, es probable que ninguna pinte una imagen completa de por qué Sam Altman fue destituido. Las analizamos a continuación.

La versión oficial de OpenAI sobre el despido de Sam Altman

Logo de OpenAI, creadores de ChatGPT y GPT-4 Turbo

Cuando OpenAI anunció la salida inmediata de Sam Altman del rol de CEO, lo hizo con duros términos en su contra. La junta directiva lo acusó de no ser sincero en sus comunicaciones, entorpeciendo el normal ejercicio de sus responsabilidades. Bajo estos conceptos, la organización concluyó que ya no confiaba en las capacidades del susodicho para continuar en la dirección del laboratorio de inteligencia artificial.

En sí mismo, esto no es una hipótesis, sino la justificación que utilizó la mesa de directivos de OpenAI para despedir a Sam Altman. Sin embargo, el tono del comunicado y la falta de precisiones sobre el supuesto mal accionar del empresario dejaron entrever que la trama era más profunda y compleja de lo que se podía llegar a pensar.

De hecho, el párrafo final del anuncio de OpenAI entregó la primera pista real hacia una de las hipótesis más fuertes sobre el despido de Sam Altman. Allí se indicaba lo siguiente:

"OpenAI se fundó como una organización sin fines de lucro en 2015 con la misión principal de garantizar que la inteligencia artificial general beneficie a toda la humanidad. En 2019, OpenAI se reestructuró para garantizar que la empresa pudiera recaudar capital para lograr esta misión, preservando al mismo tiempo la misión, la gobernanza y la supervisión de la organización sin fines de lucro. La mayoría de la junta es independiente y los directores independientes no poseen acciones en OpenAI. Si bien la empresa ha experimentado un crecimiento espectacular, sigue siendo responsabilidad fundamental de la junta directiva promover la misión de OpenAI y preservar los principios de su Carta".

Y así se abre la puerta hacia uno de los posibles motivos del despido de Sam Altman: un conflicto filosófico causado por el brutal crecimiento de la subsidiaria de OpenAI con fines de lucro.

Un dilema filosófico y la injerencia del altruismo efectivo

Satya Nadella junto a Sam Altman

Vale recordar que OpenAI está dividida en dos partes. Por un lado se encuentra OpenAI Incorporated, una organización sin fines de lucro que rige los destinos del laboratorio de inteligencia artificial homónimo. Por el otro está OpenAI Global LLC —antes OpenAI LP—, la subsidiaria con fines de lucro que se creó en 2019 para obtener financiamiento por parte de grandes inversores. Esta última se fundó bajo un esquema de empresa de "beneficios limitados".

Así explicaba la startup de Sam Altman su modelo de negocios:

"La idea fundamental de OpenAI LP es que los inversores y los empleados obtengan un rendimiento limitado si tenemos éxito en nuestra misión, lo cual nos permite recaudar capital de inversión y atraer empleados con capital similar al de una startup. Pero cualquier retorno que supere esa cantidad [...] es propiedad de la entidad sin fines de lucro original de OpenAI".

Microsoft no tardó en poner sus ojos encima de OpenAI, primero con una inversión de 1.000 millones de dólares. Esto provocó algunos resquemores dentro de la compañía e incluso llevó a la salida de Dario Amorei, su vicepresidente de Investigación, quien luego fundó Anthropic. Pero la relación con los de Redmond se profundizó cuando a comienzos de este año decidieron invertir otros $10.000 millones. Así, los de Satya Nadella asumieron el control del 49 % de la subsidiaria con fines de lucro de OpenAI.

Hasta aquí, nada demasiado desconocido. Sin embargo, la injerencia de Microsoft, el ritmo arrollador en el lanzamiento de nuevas herramientas de IA —ChatGPT, GPT-4, DALL-E 3, etc.— y algunos de los anuncios realizados en el DevDay de OpenAI habrían sido parte desencadenante del despido de Sam Altman. Y aquí es donde el famoso conflicto filosófico entra en escena.

Ilya Sutskever, jefe científico de la startup, se habría enfadado por el perfil más comercial que Altman le estaba dando a los productos y servicios de OpenAI. El experto consideraba que el veloz desarrollo de modelos de inteligencia artificial cada vez más potentes podría traer consecuencias apocalípticas. Una postura que tanto el CEO de la startup como su equipo de liderazgo han considerado por demás alarmista.

Esta semana, Bloomberg reportó que Sutskever había conformado un nuevo equipo en OpenAI con el fin de estudiar sistemas de "súper inteligencia" y su impacto en el futuro. No obstante, se habría topado recientemente con que Sam Altman estaba tratando de recortar su poder e influencia dentro de la compañía. Así, el científico habría recurrido a la junta directiva —con la excepción de Altman y Greg Brockman, lógicamente— para forzar la salida del CEO.

El punto clave de esta historia es que tanto Sutskever, como Helen Toner y Tasha McCauley, dos de las integrantes de la mesa, están vinculados al movimiento del altruismo efectivo. El mismo pregona "utilizar la evidencia y la razón para descubrir cómo beneficiar a los demás tanto como sea posible y tomar medidas sobre esa base". Y el rumbo de OpenAI hacia fines más comerciales parecía ir en contra de esa filosofía, muy enraizada en el brazo sin fines de lucro de la organización.

De hecho, The New York Times reporta que, tras el despido de Sam Altman, el equipo de liderazgo de OpenAI confrontó a la junta directiva en una videollamada. Jason Kwon, jefe de estrategia de la startup, habría manifestado que la expulsión del CEO ponía en peligro el futuro de la compañía. Sin embargo, Toner habría respondido que la misión de OpenAI era desarrollar una IA que beneficiara a toda la humanidad y que, si ello requería que la empresa fuera destruida, sería "consistente con su misión".

Dicho en términos simples, la junta directiva de OpenAI habría estado dispuesta a fulminar su subsidiaria con fines de lucro para cumplir sus objetivos altruistas.

El conflicto entre Sam Altman y Helen Toner

Helen Toner, exintegrante de la junta directiva de OpenAI

La otra hipótesis del despido de Sam Altman se relaciona con un conflicto con Helen Toner, una de las integrantes de la junta directiva de OpenAI. Según reporta el NYT, el CEO de la startup tuvo una fuerte discusión con la susodicha, quien se desempeña como directora de estrategia del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown.

El motivo de la disputa habría sido el descontento de Altman por un artículo de investigación coescrito por Toner. El mismo habría sido visto como una crítica a los métodos implementados por OpenAI para la seguridad en el desarrollo de sus modelos de IA. Pero no solo eso, puesto que el mismo paper habría halagado el trabajo de Anthropic en esa materia.

De acuerdo con Sam Altman, si las críticas contra OpenAI provenían desde dentro mismo de su junta directiva, los problemas no tardarían en aparecer. En especial, considerando la creciente presión de los reguladores de Estados Unidos ante las denuncias por el robo de datos para entrenar GPT-4. Helen Toner habría defendido su postura, sosteniendo que era simplemente un punto de vista expresado en un documento académico.

La tensión entre ambos continuó escalando, al punto tal de que Altman habría tanteado el terreno para expulsar a Toner de la mesa de directivos. Sin embargo, pocos días más tarde fue él mismo quien se vio fuera de la compañía.

Ahora que el regreso de Sam Altman como CEO es oficial, Helen Toner ya no aparece como miembro de la junta. El único superviviente ha sido Adam D'Angelo, CEO de Quora. De todos modos, tras anunciarse el regreso del empresario a OpenAI, la experta de Georgetown optó por no quedarse en silencio. "Y ahora todos podremos irnos a dormir", publicó en X (Twitter), en referencia a las largas horas de negociación de los últimos días.

https://twitter.com/hlntnr/status/1727207796456751615

¿Un único motivo?

Analizando la justificación de OpenAI y las hipótesis más importantes, es lógico pensar que no hubo un solo motivo tras el despido de Sam Altman. Queda claro que existe una lucha encarnizada por el poder dentro de la organización, pero alimentada por una combinación de varios factores: filosóficos, comerciales, directivos y hasta intereses personales.

Habrá que ver cómo continúa la historia de aquí en adelante. Durante la negociación por el regreso de Altman, se acordó la realización de una investigación a fondo para conocer qué motivó todo este culebrón. Así que, como ya adelantamos en Hipertextual, el drama en OpenAI recién está comenzando.