Aquellas personas que no conocen a estas alturas la popular canción italiana“Bella Ciao” está claro que no han visto la serie española que nadie debería perderse: La casa de papel (Álex Pina, desde 2017), un entretenido e imprevisible thriller de atracadores que saltó de Atresmedia a Netflix y así ha alcanzado la fama en el mundo entero.
Es un elemento conceptual que llama la atención irremediablemente por lo pegadizo, y en él se insiste durante las primeras temporadas. No tanto, por supuesto, como con “My Life Is Going On”, de Cecilia Krull, el de los títulos, pero los espectadores no lo olvidan de todos modos.
Y no se trata de una elección musical cualquiera que se hizo con arbitrariedad, sino que su esencia dramática cuadra a la perfección en el esquema narrativo de la serie; incluso en las últimas temporadas sin que se lo oiga demasiado durante sus episodios.
La canción “Bella Ciao”: del mundo real a ‘La casa de papel’
El origen de “Bella Ciao”, versionada por unos cuantos artistas modernos como Giovanna Daffini, Yves Montand, Goran Bregović, Manu Chao, Ismael Serrano o Manu Pilas y Najwa Nimri para La casa de papel, aún se discute. Pero sobre sus usos históricos no caben dudas. Tal vez proceda de una melodía yiddish y, sin embargo, se supone que las trabajadoras agrícolas decimonónicas del italiano valle del Po la cantaban realizando sus labores en los arrozales.
“Describe la dura vida de estas mujeres, con el estribillo «bella ciao» repetido una y otra vez como una especie de letanía sobre su interminable ida y vuelta al trabajo”, expone Jerry Silverman en las páginas de su libro Songs That Made History Around the World (2011); y prosigue con estas palabras: “En la versión original, las mujeres se lo cantan a sí mismas. Durante la Segunda Guerra Mundial, se escribieron nuevas letras desde el punto de vista de los partisanos que luchaban contra los fascistas, pero se mantuvo el estribillo «bella ciao». Esta vez es el hombre que se va a pelear quien usa la frase”.
A partir de entonces, ha sido utilizada como himno de la resistencia antifascista y de los ideales de libertad, de los movimientos obreros y estudiantiles del siglo XX. Pero también, si en España se oía mucho “Resistiré” (Manuel de la Calva y Carlos Toro Montoro, 1988) mientras duró el confinamiento a causa de la pandemia de coronavirus, en la misma primavera de 2020 se escuchó “Bella Ciao” en Italia y algunas zonas de Alemania por las mismas razones.
La idea de la resistencia en serie de Netflix
“La vida del Profesor [Álvaro Morte] giraba en torno a una idea: resistencia. Su abuelo, que había luchado contra los fascistas en Italia, le enseñó la canción, y él nos la enseñó a nosotros”, dice Tokio [Úrsula Corberó] sobre “Bella Ciao” en la temporada uno de La casa de papel, cuando él la canta por vez primera con Berlín (Pedro Alonso) mientras beben vino en un flashback muy recordado de “El que la sigue la consigue” (1x09); igual que los habilidosos atracadores del mono rojo y las máscaras tan llamativas de Salvador Dalí en algún arranque de júbilo.
En las entrañas del plan y las motivaciones de los protagonistas se encuentra el pensamiento de resistir. Contra un sistema socioeconómico que no les ofrece ningún tipo admisible de oportunidades vitales y, ya metidos en la harina de la Real Casa de la Moneda, contra las fuerzas policiales que les están asediando sin contemplaciones, con el coronel Luis Prieto (Juan Fernández) y los inspectores Raquel Murillo (Itziar Ituño), luego Lisboa, y Ángel Rubio (Fernando Soto) a la cabeza, y contra las disensiones y los enfrentamientos en el interior.
Después, contra la persecución implacable a la que les someten, contra la retención ilegal y las torturas de la inspectora Alicia Sierra (Najwa Nimri) y, en definitiva, el daño a uno de los suyos; y contra los mismos y peores avatares en el Banco de España, de nuevo a vida o muerte, con el coronel Luis Tamayo (Fernando Cayo) y la mencionada inspectora buscándoles la ruina. La resistencia como motor escénico en La casa de papel.