Ant-Man y la Avispa: Quantumanía es un éxito de taquilla, pero lejos de lo que se espera del Universo Cinematográfico de Marvel. Puede parecer una contradicción, hasta que se analiza su importancia como inicio de la fase cinco. La película de Peyton Reed tenía el objetivo de aclarar conceptos fundamentales acerca del espacio-tiempo. Además de presentar —de nuevo— a un villano en particular complicado. Pero, sobre todo, contar un relato original y fresco que demostrara la capacidad de Marvel para reinventarse.

Lamentablemente, no lo consiguió. La crítica insistió en la repetición de una fórmula predecible. Además de un argumento cansado, donde nuevamente el héroe, al final, es el que vence al villano de turno. No hay elementos novedosos ni mucho menos sorprendentes. Marvel parece haber agotado su propio esquema.

Lo que se convierte en un problema que deben resolver con urgencia. Con proyectos importantes todavía por estrenar en 2023, Marvel necesita tomar medidas para recuperar todo lo que hizo tan apasionante a su universo cinematográfico. También, decisiones a varios niveles que le permitan volver a ser un recorrido coherente y atractivo de historias interconectadas. ¿Qué debería hacer el estudio a continuación? 

Ant-Man y la Avispa: Quantumania, las medidas de Marvel para revivir la franquicia / Universo Cinematográfico de Marvel

El Universo Cinematográfico de Marvel debería abandonar el éxito de taquilla genérico

Marvel puede ser mucho más que un vehículo de narraciones superficiales, lo que quedó demostrado con algunas de sus cintas más emblemáticas. La sobria Black Panther: Wakanda Forever plantea conceptos como la herencia histórica y el dolor gracias a Ryan Coogler. Taika Waititi brindó un humor despreocupado a las más recientes entregas de Thor, renovando también su premisa, sobre todo con Thor: Ragnarok. Ambas propuestas abandonan lugares comunes para explorar territorios menos habituales en este tipo de cintas.

El triunfo del Universo Cinematográfico de Marvel, hasta ahora, estuvo relacionado con ser un entretenimiento despreocupado con abundantes recursos técnicos. Pero, poco a poco, en especial a medida que se hizo más ambiciosa, el éxito de taquilla genérico se volvió insuficiente. La repetida versión del héroe que salva el día terminó siendo tediosa. No tanto porque carezca de atractivo, sino debido a que cada largometraje de la franquicia es, en esencia, lo mismo con un rostro distinto.

Marvel debe tomar medidas como la creación de guiones más profundos, con relatos que sean más que un anuncio de cosas que ocurrirán meses o años más adelante. A la vez, contar con directores con un punto de vista propio y un mensaje que dar a la audiencia. No solamente equipos creativos que se limiten a cumplir órdenes y añadir información en la cronología central.

Definir la fórmula que identifica la franquicia

Después de 31 películas, Marvel necesita tomar medidas para encontrar las características de su universo cinematográfico, más allá de su sentido del humor o su tono optimista. ¿Solo son un puñado de adaptaciones? ¿Intentará abarcar varios temas a través de sus conocidos arcos? Por curioso que parezca, Marvel sigue siendo un conjunto de historias de origen. Lo que hace imprescindible experimentar. El esquema del personaje que descubre sus poderes, que después pasa por una crisis existencial y finalmente se enfrenta —y vence— a un villano, se agotó.

Se trata de una de las consecuencias de una evolución desordenada, algo ante lo que Marvel debería tomar medidas. Su universo cinematográfico se hizo cada vez más grande, pero sin un verdadero plan central. El mismo Kevin Feige ha explicado, en más de una ocasión, que las adaptaciones live action de la editorial se hacen desde el ensayo y el error.

Gradualmente, se logró una fórmula efectiva: cintas basadas en el contexto de los grandes héroes de la casa, que terminaban por interconectarse en un único escenario. El estudio desechó experimentos en beneficio de un mundo expandido. En la fase uno y dos, el método dio buenos resultados gracias a la capacidad de las películas de narrar historias muy cercanas entre sí. Pero, a medida tuvo mayor número de personajes y situaciones, precisó un plan central más claro y eficiente.

Marvel debe tomar medidas para abandonar el mismo patrón y encontrar una forma ingeniosa de jugar con los elementos que maneja a partir de su versión editorial. 

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Marvel Studios

Recuperar las líneas interconectadas de un universo expandido

Algo que hizo célebre a Marvel fue su capacidad de entrelazar tramas en sus ya célebres fases. La cuarta rompió esa continuidad y la sustituyó por grandes dosis de contexto en forma de series y películas. Esta medida de Marvel implica que las producciones amplían el universo cinematográfico en varias direcciones distintas sin que haya evolución. Incluso, que los datos que aporta el nuevo contenido, en ocasiones, se contradicen entre sí. Ocurrió con Bruja Escarlata y Visión y la película Doctor Strange en el Multiverso de la Locura.

Wanda Maximoff se convirtió en la villana de la película de Sam Raimi, a pesar de su arco argumental en la serie de Disney+. Un error que jamás se cometió en las fases dos y tres, las cuales lograron unificar historias y circunstancias hasta llegar a una conclusión satisfactoria en Avengers: Endgame. Una proeza que solo fue posible porque cada línea de información cerró la mayoría de los cabos sueltos que hubo en las diferentes películas estrenadas.

Marvel perdió, por momentos, ese hilo conductor de sucesos. Las consecuencias del blip — un elemento temporal concreto de importancia crucial— varían, se ignoran o dejan de ser relevantes. Los argumentos no impulsan la acción hacia un tema o una trama específica. En vez de eso, profundizan en figuras que se descartarán, y la mayoría de las veces, son autoconclusivas. La saga necesita tomar medidas para reencontrar su forma de hilvanar un conjunto de producciones que, tarde o temprano, coincidirán entre sí.

Loki / Universo Cinematográfico de Marvel

Mejorar el contenido en streaming

La noticia de que Marvel tomará medidas y reducirá a dos las series estrenadas por año dentro de su universo cinematográfico parece ser la respuesta de la compañía a las acusaciones de saturación de contenido. En 2023 solo tendremos la segunda temporada de Loki y Secret Invasion en Disney+.

Se trata de una medida de Marvel que busca enmendar los errores de la cuarta fase, pero que no parece ser suficiente. Todavía hay al menos tres producciones futuras cuyo único objetivo es el de profundizar en figuras desconocidas. Lo que lleva al otro gran problema de la fase que acaba de culminar: el exceso de material que no conduce a ninguna parte y que termina por descartarse. 

Más allá de una curiosidad y un homenaje a un héroe clásico de la editorial, Caballero Luna no tiene mayor relevancia. Lo mismo podría decirse de Hawkeye, un vehículo de lucimiento de la figura de Kate Bishop, pero de quien no tenemos noticias a lo largo de 2023. Tampoco Ironheart, que tendrá su propia serie en 2024. ¿Aportan estas medidas de Marvel valor a sus producciones más relevantes en los próximos cinco años?

La compañía debe jerarquizar el orden y la estructura de sus contenidos. También, volver a la fórmula que aportaba solidez a su evolución. Un elemento que, por ahora, perdió.

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Marvel Studios

Prestar más atención a su extensa mitología debería ser otra de las medidas para arreglar el Universo Cinematográfico de Marvel

En el primer capítulo de Falcon y el Soldado de Invierno, Sam Wilson (Anthony Mackie) visitaba el museo dedicado a la memoria del Capitán América. En una de las paredes, podía verse una ampliación de una fotografía en la que Steve Rogers (Chris Evans) luchaba en plena calle. Para los fans más observadores, la imagen fue sorprendente. En Capitán América: el primer vengador, del 2011, una secuencia mostraba a un fotógrafo que captaba al héroe con su cámara. La imagen que obtuvo —a juzgar por el ángulo y la situación— es la misma que puede verse en la serie.

Detalles semejantes hicieron al Universo Cinematográfico de Marvel famoso por su atención a todos los elementos de su variado y cada vez más amplia franquicia. Algo que descuidó de manera lamentable durante la cuarta fase, y que debe tomar medidas para mejorar en la próxima.

Desde contradicciones en historias centrales hasta detalles —cada vez más exagerados— que se ignoraron entre películas. El estudio necesita recuperar su escrupulosa visión sobre un mundo basado en referencias. Uno que dio secuencias como el inolvidable funeral de Tony Stark o sus sorprendentes escenas poscréditos. Un valor esencial para una de las sagas más lucrativas y queridas del cine.

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