Hay cineastas que merecen siempre nuestra atención en los nuevos proyectos a los que se enfrentan porque se la han ganado con los anteriores; y no importa o no nos debería importar si la pifian en una ocasión o más veces, pues uno puede tener bien claro que, si han sido capaces de maravillarnos con una sola de sus obras fílmicas, nada impide que vuelvan a hacerlo. Incluso aunque, al final, no lo repitan nunca. Y que el thriller de ciencia ficción Reminiscencia sea el estreno en el largometraje de Lisa Joy, este 2021 y con el gran Hugh Jackman, no cambia lo que decimos.

Porque, junto con Jonathan Nolan, creó una serie tan compleja y fascinante como Westworld (desde 2016), de la que aguardamos con ilusión su cuarta temporada. Aunque lo cierto es que antes también había escrito algunos episodios de Criando malvas (Bryan Fuller, 2007-2009) y de Último aviso (Matt Nix, 2007-2013).

La historia de ‘Reminiscencia’ tenía todos los ingredientes para cautivarnos

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Warner Bros.

Lo primero que debemos dejar bien claro es que Reminiscencia es una ópera prima bastante decente, que cualquier espectador puede ver sin problemas ni arrepentirse de haber destinado un par de horas de su tiempo a la intriga de su historia. Lisa Joy, que ha escrito su propio guion, la ha dotado de unos elementos interesantes con los que mezcla la ficción científica en una época distópica, una problemática social creíble que nos recuerda las tramas de Elysium (Neill Blomkamp, 2013) o Altered Carbon (Laeta Kalogridis, 2018-2020) en cierto sentido y, por supuesto, el cine negro clásico con mujer fatal incluida, la Mae de Rebecca Ferguson (Doctor Sueño).

Además, la directora estadounidense demuestra que conoce muy bien la gramática cinematográfica y, así, cada una de las secuencias fluye sin obstáculos; sin olvidarse de varias de acción con las que tensar nuestros músculos.

Pero nada nos deslumbra. Reminiscencia lo tiene todo para seducirnos con su premisa tecnológica y el misterio que angustia sin escapatoria posible a su pobre protagonista, el Nick Bannister de Hugh Jackman (Logan). A Lisa Joy podría haberle salido una propuesta tan cautivadora como Origen (Christopher Nolan, 2010), el largo que, de hecho, más nos viene a la memoria con su debut en la gran pantalla.

Por la idea de huir de la realidad con aparatos fabulosos, el drama obsesivo, los secretos robados, el líquido insistente y determinadas imágenes urbanas colmadas de extrañeza onírica a nuestros ojos. Sin embargo, se queda a años luz de aquel peliculón; y del talento evidente que había exhibido en el puro western retrofuturista del capítulo “The Riddle of the Sphinx” (2x04) de Westworld, lo único para lo que se había puesto tras las cámaras antes de rodar Reminiscencia.

Una película sobre los recuerdos que se olvidará con facilidad

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Warner Bros.

No cabe duda de que los intérpretes se afanan por mantener la tensión y el interés veleidoso del público, con los mencionados Hugh Jackman y Rebecca Ferguson, quienes ya habían probado su química juntos en El gran showman (Michael Gracey, 2017) y la renuevan aquí, a la cabeza.

Igual que todos los demás, desde Thandie Newton (Entrevista con el vampiro), que proviene de Westworld con Angela Sarafyan (La promesa), como Emily “Watts” Sanders y Cliff Curtis (El piano) en la piel de Cyrus Boothe hasta Daniel Wu (Into the Badlands) como Saint Joe o Marina de Tavira (Roma), Mojean Aria (See) y Brett Cullen (Lost) encarnando a Tamara, Sebastian y Walter Sylvan.

Pero el texto de Lisa Joy que les guía solo roza la verdadera elocuencia; la partitura de Ramin Djawadi, cuyo trabajo en Juego de tronos (David Benioff y D. B. Weiss, 2011-2019) y en la misma Westworld resulta inolvidable, nos entra por un oído y escapa por el otro; y en el aparato audiovisual al completo que despliega con toda su buena intención pero no la inventiva de la que es capaz la cineasta americana, la puesta en escena, la planificación y el montaje, descubrimos un conjunto convencional. Así, se da la paradoja de que un aceptable thriller noir como Reminiscencia, en el que los recuerdos son uno de sus pilares, seguramente los espectadores lo olviden pronto.