El cambio climático es una realidad cada vez más tangible. Por eso, está surgiendo entre la población una mayor concienciación, fruto de la ansiedad de ver cómo el planeta se va al traste. Poco a poco, individualmente vamos implementando pequeñas medidas, como reducir el consumo de plásticos, recurrir en mayor medida al transporte público, elegir el tren por encima del avión o comer menos carne. Esas pequeñas medidas son más eficaces que ninguna, pero está claro que el impacto no será el mismo en todas personas. Al fin y al cabo, no todos tenemos la misma huella de carbono y, casualmente, quienes se implican más suelen ser los que tienen esa huella mucho más reducida. Por eso es tan interesante el informe recién publicado por Oxfam en el que se ve el efecto de las emisiones procedentes de las inversiones de los multimillonarios.

Si nos fijamos en las emisiones de carbono y otros gases de efectos invernadero asociadas a su vida cotidiana, son miles de veces superiores a la media. Es algo lógico si tenemos en cuenta que la vida cotidiana de los multimillonarios incluye yates y vuelos privados. No obstante, si vamos más allá y analizamos las emisiones derivadas de sus inversiones, la cifra se eleva y llega a ser más de un millón de veces superior a la media. 

Esto, lógicamente, indica que su concienciación sobre el cambio climático sería mucho más poderosa que la de la mayoría de los mortales. Sin embargo, normalmente las compañías en las que invierten recurren al greenwashing en vez de realizar actividades realmente concienciadas. 

Los efectos de los multimillonarios sobre el cambio climático

En el informe recién publicado por Oxfam con motivo de la COP27 se analizan los resultados en forma de emisiones de gases de efecto invernadero de 127 multimillonarios. Entre todos ellos, tienen una participación colectiva de 2,4 billones de dólares en 183 compañías. Y, si se tienen en cuenta la proporcionalidad de las emisiones de dichas empresas en relación con lo que ellos invierten en ellas, se puede decir que producen un promedio anual de 3 millones de toneladas de dióxido de carbono por persona. Es un millón de veces más de lo que emiten las personas que viven en el 90% inferior. De hecho, la suma de esas 127 personas es equivalente a lo que generan países completos, como Francia.

Por otro lado, en el informe señalan que posiblemente las cifras sean mucho mayores, pues no todas las empresas son transparentes con sus emisiones. Estos estudios se han realizado a partir de datos públicos, por lo que aquello que no se comunica no está incluido. Y, posiblemente, quienes más contaminan sean quienes menos informen sobre ello.

Unsplash

¿Se puede solucionar?

Ahora bien, ¿estaría la solución en pedir a esas personas que tomaran medidas extraordinarias frente al cambio climático? Desde luego, no sería una mala idea, pero tampoco es la solución. Por mucho poder económico que tengan los multimillonarios, las medidas más extraordinarias deben venir de parte de los gobiernos. Ya lo decía recientemente el Director Ejecutivo de Ciencia y Conservación de WWF-UK, Mike Barrett, en su informe Planeta Vivo. No podemos esperar que la población tome medidas si sus gobiernos no hacen nada al respecto.

Por lo tanto, son los gobernantes quienes deben establecer las medidas que deberán cumplir los más ricos y los más pobres. Aunque a veces parece que sean los últimos los más dispuestos a llevarlas a cabo.

Ahora bien, del mismo modo que hay gobiernos que establecen los impuestos basándose en el capital de cada persona, también sería interesante, a la hora de tomar esas medidas, prestar especial atención a los multimillonarios. Porque su papel en el cambio climático es mucho mayor de lo que podríamos llegar a creer. No solo por los yates. 

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: