En 1972, el ser humano pisó por última vez (de momento) la Luna tras el alunizaje del Apolo 17. A bordo viajaban el piloto del módulo de mando, Ronald Evans, el comandante Eugene Cernan y el piloto del módulo lunar, Harrison Schmitt. Los dos últimos fueron quienes, durante su última caminata, recolectaron 66 kilos de muestras lunares para su análisis en la Tierra. Y ha sido una pequeña parte de aquellas muestras la que medio siglo después se ha utilizado para demostrar que la edad de la Luna es mucho mayor de lo que pensábamos hasta ahora.

Aquellas muestras de material lunar, del mismo modo que las recolectadas por el resto de las misiones Apolo, se han mantenido a buen recaudo en las instalaciones de la NASA para su investigación. Solo hubo una pequeña proporción que se destinó a los regalos conmemorativos dirigidos a los gobiernos de países de todo el mundo. Y también unas muestras que fueron sacadas de su confinamiento estéril por parte de dos estudiantes que querían saber lo que se sentía al tener relaciones sexuales “en la Luna”.

Dejando a un lado esta extravagancia tan curiosa, es cierto que el análisis de las muestras de la Luna ha sido usado por decenas de científicos en estos años para conocer un poco mejor nuestro satélite. Y los últimos en hacer uno de esos análisis son los autores del estudio que se acaba de publicar ahora en Geochemical Perspectives Letters. En él, se utilizan técnicas muy innovadoras para calcular la edad de la Luna. Es interesante, pues el dato que han obtenido es la edad mínima. Puede ser mucho mayor y, aun así, está 40 millones de años por encima de lo que se creía hasta el momento.

Lo que sabíamos sobre la edad de la Luna

Hace más de 4.000 millones, un planeta Tierra todavía en pañales recibió el brusco impacto de un objeto del tamaño de Marte. 

Millones de escombros de todos los tamaños salieron despedidos violentamente y uno de ellos, influenciado por la atracción gravitatoria de su lesionado origen, consiguió colocarse en órbita a su alrededor, formando el que a día de hoy sigue siendo su único satélite. Así fue como nació la Luna.

Durante años se ha estudiado cómo y cuándo pudo ocurrir este nacimiento. El cómo, como vemos, está bastante claro. Pero sigue habiendo dudas con respecto al cuándo. Había cálculos aproximados, aunque no se sabía con seguridad. Ahora, gracias a esta nueva investigación, tenemos un nuevo dato sobre la edad de la Luna que la coloca como un satélite bastante más longevo de lo que pensábamos al principio.

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La Luna es al menos 40 millones de años más antigua de lo que creíamos.

Una técnica muy novedosa

Para realizar este cálculo, los autores del estudio han usado una técnica muy novedosa, llamada tomografía de sonda atómica

Esta requiere un procesamiento inicial de la muestra, que se afila, como cuando se le saca punta a un lápiz. Así, los cristales quedan listos para someterlos a unos láseres ultravioleta, que evaporan los átomos de la superficie de esa punta. A continuación, los átomos viajan a través de un espectrómetro de masas, capaz de analizar muestras vaporizadas y determinar la velocidad a la que se mueven sus átomos. Esa velocidad da información sobre su masa, que a su vez puede dar información sobre la desintegración radiactiva a la que se han sometido. Lo explican en un comunicado los autores de la investigación. 

“Cuando un átomo tiene una configuración inestable de protones y neutrones en su núcleo, sufre desintegración, desprende algunos de estos protones y neutrones y se transforma en diferentes elementos”. Esto es muy útil, ya que se sabe cuánto tiempo tarda en producirse este fenómeno, de manera que la proporción de los diferentes átomos ya transformados nos puede decir la edad de la muestra. Si hay muchos sin transformar, es aún muy nueva, pero si ya se han transformado bastantes, es mucho más vieja. 

Ahora bien, hay algo importante que se debe tener en cuenta. Y es que, tras el impacto de aquel objeto del tamaño de Marte en la Tierra, el material de la superficie se fundió, dando lugar a un océano de magma. En ese océano, no podría sobrevivir ningún cristal. Los nuevos elementos que pudieron formarse se evaporarían y desaparecerían. Por lo tanto, los cristales analizados surgirían una vez que el material derretido se enfrió. Eso indica que la edad de la Luna que se ha calculado en este estudio es la edad mínima. Es decir, los años que hace que el océano de magma cristalizó. Pero el impacto sucedió antes y eso es algo que no podemos saber. Al menos no de momento.

De todos modos, ahora sabemos que hace al menos 4.700 millones de años que la Tierra tiene girando a su alrededor a su fiel compañera. ¿Quién sabe? Quizás, en un futuro, existan técnicas que nos permitan afinar la edad de la Luna todavía más. 

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