En varias de las escenas de Thor: Love and Thunder, de Taika Waititi, hay una clara sensación de energía excesiva. De un brillo y color que en manos menos hábiles habría sido extravagante y carente de sentido. Pero Waititi, que probó una fórmula de menor impacto en Thor: Ragnarok, sabe bien como explorar el universo que creó.

Lo hace con una precisión de lenguaje y propósito que asombra por su ambición y eficacia. La nueva entrega de Thor no es solo la película más autoral de Marvel, también es la más cercana al mundo del cómic.

No solo por su capacidad para reinventar y reconstruir el contexto del héroe a un nivel visual en ocasiones apabullante. También porque, en esta ocasión, el sentido de lo heróico está emparentado con una sensibilidad casi inocente. 

Eso a pesar de la buena dosis de oscuridad que director trajo en esta ocasión a su dinámica y extravagante fórmula. Thor: Love and Thunder es mucho más que una película de superhéroes, que lo es, por supuesto. En realidad, la premisa es mucho más amplia — e inusitadamente profunda — y se transforma en un tránsito a través de Thor como figura.

El personaje interpretado por Chris Hemsworth regresa a la pantalla desde una perspectiva fresca y por momentos desconcertante. En plena evolución y crecimiento, sorprende la forma como la nueva entrega de la subfranquicia analiza su trascendencia en el universo de Marvel. Pero más allá de eso, explora el verdadero valor que de origen está destinado a mostrar fuerza en estado bruto. 

Thor: Love and Thunder

Thor: Love and Thunder de Taika Waitit lleva la fórmula de Ragnarok a un nuevo nivel. La película es un despliegue de imaginación, buenas decisiones narrativas y un extraordinario apartado visual. Todo, en medio de una de las historias más emocionantes de Marvel en los últimos años. Con Thor convertido en el héroe definitivo y Jane Foster en el símbolo del bien, el film de Waititi recorre todos los mejores lugares de la subfranquicia del dios Asgardiano.

Puntuación: 4 de 5.

Pero Waititi se niega a hacerlo. El poder, para el director, está mucho más relacionado con la capacidad de Thor de comprenderse a sí mismo. Y eso es justo el elemento motor de esta aventura, más emocional que cualquier otra de Marvel. Mucho más madura e intuitiva, a pesar del escenario colorido, el humor profano y el alegre despliegue de exageraciones. Pero en realidad, Waititi dota al film de una sensibilidad enorme que transforma a su personaje central en el más complejo de la franquicia. 

También le brinda un sentido de lo épico que convierte a Thor, en una figura con sustratos y matices desconocidos. Si hasta ahora la historia del dios asgardiano había sido un recorrido para convertirse en el héroe definitivo, ahora se centra en su propósito. ¿Cuál es el objetivo de Thor, alejado de todo lo que le definió y le sostuvo? ¿Cuál es el sentido de todo su poder, si ahora debe encontrar algo más personal que sólo ser invencible? Las preguntas ya estuvieron presentes en Thor: Ragnarok. Pero en Thor: Love and Thunder, la noción va más allá de recorrer los dolores y temores hacia la trascendencia. El resultado es una recorrido brillante hacia el Thor más poderoso y también, más humano visto en pantalla hasta ahora. 

De las cabras a la lucha final, el rápido recorrido de Thor: Love and Thunder

Ya el director lo había dicho: es su film más “loco” en varios sentidos distintos. Y lo es. Waititi explota a todo nivel el sentido del absurdo y el caos en una película en que el rol del héroe es impredecible. Que, de hecho, pasa de personaje en personaje en una especie de rápida y apropiada reinvención. De Thor, que se afana como puede en encontrar su lugar en el mundo que lo necesita, a la Valkyria de Tessa Thompson, líder severa. La noción sobre la capacidad para hacer frente a la oscuridad es un elemento preciso que Waititi utiliza con inteligencia. 

En este mundo en que Nueva Asgard es una esperanza y un reducto/refugio para toda una nueva generación de asgardianos, la idea de la identidad es profunda. Del Reino hiper tecnificado y opulento de anteriores entregas, los sobrevivientes al Ragnarok fundaron un reducto de paz de una prosperidad alucinante. Pero Waititi utiliza al nuevo enclave asgardiano para profundizar en sus personajes. ¿Qué era Asgard? En Thor: Ragnarok quedó claro que se trataba de su gente. 

Ahora, bajo el impulso de su Reina, el antiguo pueblo pesquero es también un lugar para el reencuentro. Y la película disfruta con mostrar esta pequeña urbe que rinde homenaje a todos los elementos de Thor con cuidado. Las obras de teatro cuentan la épica de todos los grandes nombres de la historia asgardiana. Los homenajes a un pueblo diezmado por el desastre están en todo tipo de guiños a la obra de Jack Kirby.

El guion de Waititi y Jennifer Kaytin Robinson juega con la idea de un mundo a mitad de camino entre lo humano y lo mitológico. De hecho, hay una sutil evolución en la percepción de Thor — como alienígena — a dios a pleno derecho, aunque al margen. Y esa sutileza, lo que permite que la película de inmediato tome el sentido de enfrentamiento violento contra una fuerza imparable en ciernes. En especial, los peligros que acechan entre lo desconocido.

Un enemigo a vencer en Thor: Love and Thunder

Waititi profundiza en la idea de un enemigo entre las sombras. Uno de tal violencia y brutalidad que el temor destroza de inmediato el equilibrio frágil de los primeros minutos del film. Tal y como se esperaba, el Gorr de Christian Bale es una criatura fatídica y sanguinaria que asola el universo imaginado por Waititi. Al principio, anónimo y temible y después un horror con rostro e historia propia, la venganza del personaje es tan impredecible como total.

Es evidente que Watiti tomó la decisión de impulsar las acciones hacia un Gorr mucho más relacionado con el sentido análitico de sus acciones, que solo furia desatada. Es la inteligente decisión lo que permite que Gorr sea una entidad propia capaz de devastar, destruir y matar sin piedad. Pero a la vez, de explicar sus razonamientos y elaborar ideas complejas sobre sus motivaciones.

Más parecido a Thanos de lo debido y quizás, en la línea de la filosofía crasa de Ultron, el Gorr de Bale es imprevisible. En un tono de voz comedido pero con un poder inabarcable, es una combinación feroz que Bale expresa con astucia. El personaje está dividido en impulsos y decisiones más elaboradas que solo la destrucción.

Quizás, el personaje se queda corto en cuanto a dónde podría llevarle su incansable afán de revancha. Pero en general, Gorr no es una criatura impulsada solo por el odio. Su idea sobre la divinidad — “¿cuál es el sentido del poder sino es para equilibrar?”, plantea — se hace más comprensible a medida que avanza la trama. Y en específico, a medida que Waititi muestra con cuidado la corrupción del sentido de la divinidad.

Hasbro Marvel Legends Series Thor

Esta figura de Mighty Thor a escala de 15 centímetros cuenta con detalles y diseño inspirados en su aparición en Thor: Love and Thunder de Marvel Studios

La apoteosis de Jane Foster en Thor: Love and Thunder

Para la ocasión, Waititi reimaginó a las divinidades desde su punto más ambiguo y quizás, vulnerable. Buena parte de Thor: Love and Thunder profundiza con cuidado acerca del poder como atributo y también de la responsabilidad que conlleva. En un giro argumental astuto, Waititi muestra una mirada en la concepción de lo portentoso desde la cercanía al caos. ¿Qué es el bien y que es el mal entre criaturas en apariencia inmortales y crueles designios? Mucho más mitológica que cualquiera otra entrega de la subfranquicia de Thor, el film de Taika emparenta con ideas trascendentales y potentes. Tanto como para que lo que comienza en apariencia como una aventura trivial, se transforme en algo más profundo casi de forma natural. 

En especial, todo lo tocante a la esperada aparición de Mighty Thor/Jane Foster (Natalie Portman) es mucho más emocional de lo esperado. De hecho, por primera vez, el personaje rinde un tributo directo a su versión en papel y todo su recorrido. Desde las primeras escenas hasta la poscréditos en que celebra la reinvención de Thor en el cómic, el lugar de Jane es brillante y bien construido.

En concreto, es la reflexión que a través de ella se hace sobre el poder y el propósito aparejado, lo que brinda a la película su considerable inteligencia. Jane enferma de cáncer y a punto de morir durante las primeras escenas de Thor es una alegoría en exceso poderosa como para pasar desapercibida. Sobre el bien, la moral y el sentido del objetivo personalísimo. También, acerca del mundo que Watiti construyó para comprender su punto más alto y también, su sacrificio final. 

El bien y el mal

Con habilidad, Waititi establece paralelismos entre Gorr — que busca venganza al no recibir respuesta de los dioses — y la forma en Jane recibe sus poderes. Uno actúa en pleno horror de la ausencia de respuestas, mientras que Jane actúa en el sentido de un prodigio inexplicable. Curada por el poder de Mjölnir, es el símbolo vivo de la integridad que se atribuye los dioses. Sentido contrario a la forma en Gorr les contempla y el motivo por el que les asesina. Jane, que solo estará curada y sobrevivirá mientras sostiene el Mjölnir, se enfrenta a su cualidad de héroe con soltura e inteligencia.

De la Jane sin mayor profundidad que una damisela en desgracia a un héroe en total uso de su inteligencia y capacidades. Mighty Thor es, sin duda, la sorpresa más poderosa y brillante en una película llena de personajes asombrosos. Jane, martillo en mano, no es la compañera de Thor. En realidad, es la mejor versión de sí mismo y la más elegante concepción de la idealización de la bondad.

Lo es tanto en los recuerdos de un amor destinado en cierta medida a la tragedia, como en su apoteosis final. Waititi sabe de manera apropiada el equilibrio entre la identidad de Jane y su aporte a la historia. E incluso cuando finalmente muestra la relación entre Jane y Thor (hasta ahora desconocida), es evidente que el personaje es algo más que un interés amoroso. Es un elemento en la formación de Thor, pero a la vez independiente al personaje. Una entidad densa de elementos que sostiene y completa la premisa sobre el bien del argumento. 

Y cuando su gran sacrificio llega, es comprensible el por qué Jane decide hacerlo. No se trata de una idea impostada, incompleta o artificial. Jane es una heroína (lleve el martillo o no) y la película lo deja claro. Y de nuevo, es esa travesía desde la condición humana, el sentido del propósito y el poder, lo que hace Jane Foster digna. Sin duda, una brillante decisión de guion que permite al personaje brillar, incluso en sus momentos más aciagos y dolorosos. 

Los Olímpicos llegan al mundo de Thor: Love and Thunder

Uno de los aspectos más desconcertantes de la película, es la presentación de los Olímpicos, encabezados por el Zeus de Russell Crowe. El dios supremo de la mitología griega, llega al mundo de Marvel desde su aspecto más retorcido y pendenciero. Crowe logra un retrato creíble y antipático del dios, lo que permite no sólo comprender a Gorr, en cierta medida. También explorar — en este Olimpo dorado, corrupto y lleno de malas intenciones — en las motivaciones de otras divinidades. El resultado, es un paisaje amplio sobre no solo los Olímpicos, sino otros tantos panteones en Marvel. Y también, deja clara la puerta a que no todos son extraordinarios, bondadosos o dados al sentido de la justicia. 

El guion de Waititi establece una relación extraña y siniestra con la forma en que el poder se manifiesta en los Olímpicos. Y es el comportamiento de este grupo de criaturas de enorme poder, lo que permite profundizar y otorgar contexto al villano. De hecho, en la mirada a buena parte de las grandes criaturas de Marvel, Watiti encuentra el terreno para profundizar en el mal. Y llegar a su tenso y oscuro tercer tramo. 

Waititi se toma un considerable tiempo para llegar a la oscuridad, anunciada en todos los puntos centrales de la película y de manera directa. Con el enfrentamiento final de Gorr contra Thor y Mighty Thor, el sacrificio de esta última, Thor: Love and Thunder da un viraje inesperado y duro. Y es quizás, esa decisión, alentada por la capitulación final del villano, lo que brinda personalidad a la película. Inesperada a la manera de las muertes en Infinity War, la gran apoteosis del bien en el film es un cierre memorable. No solo para Mighty Thor, sino para el planteamiento central de la película. 

Thor, un hombre nuevo, un dios con corazón, una mirada al futuro

Tanto las escenas finales de Thor: Love and Thunder, como su primera escena poscréditos, dejan claro que la historia continuará. Y lo hará con un sentido apoteósico y total. Por un lado, Thor tiene una nueva responsabilidad que completa su ciclo épico y lo lleva a nuevos lugares. Al otro extremo, la presentación de un nuevo y esperado personaje en la primera de las secuencias extras, sostiene la premisa que Thor aún tiene enemigos que vencer. 

Pero es la segunda, la que emparenta la película con los cómics de origen, la mitología y también, un posible regreso que entusiasma por sus posibilidades. Después de todo, Mighty Thor podría no ser sólo una asombrosa mirada por el bien, sino un héroe a toda regla en el futuro. Quizás, la mayor promesa que la subfranquicia de Thor tendrá que cumplir. 

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