El F-14 Tomcat ha marcado una era de la aviación militar y se mantiene vigente en la cultura popular gracias a Top Gun y Top Gun: Maverick. Pero más allá de la ficción, el caza pudo haber disfrutado de una vida bastante más prolongada a las órdenes de la Armada estadounidense. En los noventa, un ambicioso programa pretendió modernizarlo en una nueva versión llamada F-14 Super Tomcat, pero quedó en la nada.
Con el correr de los años, mucho se ha hablado sobre el propuesto Super Tomcat y sus supuestas capacidades. De hecho, tanto se ha dicho que, en ciertos apartados, se ha vuelto bastante difícil discernir entre la realidad y la fantasía. Pero lo cierto es que el proyecto existió y pretendió establecer una cadena evolutiva que, al final del camino, entregaría una aeronave avanzada y revolucionaria.
El F-14 Super Tomcat pretendió ser uno de los eslabones de esa evolución, pero nunca fue más que una propuesta. El desarrollo del versátil y económico F/A-18 Super Hornet, puso punto final a cualquier intento de Grumman por mantener activa la línea de producción de su mítico caza con alas de geometría variable.
Los orígenes del F-14 Super Tomcat
Dick Cheney, por entonces Secretario de Defensa de Estados Unidos, anunció en 1989 que ya no se continuaría fabricando el F-14D Tomcat para la Armada. No obstante, los trabajos en la línea de producción de Grumman se extendieron hasta 1991, debido a la modernización de varias unidades del F-14A.
Justamente en 1991, Cheney también le bajó el pulgar al A-12 Avenger II. El mismo consistía de un avión de ataque con características furtivas que reemplazaría al A-6 Intruder, otro desarrollo de Grumman para la Armada. Así fue como la firma aeronáutica comenzó a estudiar la posibilidad de repensar al F-14 Tomcat y evolucionarlo en una aeronave que mantuviera mucho de lo ya conocido, pero que sumara nuevas capacidades para seguir siendo la punta de lanza de la aviación naval norteamericana.
Con la decisión de despedirse del A-6 Intruder, la Armada de Estados Unidos lanzó el programa AX. El mismo pretendía desarrollar una aeronave con capacidades aire-aire y aire-superficie, tanto ofensivas como defensivas. En Grumman vieron al F-14 Super Tomcat como la opción ideal para esa iniciativa.
En realidad, antes del Super Tomcat existiría otra versión del F-14 llamada Quick Strike. Según la hoja de ruta del fabricante, se basaría en el F-14D, la última variante producida del Tomcat original. Grumman lo definió como "el puente hacia el programa AX" y prometió dotarlo con modos de radar y misiles aire-superficie. De acuerdo con la compañía, mantendría todas las características de superioridad aérea ya conocidas, y sumaría capacidades de ataque similares a las del F-15 Eagle de la Fuerza Aérea.
Sería Quick Strike, entonces, un desarrollo intermedio entre el F-14 Tomcat y el propuesto Super Tomcat. De hecho, la intención de Grumman era nombrar a la nueva aeronave como Super Tomcat-21 o ST21, a la que caracterizó en su documentación como una "actualización evolutiva".
Las mejoras que llegarían con el Super Tomcat
Lo que Grumman pretendía con el Super Tomcat era aprovechar los desarrollos ya existentes del F-14D, así como los propuestos con la variante Quick Start, para cimentar su desarrollo. La compañía aseguraba que la aeronave estaría disponible a partir de mediados de la década de 1990, debido a que se podría fabricar aprovechando los fuselajes ya existentes del Tomcat. Además, mucha de la tecnología que se pretendía implementar ya estaba bastante madura para la época, lo cual ayudaría a reducir los tiempos.
El primer cambio notorio en el F-14 Super Tomcat sería la adopción de motores General Electric F110-GE-429. Se estima que los mismos generarían 29.000 libras fuerza de empuje cada uno con el sistema de postcombustión activado. Gracias a estos impulsores, la aeronave supuestamente contaría con capacidades de supercrucero. Es decir que podría volar a velocidades supersónicas sin necesidad de utilizar posquemadores. Una característica que, por ejemplo, hoy dice presente en el F-22 Raptor. También se rumorea que el caza podría haber incorporado un sistema de empuje vectorial, aunque esto nunca fue confirmado.
Otras novedades que llegarían con el F-14 Super Tomcat serían una mayor capacidad interna de combustible, como también la posibilidad de llevar tanques externos más grandes. Además, sería compatible con los misiles más avanzados de la época, incluyendo los AIM-120 AMRAAM. A esto se le sumarían nuevos pods de navegación y adquisición de blancos con visión nocturna, así como de imágenes térmicas.
En la cabina, en tanto, se implementaría electrónica de avanzada, una carlinga de cristal de una sola pieza para mejorar la visibilidad del piloto y su oficial de radar, un nuevo sistema HUD (Head-Up Display) con capacidad de mostrar imágenes térmicas, y un radar mejorado basado en el AN/APG-71 que ya se utilizaba en el F-14 Tomcat. De acuerdo con Grumman, el F-14 Super Tomcat era un avión de ataque de "bajo coste y bajo riesgo".
Solo una propuesta
Como dijimos anteriormente, el F-14 Super Tomcat nunca fue más que una propuesta. La aeronave no llegó a ser desarrollada, y los planes de Grumman quedaron en la nada. En 1993, el Congreso de Estados Unidos canceló el programa AX, lo cual aceleró el desarrollo y la adopción del F/A-18 Super Hornet. La aeronave de McDonnell Douglas, hoy producida por Boeing, voló por primera vez en 1995 y entró en servicio en la Armada estadounidense en 1999.
No existen dudas de que el F-14 Super Tomcat pudo tener el potencial para ser un caza polivalente de características bestiales. No obstante, los costes de su desarrollo eran mucho más elevados de lo que el Pentágono pretendía gastar, incluso utilizando como punto de partida una plataforma ya existente como el Tomcat.
Además del Super Tomcat, Grumman propuso una variante de ataque medio como paso previo a un hipotético ASF-14, que hubiera sido la evolución definitiva de su caza con alas de geometría variable. Este último hubiera formado parte del NATF (Navy Advanced Tactical Fighter, o Caza Táctico Avanzado de la Armada), el equivalente naval al programa de la Fuerza Aérea que derivó en la creación del F-22 Raptor, pero que nunca se concretó por motivos presupuestarios.
¿Fue su fracaso como aeronave de exportación lo que impidió que el F-14 Tomcat evolucionara en nuevas versiones? Es probable que haya sido uno de los factores, pero ciertamente no el único. El caza de Grumman fue un desarrollo costoso y que no logró atraer a los aliados de Estados Unidos, tanto por su precio como porque no se adaptaba a las necesidades operativas de otros países. Pese a ello, continuó en servicio hasta 2006, cuando la Armada estadounidense lo pasó a retiro. En la actualidad, se cree que Irán tiene unas pocas unidades en funcionamiento, aunque la intención sería reemplazarlos con los modernos Sukhoi Su-35 rusos.