Es una (otra más, esto es) de las comidillas de los últimos días alrededor de Elon Musk. La creación de una superapp, un gran producto digital que lo tenga todo. Esa es la nueva gran promesa del magnate de la tecnología para un futuro que tiene una X –el supuesto nombre de la futura plataforma– por bandera.
Pero ¿es la persecución del “WeChat de Occidente”, la encarnación máxima de un centro neurálgico de toda nuestra vida digital, algo realista o una ensoñación más de Musk?
Bienvenidos a otra gran promesa de Elon Musk
Una de las grandes especialidades de Elon, como ya bien se conoce, es la de hacer grandes y sutiles promesas. Y esta es una de ellas.
No es ningún secreto, pues así lo ha expresado él en varias ocasiones, incluso antes de hacer público su interés por adquirir la plataforma, que Twitter es la red social predilecta del empresario. Y que por eso tiene una gran interés en llevarla al próximo nivel.
Tanto es así, que Jack Dorsey, el fundador de la red social, reconocía que el CEO de Tesla era la persona en la que más confiaba para tomar las riendas de Twitter tras su marcha. De hecho, tanto el uno como el otro compartían visiones cercanas acerca de una posible reconversión de esta o de la creación de una nueva plataforma hace meses.
Ahora, si Musk termina por tomar las riendas de la plataforma, el futuro soñado podría estar más cerca que nunca.
Por lo poco que se conoce acerca de cuál podría llegar a ser este potencial proyecto, el símil más válido es la de una suerte de WeChat. Musk ya hizo referencia al potencial de una solución como la que ofrece la app china. Una que aglutinase en sí misma todo un compendio de servicios que hacen que el usuario no tenga que recurrir a apps externas.
¿La llave de Musk está en Twitter?
Para crear una red social vitaminada, o una superaplicación donde buena parte de la actividad circule en torno a una plataforma de conversación hace falta, claro, la propia red social. Y levantar algo de estas características desde cero es, con gran probabilidad, mucho más complejo que modificar algo ya existente.
Musk aseguraba que la adquisición de Twitter aceleraría entre “3 y 5 años” la creación de X, la nueva plataforma. Parece fácil pensar que el hecho de disponer ya de una masa crítica de usuarios es uno de los motivos de más peso en esta afirmación.
Twitter se encuentra, en realidad, en una posición de uso minoritaria si se compara con grandes plataformas del momento, como Instagram o TikTok. La primera reportaba en su último trimestre cerca de 238 millones de usuarios activos a diario –cerca de 500 millones mensuales, según datos no oficiales–. Las dos restantes superan esta cifra por más del doble.
Construir una nueva plataforma y todo lo que ello atañe bien vale esos 3 o 5 años que, según Musk, ahorraría la adquisición de la misma. Y si el eje de la referida superapp es su componente social, la compra de Twitter se torna casi obligatoria.
Una gran app necesita de socios
Pero el periplo estaría lejos de acabar una vez solucionada la cuestión de la red social del piar. La integración de otros muchos servicios sería igualmente necesaria para que la creación de una superapp fuese exitosa en su concepto.
Aquí entraría de nuevo el talento del CEO –y su cartera de contactos–. Porque si alguien puede hacer realidad la promesa de juntar a varios grandes de Silicon Valley bajo el mismo paraguas, ese es Musk.
Parece lejano, pero no lo es tanto, el día en el que el creador de empresas como Tesla, SpaceX o Starlink lo fue también de un sistema de pagos llamado X.com. Más tarde, este se convertiría en PayPal.
Superapp es sinónimo de "todo en uno"
A día de hoy sobran ya las presentaciones y el hablar de influencia. Su figura en el valle es una de aquellas de las que serían capaces de convencer a empresas de distinto calado para unirse a la causa. Así, uno podría llegar a imaginar tratos con tecnológicas como Uber, Lyft o DoorDash para estar presentes en una potencial superapp.
Contar con servicios clave ya para muchos millones supondría un gran empujón para extender su adopción. Sería razonable, por ende, que se buscasen acuerdos estratégicos con empresas ya globales y asentadas en el mercado.
Por qué no –regulación mediante–, añadir también al combinado el futuro servicio de taxis autónomos de Tesla.
Es obligatorio mencionar, igualmente, que Jack Dorsey es actual CEO de Block –antes, Square–. Este es un conglomerado de empresas donde se encuentran la citada red de pagos para negocios, la app de envío de dinero entre particulares e inversions Cash App, la plataforma de música TIDAL y otras empresas enfocadas en criptodivisas.
Ya se ha comentado la afinidad entre Musk y Dorsey (y la evidente relación y conocimiento de Twitter de este último). No es necesario hacer demasiada gimnasia mental, en consecuencia, para imaginar el alumbramiento de una nueva asociación entre ambos.
Todo lo anterior permitiría desbloquear las grandes cualidades de WeChat. Aquello que lo hace más que una red social, ofreciendo servicios financieros y otras comodidades a su parroquia. ¿Tarea compleja? Desde luego. ¿Imposible? No es este un término que Musk contemple demasiado a menudo.