Se habla mucho de las consecuencias de las altas temperaturas a nivel físico. Por ejemplo, en estos días se lanzan muchas recomendaciones para evitar los efectos del golpe de calor. Pero no se tienen en cuenta las consecuencias para la salud mental, a pesar de que son enormes. La depresión, la ansiedad e incluso la irascibilidad aumentan a medida que sube el mercurio de los termómetros. No se puede culpar solo al calor, desde luego, pero es un factor importante que a menudo no tenemos en cuenta.

Esto ocurre como una especie de efecto dominó, en el que la primera pieza en caer es, a menudo, la dificultad para dormir en las noches tropicales que nos dejan las olas de calor. De ahí se genera una irritabilidad y un cansancio que aumentan con el calor a lo largo del día, dificultando la posibilidad de salir a socializar y haciendo que nos sintamos aún peor.

Los psicólogos lo ven cada verano en sus consultas, y especialmente ahora con las olas de calor que nos están azotando sin descanso. También se han publicado multitud de estudios al respecto. Pero, aun así, seguimos sin darle a la salud mental la importancia que merece en momentos como estos. 

La relación entre el calor y la pérdida de salud mental está muy clara

En 2021 se publicó una revisión bibliográfica en la que se analizaban cientos de estudios sobre la relación entre calor y salud mental. Así, se vio que el aumento de solo 1ºC genera un incremento significativo de los casos de morbilidad y mortalidad asociados a la salud mental. La mortalidad se debe mayoritariamente al consumo de drogas, pues a menudo se intenta paliar el malestar emocional con ese tipo de sustancias.

Todos estos efectos son especialmente graves en personas con trastornos previos asociados a la salud mental, así como en adultos mayores de 65 años.

Por otro lado, en 2023 un equipo de investigadores chinos realizó un estudio para buscar la relación entre la ocurrencia de olas de calor y los resultados de encuestas dirigidas a evaluar la salud mental de la población. Observaron que, con cada evento de ola de calor adicional, las puntuaciones de salud mental disminuyeron en un promedio de 0,027 puntos, lo que equivale al 0,3 % del nivel promedio. Esto era aún más intenso en individuos con baja educación, sin seguro médico y que viven en poblaciones rurales.

Por otro lado, en Mayo Clinic citan un estudio realizado a  2 millones de personas, en el que se encontró un aumento en la tasa de visitas o la incidencia de personas que van al departamento de emergencias con problemas psiquiátricos y de salud mental durante los períodos de alto calor.

Está claro que no es casualidad. El calor afecta a la salud mental, ¿pero cómo lo hace? Llega el momento de hablar del efecto dominó. 

Estrés y miedo al cambio climático

Todo este calor es una clara consecuencia del cambio climático, aunque aún haya personas que intentan negarlo. 

Ver lo que puede pasar, de una forma tan tangible, está generando en muchas personas lo que se conoce coloquialmente como ansiedad. Y eso, como es lógico, también empeora condiciones previas de salud mental. De hecho, es algo a lo que ya ha hecho referencia la Asociación Americana de Psicología, al sugerir que las personas están bajo un mayor estrés por la desesperanza del cambio climático y lo poco que hacen los gobiernos al respecto. 

El problema de no dormir

En 2019, dos investigadores estadounidenses publicaron un estudio en el que se analizaban los factores por los que el calor parece afectar a la salud mental. Si bien se encontraron varios, uno de los principales desencadenantes resultó ser la falta de sueño.

Todos hemos observado durante estos periodos de olas de calor lo difícil que es dormir con unas temperaturas tan altas. Si es algo puntual, no hay problema. Sin embargo, si se alarga en el tiempo, puede tener unas consecuencias muy claras para la salud mental, según explica a Hipertextual José Benito Chamorro, residente de psicología clínica en un hospital madrileño.

De hecho, el especialista lo describe como un "efecto bola de nieve”. “Si no duermo, me despierto más irritable, tengo menos ganas de hacer cosas porque no he descansado y menos tiempo, porque a lo mejor me echo siestas más duraderas cuando no debería”, comienza. “Esto me causa aún más ansiedad, porque no rindo igual habiendo dormido menos, con más despertares intermitentes, y también afecta a la depresión”.

Con respecto a esta última, los psicólogos a menudo recurren en sus tratamientos a lo que se conoce como activación conductual. Esto consiste en pautar actividades poco a poco, para mejorar el estado de ánimo. A menudo esas actividades conllevan salir al aire libre, como para hacer ejercicio o realizar paseos. Y eso, con el calor, se complica mucho. Además, con algunos trastornos, Benito Chamorro explica que puede incluso servir como excusa. “Si me da ansiedad salir de casa, aprovecho el calor como excusa”.

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Si no socializamos por el calor, entramos en un círculo vicioso que empeora la salud mental. Foto por Duri from Mocup en Unsplash

La salud mental sufre si no socializamos

Benito Chamorro señala también a las condiciones económicas como cofactor al calor a la hora de empeorar la salud mental. Y es que no es lo mismo tener dinero para pasar las olas de calor de vacaciones en la playa que tener que seguir en casa, exactamente con la misma rutina.

Por otro lado, el calor también nos impide socializar de otras formas. De hecho, es otra de esas piezas de dominó que van cayendo tras el insomnio. “No duermo, estoy más irritable, tengo más apatía y mayor anhedonia, que es la falta de placer social o personal”, señala el psicólogo. “Como resultado, me aíslo más, porque me quiero quedar en casa para descansar”. Básicamente, el calor disminuye aún más las ganas de prepararnos para salir o de socializar.  “Imagínate que mi depresión me dice que no me apetece salir a tomar algo porque no me siento capaz de arreglarme para salir y no voy a salir en malas condiciones para que me pregunten cómo estoy”. Esto conduce aún más a un aislamiento progresivo. Y ese aislamiento empeora todavía más la situación. Es un círculo vicioso.

Más comportamientos violentos por el calor

El calor no afecta a la salud mental solamente en lo concerniente a la depresión y la ansiedad. También puede agudizar comportamientos violentos cuando hay cierta predisposición a los mismos.

De hecho, hay estudios que demuestran que los delitos contra las personas, como agresiones sexuales o asesinatos, son más comunes en verano, mientras que en invierno son más habituales los atracos, robos y otros casos con una naturaleza mucho más material.

Esto, a nivel de salud mental, podría relacionarse con fenómenos como los brotes psicóticos, según relata el psicólogo entrevistado por este medio. “Para un episodio psicótico, no hace falta que haya una historia genética fuerte, ni que haya habido historias anteriores o recaídas en la persona,  sino que se den las condiciones necesarias en el ambiente”. La temperatura no es la única condición, pero sí una de ellas. 

La salud mental es multifactorial

Una persona no va a desarrollar una depresión por una ola de calor, ni por las altas temperaturas en general. 

En general, este tipo de cuestiones relacionadas con la salud mental son multifactoriales, por lo que, alguien que se encuentra bien en ese sentido, no se verá tan afectado como otra persona que reúne más condiciones. “Los problemas de salud mental son tan complejos que necesitan un origen complejo y un tratamiento complejo”, explica Benito Chamorro.

De hecho, el verano cuenta con otros factores que no tienen nada que ver con las altas temperaturas. Por ejemplo, pasamos más tiempo en pareja, de modo que pueden surgir roces si esta no está lo suficientemente fuerte. La convivencia con los hijos también puede elevar el estrés. Incluso el consumo de alcohol, más elevado en estos periodos, puede empeorar síntomas depresivos o ansiosos. 

golpe de calor
Hacer ejercicio con calor puede ser complicado. Crédito: Sander Sammy (Unsplash)

¿Qué podemos hacer?

Ya hemos visto que el calor, aun no siendo el único factor, es uno de los que contribuyen a desencadenar más estrés, ansiedad o incluso síntomas depresivos.

Por lo tanto, para evitar que se coloque esta pieza del rompecabezas, tenemos que tomar las mismas medidas que para evitar otras consecuencias del calor. Mantener la casa ventilada, hidratarnos, utilizar aire acondicionado o ventiladores cuando sea necesario…

También nos cuenta Benito Chamorro que el ejercicio puede ayudar mucho a combatir estos efectos. Pero claro, en verano cuesta mucho más hacer deporte. Por eso, se pueden aprovechar las horas iniciales o finales del día para realizar ejercicios al aire libre o, por el contrario, optar por entornos climatizados.

No debemos dejar que el calor tome el timón de nuestra vida. Y también debemos entender qué es lo que nos pasa. Comprender que es el calor el que, a veces, está hablando por nosotros, puede ayudarnos a lidiar con estos problemas. La información es poder. Y la salud mental, por supuesto, no es una excepción. 

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