Al estrenarse, Black Panther: Wakanda Forever demostró que era la producción más sobria de la cuarta fase de Marvel. Al mismo tiempo, que el homenaje a la memoria de Chadwick Boseman, llevaba a la franquicia cinematográfica a un nuevo lugar de madurez. Algo que pareció reafirmarse con las nominaciones que la película obtuvo para la futura entrega de los premios Óscar de la Academia.
Además de lograr el reconocimiento a la actuación de Angela Bassett como la reina Ramonda, también hubo distinciones en premios técnicos. Aunque pueda parecer poco importante, cada uno de ellos demuestra la evolución en el discurso de las películas de Marvel. En particular, tanto vestuario como maquillaje y peluquería, categorías de relevancia para un argumento marcadamente étnico. La producción de Coogler es una exploración a través de Wakanda como país, que pasó de ser un contexto utilitario al corazón de la premisa.
Mucho más cuando el guion de Black Panther: Wakanda Forever debió atravesar todo tipo de cambios después de la muerte de su figura principal. El fallecimiento de Chadwick Boseman se incluyó en la narración sin disimular su impacto, por lo que se le otorgó peso y un simbolismo particular. Lo que hizo que la película pasara de una secuela o un proyecto exitoso a un análisis inteligente de varios elementos distintos.
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Black Panther: Wakanda Forever, la transformación en medio de la tragedia
La continuación de la ya icónica Black Panther se hizo entonces todo un emblema de transformación y también un vehículo para el duelo. Entre ambas cosas, la obra de Coogler cobró una importancia trascendental en la irregular y muy criticada cuarta fase del Universo Cinematográfico de Marvel.
Enfocada a profundizar en tópicos más elaborados que la diversión y la acción, Coogler destacó un aspecto esencial en Black Panther: Wakanda Forever. Sus historias pueden madurar junto con su audiencia. Hacerse más minuciosas y bien construidas a medida que la generación que siguió durante una década a Marvel se hace más adulta.
Una disyuntiva complicada a la cual se enfrenta el estudio en la actualidad, en medio de la transición entre etapas. Con la anterior dejando a su paso una serie de decepciones de crítica y la siguiente siendo una incógnita, la saga está en terreno movedizo. Pero Black Panther: Wakanda Forever, con toda su solemnidad, puntualiza la capacidad de la franquicia para reinventarse.
Una película capaz de competir más allá del género de superhéroes
Un extremo que se extiende en todos los aspectos del largometraje. La estética, el tono, incluso los diálogos, expresan un tipo de profundidad inédita. Coogler logró que un rodaje que atravesó todo tipo de eventualidades resumiera el esfuerzo de un equipo talentoso. En varias ocasiones, el director y guionista explicó cómo el proceso de filmación permitió ahondar en sentimientos particularmente confusos. “Llegué a pensar en abandonar el cine, pero luego decidí que valía la pena continuar”, dijo en una entrevista a Vanity Fair.
El empeño conjunto y el objetivo de celebración a la identidad de Black Panther: Wakanda Forever se convirtió en prioridad. Algo que queda claro en cómo las diseñadoras Julia Koerner y la oscarizada Ruth Carter idearon un vestuario que abarca varias etapas de luto. También en que, además de ser funcional y atractivo, muestra la historia tanto de Wakanda como de Talocan.
El resultado es casi un estudio antropológico de las culturas ficticias. Desde ropas hasta joyas. Cada detalle en los atuendos reflexiona sobre un aspecto del misterio de ambas regiones. Algo que Carter ya había logrado en el 2019 para el reino africano. En el 2022, la propuesta es aún más compleja al incluir al territorio submarino de Namor.
Parte de ese peso sobre las costumbres, tradiciones y creencias de dos civilizaciones con paralelismos en común es motivo del triunfo de la trama de Black Panther: Wakanda Forever. No se trata únicamente de una recreación de la rivalidad de interés narrativo. El argumento profundiza en cómo lo social y lo histórico convergen en los conceptos sobre el poder. Uno, además, basado en una connotación acerca de lo moral novedosa.
Black Panther: Wakanda Forever atravesó escenarios mucho más sofisticados que cualquier otra película del género de superhéroes. Desde el duelo, colectivo e individual, hasta la búsqueda de redención. El guion de Coogler explica con cuidado el heroísmo desde el elemento sensible.
Más allá del vibranium, las armas de alta tecnología y el conflicto del universo expandido, Black Panther: Wakanda Forever tiene un objetivo. Demostrar que las figuras legendarias de Marvel se sostiene sobre su humanidad.
Black Panther: Wakanda Forever, grandes tópicos narrados de forma novedosa
La canción Lift Me Up, de Rihanna, escrita para el proyecto, está nominada al Óscar en la categoría de mejor tema musical del año. Con su letra melancólica, es un himno a la añoranza. Quizás, la forma más directa de comprender el peso que los sentimientos tienen en el relato. A pesar de que el Universo Cinematográfico de Marvel es conocido por su dimensión emocional, Black Panther: Wakanda Forever se concentra en particular en el extremo.
Shuri (Letitia Wright) es incapaz de superar la muerte de su hermano y la historia muestra su proceso en detalle. Por otro lado, Ramonda (Angela Bassett) debe sostener como puede un sistema político basado en el secreto que se encuentra amenazado.
Todo mientras el dolor de la pérdida las aplasta gradualmente. Incluso los personajes secundarios, como M’Baku (Winston Duke) y Okoye (Danai Gurira), expresan su sufrimiento con claridad.
Una lección para el Universo Cinematográfico de Marvel
La habilidad de la narración para analizar matices de sus personajes permite que todos sus arcos se complementen. Incluso que encuentren en su escena poscréditos un emblema de esperanza que los abarca a todos. Black Panther: Wakanda Forever, que nació del luto, es, por paradójico que parezca, una celebración a la vida. Al mismo tiempo, un trayecto catártico para los actores y el público.
Con muchas más aspiraciones temáticas y simbólicas que cualquier otra cinta de Marvel, la producción de Coogler demostró que el cine de superhéroes puede acrecentar sus ambiciones. Y hacerlo sin perder su esencia.
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Al final, la gran despedida a un querido actor se convirtió en un paso de importancia para la franquicia cinematográfica. La demostración de su inteligencia narrativa y, a la vez, de la forma en que puede construirse el futuro de su premisa en su totalidad. Una lección que, seguramente, será más clara y necesaria en la siguiente fase, todavía un interrogante.