Como si el caos cotidiano de Twitter —en su mayoría autoinfligido— no fuera suficiente, Elon Musk afronta un desafío mayúsculo en el orden económico: debe comenzar a pagar el préstamo por 13.000 millones de dólares que tomó contra los activos de la red social para financiar su adquisición. Por ello, desde su entorno verían cada vez con mejores ojos buscar nuevos inversores dispuestos a aportar unos cuantos cheques a la causa.
The Wall Street Journal reporta que los laderos del magnate estarían analizando vender nuevas acciones de Twitter a cambio de 3.000 millones de dólares. Si el proceso para levantar capital resultara exitoso, el dinero en cuestión se usaría para pagar la porción no garantizada de la mencionada deuda. Es decir, un tipo de préstamo que no precisa de la colocación de ningún activo como respaldo o colateral, pero que acarrea una tasa de interés mucho más elevada que la de los créditos que sí requieren de una garantía.
El citado medio indica que las primeras conversaciones en torno a esta posibilidad se dieron a mediados de diciembre pasado. Por entonces, los asesores de Elon Musk habrían comenzado a contactarse tanto con inversores ya existentes, como con potenciales interesados en sumarse a la iniciativa. Aunque entre estos últimos las respuestas no habrían sido demasiado positivas.
Aparentemente, algunos de los posibles nuevos inversores no aceptaron los términos estipulados por el entorno del magnate. Es que la intención habría sido levantar capital al precio original que pagó Elon Musk para adueñarse de la compañía; es decir, 54,20 dólares por acción. Pero no solo eso, la preocupación por el desempeño financiero de Twitter desde octubre a la fecha habría espantado a quienes, bajo otras circunstancias, habrían visto con buenos ojos poner su dinero en las manos del empresario.
Elon Musk quiere sacarse de encima parte de la deuda que asumió para comprar Twitter
Que Elon Musk quiera sacarse de encima los 3.000 millones de dólares de deuda no garantizada, que forman parte del crédito de 13.000 millones contra los activos de Twiiter, tiene su lógica. Dicha suma hoy acumula intereses que, considerando sus distintos componentes, se encuentran ligeramente por encima del 14%.
Lo anterior se debe a que la tasa de interés del préstamo es del 10%. Pero se le debe sumar otro 4,3% de lo que se conoce en Estados Unidos como overnight rate o tasa de interés a un día. Pero esto no es todo: cada trimestre que pasa sin que la compañía refinancie la deuda lleva a que la tasa de interés se incremente medio punto porcentual.
Como ya adelantó Zöe Schiffer, de Platformer, en días pasados, el primer pago trimestral de intereses vence a fines de enero. Si bien la periodista no reveló la cifra que Elon Musk debe desembolsar, la catalogó como "gigante".
Si Elon Musk consigue el dinero necesario para pagar la deuda no garantizada, podrá abordar la devolución del resto del préstamo con mayor soltura. Tengamos en cuenta que los casi 10.000 millones de dólares tomados contra los activos de Twitter están compuestos por préstamos puente garantizados y préstamos a plazo, cuyas tasas de interés son bastante más económicas y no superan el 7%, sin contar la ya citada overnight rate.
La historia del dinero para comprar Twitter
Cuando Elon Musk anunció la compra de Twitter por 44.000 millones de dólares, lo hizo con un plan de financiamiento dividido en tres partes. Un préstamo de 13.000 millones de dólares contra los activos de la red social, otro de 12.500 millones de dólares respaldado por sus acciones de Tesla, y 21.000 millones adicionales que pondría de su bolsillo.
Sin embargo, el panorama cambió notoriamente desde el anuncio original de abril de 2022, hasta que la compra se concretó a fines de octubre pasado. No solo por el conflicto legal que enfrentó al magnate con la compañía que intentaba comprar, sino porque en el medio salió a buscar inversores. Esto, especialmente pensando en deshacerse del préstamo contra sus acciones de Tesla, considerando el fuerte golpe que sufrió la valoración de la firma de coches eléctricos después de que se anunció la adquisición.
Así fue como aparecieron Binance, Andreessen Horowitz, el fondo soberano de inversiones de Qatar y el fideicomiso de Larry Ellison, entre muchos otros. Elon Musk también convenció a varios de los mayores accionistas de Twitter para que no retiren su dinero de la compañía una vez que se concretara la compra. Entre ellos, el príncipe saudí Alwaleed bin Talal.
Por otra parte, Elon Musk vendió acciones de Tesla por más de 22.500 millones de dólares solo durante 2022 para afrontar la compra de Twitter. En abril se desprendió de 9,6 millones de acciones, por entonces valuadas en 8.400 millones de dólares. En agosto, hizo lo propio con 7,92 millones de acciones a cambio de $6.880 millones. Mientras que en noviembre comercializó 19,5 millones de acciones por $3.950 millones.
Finalmente, en diciembre se deshizo de otros 22 millones de acciones por $3.500 millones. En este proceso se observa la marcada depreciación de la acción de Tesla durante el último año. No olvidemos que hoy vale casi un 65% menos que cuando alcanzó su máximo histórico, en noviembre de 2021 ($145,25 vs. $409,97).
Intereses brutales
Desde un principio se dijo que comprar Twitter no le resultaría nada barato a Elon Musk, y no necesariamente por los $44.000 millones que desembolsaría. Ni bien se conoció el plan de financiamiento del magnate, se dijo que solo los intereses del préstamo de 13.000 millones de dólares contra los activos de Twitter le costarían casi $1.000 millones al año. Algo que la historia ha ratificado, y hasta empeorado.
En un primer momento se calculó que los intereses rondarían los 960 millones de dólares anuales. Sin embargo, según recoge The Wall Street Journal, una estimación actualizada ya los ubica en 1.250 millones de dólares por año. Lo que se traduce en poco más de 3,4 millones de dólares por día.