Los directores de cine con reputación que han llegado a este oficio y se han querido quedar en él porque aman el séptimo arte son y fueron primero cinéfilos. Sus películas nos proponen los intereses narrativos que albergan, incluso si se trata de encargos porque ellos los escogen en definitiva y le imprimen su personalidad. Si la tienen, se lo permiten y no actúan como mercenarios, por supuesto. Y, si no el posible estilo del estadounidense Michael Chaves, en Expediente Warren: Obligado por el demonio (2021) sí vemos ciertas debilidades suyas.

Más concretamente, en los guiños descarados que le ha hecho a cuatro de filmes de terror por los que siente verdadera estima. Como muchísimos espectadores del mundo en el caso de tres de ellos, clásicos indiscutibles.

El exorcista de ‘Expediente Warren: Obligado por el demonio’

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Warner Bros.

Para empezar, cuando el padre Gordon (Steve Coulter) se apea de un taxi frente al hogar de la familia Glatzel y la mira con cierta aprensión desde la distancia, es muy difícil no acordarse de la escena de El exorcista (William Friedkin, 1973) en la que el padre Lankester Merrin (Max von Sydow) se encuentra ante la casa de los MacNeil.

Además, si el pijama azul de David Glatzel (Julian Hilliard) nos recuerda el de la pobre Regan McNeil (Linda Blair), las contorsiones del niño mientras intentan exorcizarlo en esta Expediente Warren se parecen a las de la joven y la invitación de Arne Johnson (Ruairi O’Connor) para que el diablo lo posea a él en lugar de a David reproduce la del padre Damien Karras (Jason Miller) en la recordada película de Friedkin, que adapta la novela homónima de William Peter Blatty (1971).

La sangre en la bañera de ‘Psicosis’

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Aunque Michael Chaves ha admitido que Expediente Warren: Obligado por el demonio está muy influenciada por Seven (David Fincher, 1995), el asesino que debe importarnos aquí no es John Doe (Kevin Spacey) y su plan enfermizo sobre los pecados capitales, sino el Norman Bates (Anthony Perkins) de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), antes, una novela de Robert Bloch (1959).

En la secuencia misma de la llegada del padre Gordon, este descubre la figura de Arne Johnson en una ventana; como Marion Crane (Janet Leigh) se topa con la de la supuesta madre de Norman en la correspondiente de la mansión Bates. Y, por último, el momento terrorífico en el que el pequeño es rociado con sangre en la bañera no puede sino traer a nuestra memoria la icónica escena hitchcockiana de la ducha.

La cama de agua de Freddy Krueger

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Por otra parte, para el flashback en el que David Glatzer encuentra y se sube a la cama de agua en un dormitorio reconvertido más tarde mientras de mudan a Brookfield (Connecticut) y se desata el horror por primera vez, con el demonio saliendo de allí y agarrando al crío, Michael Chaves piensa en otra cama similar de Pesadilla en Elm Street 4: El amo del sueño (Renny Harlin, 1988), la primera obra de la saga sobre el conocido asesino de adolescentes soñadores con cuchillas en lo dedos que se tragó en su juventud el responsable de la última Expediente Warren.

En la cama acuática, bucea una atractiva mujer onírica que Freddy Krueger (Robert Englund) hace escapar de un póster antes de que él mismo surja del colchón para liquidar a Joey Crusel (Rodney Eastman), que se ha quedado dormido sobre él.

El resplandor’ del matrimonio Warren

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Y no podía faltar la referencia a El resplandor (Stanley Kubrick, 1980). La ocultista (Eugenie Bondurant), hija única de Kastner (John Noble), se sirve de sus malas artes contra el matrimonio Warren (Patrick Wilson) para que Ed agreda a Lorraine (Vera Farmiga). Como la maldad del Hotel Overlook para que Jack Torrance (ídem Nicholson) se ensañe con Wendy (Shelley Duvall), su propia esposa, y su hijo Danny (ídem Lloyd) en la película dirigida por Kubrick según la famosa novela de Stephen King (1977).

Y, durante la persecución en los oscuros túneles que hay bajo la residencia de Kastner, Ed blande un mazo, como el protagonista del libro uno de roque; y hasta cojea por las consecuencias de su afección cardiaca como Jack. Así que Michael Chaves ha dejado claros sus gustos en el tercer filme de Expediente Warren.