En algún lugar de la Luna, alguien escribió en el suelo las letras TDC. Era una nota de amor. «Me tomé un momento para arrodillarme y con un solo dedo, rasqué las iniciales de Tracy», dijo en sus memorias Gene Cernan, comandante de la misión Apolo 17 de la NASA. Son las iniciales de su hija y fue lo último que hizo el último ser humano en caminar sobre la Luna. Cernan comentó alguna vez que esperaba que alguien en el futuro encontrara esas iniciales y se preguntara «¿Quién estuvo aquí?».

Las iniciales, que probablemente perduren hasta hoy, se escribieron en diciembre de 1972. Más de 50 años después, ninguna otra persona ha puesto un pie sobre nuestro satélite. Y fue algo que a Cernan le pesó hasta su muerte, en 2017. «Neil —Armstrong, el primer ser humano en pisar la Luna y que murió en 2012— y yo no vamos a ver a los próximos jóvenes estadounidenses que caminen sobre la luna. Y que Dios nos ayude si no son estadounidenses», declaró Cernan ante el Congreso en 2011, en un intento por presionar para que se reanudaran los viajes tripulados a la Luna.

El plan de regreso ya existe. La NASA está en los preparativos para que en 2025 viaje a la Luna una nueva tripulación. La misión se llama Artemis III y llevará a cuatro astronautas al polo sur lunar. Entre ellos, a la primera mujer y a la primera persona negra. ¿Pero por qué tardaron tanto?

Más que ciencia, política. «Estaríamos en la Luna ahora mismo si no fuera por el riesgo político», dijo en 2019 Jim Bridenstine, jefe de la NASA durante la presidencia de Donald Trump. «Francamente, ya estaríamos en Marte», declaró entonces a CBS.

Regreso a la Luna.
Credit: NASA.

La justificación para invertir en un regreso a la Luna

Una misión a la Luna implica una inversión de dinero multimillonaria. Y para desembolsar una partida como esta, se necesita una buena justificación que deje contentos a los políticos. Apolo, la primera misión tripulada a la Luna, le debe mucho a la Guerra Fría. El programa movilizó a más de 400 mil personas e implicó una inversión estimada en más 257 mil millones de dólares —considerando el ajuste por inflación luego de cinco décadas—.

«Todo lo que hagamos debe estar realmente vinculado a llegar a la Luna antes de que lo hagan los rusos», dijo el expresidente de EE. UU., John F. Kennedy, al entonces líder de la NASA, James Webb, en una acalorada discusión que tuvieron en la Casa Blanca el 21 de noviembre de 1962. De acuerdo con los registros del encuentro, A Webb le preocupaban los riesgos de la misión. Ni siquiera existía la tecnología necesaria para pensar en pisar la Luna. También temía que apurar la misión lunar afectara la vialidad a largo plazo de la NASA como organización, que para entonces tenía apenas cuatro años de fundada.

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El alunizaje debería «ser, junto con la defensa, la máxima prioridad del gobierno de EE. UU.. De lo contrario, no deberíamos gastar tanto dinero, porque el espacio no me interesa tanto», insistió el mandatario. Para 1962, ya los rusos había puesto en órbita la Vostok, la primera nave espacial con una persona a bordo. Apurados por esto, los fondos de la NASA llegaron a alcanzar un máximo del 4% de todo el presupuesto federal del Gobierno en 1965, de acuerdo con lo que dijo Walter Cunningham, astronauta del Apolo 7, ante el Congreso en 2015.

Los estadounidenses, finalmente, lo lograron en 1969. Pero llegar primeros le pasó una factura muy cara a la NASA. «El impacto de Apolo en el programa espacial ha sido en general negativo», dice John M. Logsdon, politólogo y veterano especialista en política espacial de la Universidad George Washington, en John F. Kennedy and the Race to the Moon. La NASA, dice Logsdon en el libro publicado en 2010, entró en una «crisis de identidad de cuatro décadas», porque el viaje a la luna la convirtió en lo que había temido Webb: «Una agencia de un solo programa».

NASA astronauta en la Luna.

El inicio de una nueva carrera de regreso a la Luna

Alcanzado el gran hito, el interés político decayó. Después de que el Apolo 17 regresó a la tierra en 1972, hubo planes para un Apolo 18, 19 y 20, pero las tres misiones se cancelaron por falta de financiamiento. El presupuesto de la NASA se ha movido entre el 0,4% y el 1% de todo el gasto del gobierno desde la década de 1970, según un informe de Planetary Society.

Bridenstine, el ex jefe de la NASA, contó que hubo otros intentos para regresar a la Luna entre 1990 y principios de los 2000. «En cada caso, el programa fue demasiado largo. Tomó demasiado tiempo y demasiado dinero». La agencia espacial habría gasto cerca de 20 mil millones de dólares en proyectos que finalmente fueron cancelados, de acuerdo con un informe presentado en el Congreso en 2012. En la entrevista con la CBS en 2019, explicó que para eliminar «el riesgo político» tenían esta vez que hacerlo rápido. Por eso, aseguró, se habían propuesto un plan para volver a la superficie lunar en menos de cinco años.

Y nada mejor para acelerar los planes, que otra competencia entre potencias. China se convirtió en el segundo país del mundo en plantar su bandera en la Luna en 2020, gracias a una nave no tripulada, con la que además recolecto muestras de rocas lunares. Desde entonces, se ha movido rápido. Un año después, puso en órbita el primer módulo de su estación espacial Tiangong. El gigante asiático ya ha lanzado cinco misiones tripuladas a su estación.

China ya anunció este año que espera pisar la Luna antes de 2030. Quieren llegar al polo sur de la Luna, donde se cree que puede haber agua congelada. Los científicos han explicado que puede ser una fuente de hidrógeno y oxígeno que podría usarse para, por ejemplo, fabricar combustible para cohetes e impulsar viajes a Marte. En todos estos años, también se han estudiado la presencia de hierro, silicio, magnesio y otros minerales en el suelo lunar.

El actual administrador de la NASA, Bill Nelson, reconoció que están en una nueva carrera. «Queremos impedir que China llegue y diga que el agua es suya», dijo el funcionario en una entrevista en mayo de este año.

Traje espacial que se usará en el regreso a la Luna.
Presentación del traje espacial que se usará en el regreso a la Luna. Credit: NASA.

Los retos financieros de Artemis

Un informe de 2021 de la NASA estimó que el programa para el regreso a la Luna costaría cerca de 93 mil millones de dólares. Es una inversión impresionante, pero mucho menos costosa que la que demandó Apolo. «Estos 50 años de avance tecnológico han cambiado por completo las reglas del juego», sostiene Jack Burns, profesor de Ciencias Astrofísicas y Planetarias de la Universidad de Colorado Boulder.

Pero, no por esto, el dinero ha dejado de ser un problema. Una auditoría de la Oficina del Inspector General de la NASA determinó que el desarrollo del cohete SLS ha sobrepasado el tiempo y la inversión planificada. Este cohete ya fue puesto a prueba y será el que impulse el viaje tripulado de Artemis. Los trabajos sobre el cohete acumulan más de seis años de retrasos y ya han costado unos 6.000 millones de dólares más de lo planeado, asegura el reporte.

El proyecto, sin embargo, cuenta con el apoyo de los legisladores estadounidenses. Los Comités de Asignaciones del Senado y la Cámara de Representantes propusieron en julio pasado que la NASA reciba unos 25.000 millones de dólares en financiamiento durante el año fiscal 2024. El Congreso pidió en ese momento aumentar la partida presupuestaria al programa Artemis y sus pilares de transporte, el cohete SLS y la cápsula de tripulación Orion.

Si todo transcurre conforme a lo planeado, el regreso de la humanidad a la Luna sería en diciembre 2025. Artemis «representa a miles de personas que trabajan incansablemente para llevarnos a las estrellas. Esta es su tripulación, esta es nuestra tripulación, esta es la tripulación de la humanidad», dijo la NASA al presentar a las cuatro personas que viajarán al satélite por primera vez luego de 50 años.

Entre todas las cosas que Cernan contó sobre su viaje a la Luna, habló sobre el silencio. Recordó, específicamente, el momento en que se apagó el módulo de aterrizaje lunar. «Ahí es donde se experimenta el momento más tranquilo que un ser humano puede experimentar en su vida», dijo Cernan en 2007. «No hay vibración. No hay ruido. El suelo deja de hablar. Tu compañero está como hipnotizado. No puede decir nada».

Existe un video de la última caminata que hizo Cernan y su compañero de tripulación Harrison H. Schmitt, sobre la Luna. Se les ve, divertidos, cantando una versión de The Fountain in the Park, una tema de Ed Haley. «Estaba, un día, paseando por la Luna un diciembre…». Antes de partir de vuelta a la Tierra, en su despedida, Cernan dijo: «Nos vamos como vinimos y, si Dios quiere, regresaremos, con paz y esperanza para toda la humanidad».

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