Michael Moisseeff es un consultor jubilado del Instituto Politécnico Nacional de Toulouse, en Francia, quien actualmente trabaja como escultor de aromas. Esto quiere decir que es capaz de fabricar el perfume de objetos y lugares sin necesidad de incluir sustancias presentes en ellos. Por eso, cuando le ofrecieron reproducir a qué huele la Luna para una exposición, no tuvo dudas.

Para fabricar el perfume se ha basado en los testimonios de las pocas personas que han pisado nuestro satélite. Todos ellos salieron al exterior de las naves Apolo ataviados con escafandras que les impedían captar ningún olor. Sin embargo, cuando volvían al interior, por mucho que intentasen cepillar sus trajes, siempre quedaba algo del pegajoso polvo lunar adherido a ellos. 

Y lo más curioso es que, cuando les preguntaron a qué huele la Luna, todos dieron respuestas similares. Buzz Aldrin, por ejemplo, dijo que olía como a carbón quemado o chimenea. Charlie Duke, del Apolo 16, explicó que le recordaba al aroma de la pólvora. Y Gene Cernan, del Apolo 17, señaló que, para él, era similar al olor que queda al disparar una carabina. Algo curioso es que este último se tomó también la libertad de probarlo y dijo que, para él, sabía bastante bien. Pero, dejando esto a un lado, todos coincidían en algo parecido para el olor y es en eso en lo que se ha basado Moisseeff.

¿A qué huele la Luna?

En un inicio, al comprobar que todos los astronautas evocaban el aroma de la pólvora al oler el polvo lunar, hubo bastante revuelo. ¿Podría ser que este polvo fuese explosivo?

Sin embargo, las muestras que se han analizado en la Tierra muestran que, en realidad, su composición no tiene nada que ver con la de la pólvora y tampoco puede considerarse explosiva. Pero entonces, ¿por qué todos contestaban lo mismo cuando les preguntaban a qué huele la Luna?

Hay bastantes dudas al respecto, aunque la mayoría de expertos creen que, más que el olor de la Luna, debe ser el resultado de la reacción que se produce al introducir el polvo en el ambiente oxigenado del módulo lunar en el que se refugiaban los astronautas. De hecho, las muestras que han llegado a la Tierra no huelen a nada, por lo que es una hipótesis probable. Aun así, para Moisseeff, el perfume debe tener ese fondo de pólvora del que hablaron los primeros caminantes lunares.

perfumes
Omkar Jadhav

Un trabajo muy interesante

El perfume estará expuesto en Space City, una exposición que se instalará en el Museo de Toulouse. Pero este no es el único trabajo interesante del escultor de aromas.

Por ejemplo, suele trabajar para las empresas vitivinícolas, ya que fabrica aromas que sirven para que sus trabajadores ensayen. Reproduce el olor de distintas variedades de uva, así como suelos, minerales y las notas vegetales y florales que pueden detectarse en el vino.
También ha reproducido el aroma de lugares tan recónditos como las selvas tropicales de las Islas Andamán, en el océano Índico.

Según ha explicado él mismo en Nature, utiliza un alambique para extraer sustancias mediante destilación, un evaporador rotativo para eliminar solventes, escalas de medición muy precisas para los productos químicos y un archivo de 3.000-4.000 olores de referencia. Con todo ello, puede esculpir casi cualquier olor. Está claro que era la persona idónea para mostrarnos a qué huele la Luna, aunque él nunca haya viajado hasta allí. Esa es parte de la magia de los perfumes.