Madonna, Alejandro Sanz, Elsa Pataki, Vanessa Romero, Gwyneth Paltrow o Paul McCartney son algunos de los famosos que han reconocido seguir la dieta macrobiótica. Además, esta mística forma de alimentación hizo arder las redes recientemente, cuando una antigua concursante de Masterchef volvió al programa para mostrar el producto estrella de su nueva marca: un pack de cremas macrobióticas que sustituyen todas las comidas de un solo día.
Si las redes echaron fuego es porque se espera que un programa televisivo de tal calibre no exponga pseudociencias en prime time. Y lo cierto es que la dieta macrobiótica es confusa en este aspecto, porque puede parecer beneficiosa en algunos aspectos, pero simplemente porque se ha hecho muy buen márketing con ella.
Si la analizamos a fondo, veremos que en realidad es poco ventajosa por varios motivos, entre los que destaca uno: no hay una forma clara de definirla. De hecho, si preguntamos a todos los famosos del primer párrafo probablemente nos dirán que siguen pautas diferentes. Porque según dónde leamos, encontraremos consejos que van variando.
Pero sí que es verdad que se potencia el consumo de alimentos saludables, como las hortalizas o los cereales integrales. Además, desaconsejan el azúcar y el alcohol. Eso es bueno, sí, pero lo podemos encontrar en cualquier otra forma de alimentación saludable, como la dieta mediterránea. Entonces, si tan difícil es de definir, ¿qué es exactamente la dieta macrobiótica?
El Yin y el Yang traducido a la alimentación
Originalmente, la dieta macrobiótica es una forma de alimentación que busca el equilibrio entre el Yin y el Yang. Estas son dos fuerzas fundamentalmente opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas.
Lógicamente, es un concepto más bien espiritual, procedente de la tradición filosófica del taoísmo. Por eso, no tiene ninguna conexión con la salud o la ciencia.
En el caso de la alimentación, se define el Yin como el conjunto de alimentos perjudiciales, entre los que se encuentran el azúcar, la miel (prácticamente sinónimo del azúcar), la sal, o el alcohol. Aquí debemos hacer un primer parón; ya que, salvo el alcohol, el resto de alimentos no deben demonizarse. El consumo de sal en exceso es perjudicial, pero tampoco es bueno eliminarlo de la dieta. Y lo mismo para el azúcar. Hablar de azúcar en general es un tanto exagerado. Podemos consumir azúcar de forma totalmente saludable a través de frutas enteras, por ejemplo. De hecho, debemos hacerlo.
Pero supongamos que, en realidad, al hablar de azúcar se refieren al azúcar de mesa o los azúcares libres que nos encontramos, por ejemplo, en la fruta exprimida. Podríamos estar entonces ante una pauta apropiada. El problema es que en ese cajón del Yin incluyen también los huevos y los lácteos. Y no, esos no son alimentos perjudiciales salvo que haya alergias o intolerancias que los desaconsejen.
En cuanto al Yang, la dieta macrobiótica incluye aquí alimentos beneficiosos. Por ejemplo, se da mucha importancia a las frutas, las hortalizas, las algas o los cereales integrales. Muy adecuado todo, pero de nuevo hay que tener en cuenta excepciones. Para empezar, se busca que todas esas hortalizas y frutas sean de producción ecológica.
Es un problema, porque se perpetúa ese falso concepto de que lo ecológico es más saludable. Por otro lado, ojo con las algas. En su justa medida pueden ser saludables, sí, pero en una cantidad mayor pueden suponer un exceso de sal. Además, contienen gran cantidad de yodo y esto puede ser perjudicial, por ejemplo, para personas con problemas de tiroides.
¿Puede ser saludable la dieta macrobiótica?
Al hablar de equilibrio entre el Yin y el Yang no se hace referencia a tomar alimentos de los dos grupos. Se supone que ya hay un exceso de Yin. Por eso, para equilibrar lo que se debe hacer es basar nuestra alimentación en el Yang.
Vale, si quitamos el exceso de algas y nos olvidamos de la imposición de lo ecológico, podría estar bien. Y es por eso que hay estudios que señalan beneficios de la dieta macrobiótica. Los hay que concluyen que tiene efectos antiinflamatorios, que puede proteger frente al cáncer o que ayuda a equilibrar la microbiota.
Con esto último debemos tener cuidado, porque aunque las palabras se parezcan el término “macrobiótica” no tiene nada que ver con la microbiota, como nos ha querido recordar el dietista-nutricionista especializado en nutrición para el deporte Esteban Picón.
“La dieta macrobiótica y la dieta para proteger la macrobiota son conceptos diferentes, pero sí pueden ser complementarios. La dieta macrobiótica es un concepto más filosófico, mientras que la dieta para proteger la microbiota está bien definida por la comunidad científica.
La microbiota es el conjunto de microorganismos que tiene el cuerpo humano en su interior y tienen una enorme influencia en nuestro estado de salud. Una dieta para proteger la microbiota y por tanto nuestro estado de salud se basa en el consumo regular de alimentos de origen vegetal y un consumo moderado de alimentos de origen animal. Son los mismos principios dietéticos que los de cualquier dieta saludable, incluido la dieta macrobiótica, y por eso podríamos decir que pueden complementarse”.
Esteban Picón, dietista nutriciosnita
Pero volviendo al resto de supuestos beneficios, es cierto que los hay, pero básicamente por su parecido con otras formas de alimentación saludable. “Las pautas nutricionales que ofrece la dieta macrobiótica no son malas y son bastante similares a las recomendaciones dietéticas actuales que da la Organización Mundial de la Salud”, señala Picón. “Por esta razón, se pueden encontrar estudios que concluyan que se puede mejorar la salud digestiva. Sin embargo, seguramente encontrarían la misma conclusión si analizasen cualquier otra dieta equilibrada como la mediterránea”.
Y es que es innegable que tiene una parte positiva. Pero tampoco debemos olvidar que incluye generalizaciones que no son recomendables ni con esta ni con ninguna otra dieta. “En mi opinión, la dieta que ofrecerá siempre los mayores beneficios es la que se ha realizado de manera personalizada teniendo en cuenta las preferencias alimentarias y el estilo de vida de una persona en concreto. En pocas palabras, la idea es que la dieta realmente saludable incluya todos los grupos de alimentos a lo largo de una semana”.
Peligros detrás del misticismo
La dieta macrobiótica conlleva dos grandes desventajas. Para empezar está su origen, totalmente místico, que le resta cualquier credibilidad. “La filosofía del Yin y el Yang habla del equilibrio energético aplicado a los alimentos, algunos aportan energía positiva y otros negativa a nuestro organismo”, relata el nutricionista consultado por Hipertextual. “Esto no tiene ninguna base científica y puede haber gente que desacredite esta forma saludable de comer simplemente por el misticismo que le rodea”. Y lo harían con razón, por mucho que tenga sus partes positivas.
Por otro lado, además de los matices que hemos visto anteriormente tanto a los alimentos del Yin como a los del Yang, elimina sin fundamento algunos perfectamente saludables.
“En la mayoría de definiciones de dieta macrobiótica recomiendan consumir todo tipo de alimentos saludables. Sin embargo, en algunas podemos encontrar que se excluyen alimentos saludables vegetales sin ninguna justificación más allá de la filosofía del Yin y el Yang. Estos alimentos son apio, pepino, champiñones, espárragos, berenjena, tomate, pimientos, patatas y espinacas”.
Esteban Picón, dietista-nutricionista
Por otro lado, volviendo al tema de los productos ecológicos, podría ser que las personas que siguen esta premisa a rajatabla dejen de consumir determinados grupos de alimentos porque no encuentren su versión eco. Y eso, según nos cuenta Picón, puede acabar derivando en carencias nutricionales.
La metedura de pata de Masterchef con la dieta macrobiótica
Sabiendo todo esto, ¿qué pasa con la antigua concursante de Masterchef? ¿Era en realidad la parte positiva de la dieta macrobiótica la que ella mostraba con sus cremas?
La respuesta es que no. Básicamente, porque alimentarse a base de cremas, si no hay ningún problema de base que impida la masticación, supone muchos perjuicios. “Una dieta basada únicamente en cremas puede ser muy perjudicial para el estado de salud porque se excluyen una gran cantidad de grupos de alimentos que no pueden triturarse o que una vez que han sido triturados pierden una cantidad importante de sus nutrientes”, argumenta Picón. “Por ejemplo, si trituramos un filete de pollo para hacer una crema junto a otras verduras lo estamos destrozando desde un punto de vista nutricional”.
Además, el nutricionista apunta que las cremas, como no se mastican, “no generan sensación de saciedad y tendremos siempre una sensación constante de hambre”. Y todo eso sin olvidar el precio de las cremas, que no es precisamente barato.
En definitiva, la dieta macrobiótica tiene muchas variantes, algunas más aceptables nutricionalmente que otras. Pero las que realmente se aceptan simplemente son los consejos normales de una alimentación saludable. No incluye nada novedoso por lo que debamos basar en ella nuestras pautas dietéticas.
De hecho, buena parte de las personas que la siguen lo hacen porque realmente siguen ese estilo de vida místico que la rodea. No porque científicamente hablando sea la mejor forma de alimentarse. Y es que, aunque la pseudociencia se vista de dieta, pseudociencia se queda.