Envíos rápidos y gratis en centenares de miles de productos. Dos millones de canciones -y ahora también podcast- gratuitos en Amazon Music. Series y películas en Prime Video. Libros con Prime Reading. Almacenamiento de fotos en la nube frente a Google Photos que pasa a ser de pago… La cantidad de servicios que ofrece Amazon en su suscripción Prime es absurda, y todo por 119 dólares al año en Estados Unidos, apenas 36 euros en España o 899 pesos en México, por poner algunos ejemplos.
Amazon ha hecho de su gigantástica oferta de servicios el mejor embudo para conseguir cada vez más usuarios fieles. Esta semana la compañía creada pero que dejará de estar gestionada por Jeff Bezos anunció unos nuevos resultados positivos. Por poner solo algunas cifras, durante el primer trimestre de este año, logró un beneficio de 8.107 millones de dólares, 3 veces más de lo que logró en 2020.
La pandemia por el coronavirus ha impulsado el comercio electrónico, pero también Amazon Web Services, su negocio más rentable ya a día de hoy. Pero si por algo destacan sus resultados es por superar la cifra de los 200 millones de suscriptores a Amazon Prime en todo el mundo. En otras palabras, 1 de cada 40 personas en el mundo está suscrita al programa. Y eso sin descontar la mitad de la población que no tiene acceso a internet.
Una suscripción, decenas de servicios: la filosofía tras Amazon Prime (y su coste)
La historia de este conglomerado de ofertas y ventajas empezó de forma un tanto rocambolesca, como te contamos aquí. El servicio, lanzado en febrero de 2005, fue el primero de su tipo: Por un pago inicial de 79 dólares en Estados Unidos, los clientes eran recompensados con entrega en un máximo de dos días en todos sus pedidos. En ese momento, Amazon cobraba a los clientes 9,48 dólares por la entrega en dos días, lo que significa que si se hacen sólo nueve de estos pedidos en un año, Prime ya era rentable para el cliente.
“En cierto modo el envío en dos días puede parecer una opción de lujo para algunos, pero creemos que puede romper muchas barreras”, contaba Bezos en una llamada con accionistas en 2004. Ahora, 17 años después de aquella cita, Bezos se despedía de la dirección de la compañía que creó para dar paso a Andy Jassy con una carta, en la que contaba que las empresas sostenibles son, simplemente, “aquellas que crean [ofrecen] más de lo que consumen”.
"¿Que tengo series por pagar Prime?"
Lo que empezó siendo simplemente una forma de ofrecer entregas más rápidas es ahora un clúster de servicios en el que cabe la duda de que todos sus usuarios utilicen todos los servicios a los que da acceso.
Esto es especialmente relevante en las guerras del streaming, donde con los datos en la mano, se supone que hay 200 millones de personas suscritas a Amazon Prime Video. Esto quiere decir que el servicio de series y películas de Amazon pisa los talones a Netflix de forma mucho más cercana que Disney Plus. Sin embargo, todas las encuestas sobre visualizaciones indican los contrario. Porque sí, es imposible saber cuántos de los clientes de Prime ven sus series, escuchan Amazon Music o usan su nube para guardar sus fotos.
El ciclo Flywheel de Amazon
La idea de Bezos era que los usuarios que pagaban por Prime gastarían más para rentabilizar su suscripción. “Si te fijas en los miembros Prime, compran más en Amazon que los que no son miembros, porque una vez que han pagado su anualidad, están buscando obtener el máximo beneficio… Compran más en diferentes categorías, su conducta cambia y realmente es uno de los indicadores flywheel para nosotros”, decía Bezos hace unos años en un encuentro organizado por Recode.
Ese ciclo flywheel del que hablaba es una idea del autor y economista Jim Collins, autor del libro Empresas que sobresalen donde nombraba este concepto por primera vez.
Collins ejemplifica este flywheel como una rueda dentada que cuesta mucho mover, pero que en el momento en que coge tracción, acaba moviéndose de forma constante y cada vez con más fuerza. Su aplicación al modelo Amazon, reconocida por Bezos en muchas ocasiones, es clara: precios bajos, recurrencia de visitantes a su web, que hizo que más vendedores quisieran poner sus productos en Amazon, lo que a su vez produjo más tráfico y mayores ventas.
Una especie de círculo virtuoso empresarial… o todo lo contrario desde otras perspectivas.
El coste del ‘todo incluido’
Porque si algo ha quedado claro también en los últimos meses es que el modelo Amazon trae otras muchas cosas consigo. Pese a que los intentos de los trabajadores en Estados Unidos por crear su sindicato no fructificaron, Amazon ha salido del 2020 también con una imagen mucho más trastocada.
El último de los escándalos hablaba de empleados orinado en botellas para llegar a todo, y las condiciones laborales de empleados subcontratados o las acusaciones de plagio de productos exitosos por medio de Amazon Basics no hacen sino acrecentar la sensación, práctica y también teórica, de ser un monopolio sin tapujos.
“Jeff Bezos y su grupo de técnicos simplemente hicieron lo que los ladrones de guante blanco siempre han hecho: Recaudar, gastar y a veces perder el dinero de otros, esquivar impuestos, estafar a los proveedores y evitar a los sindicatos”, escribe Kim Moody en la colección de ensayos El coste del envío gratuito: Amazon en la economía global, un libro que hace apología contra Amazon y sus condiciones laborales.
Las condiciones del sistema Prime no ha ahondado esto, con una logística milimétrica pero que exige laboralmente mucho. Los paquetes llegan a un centro de entrega deben ser entregados el mismo día. Muchos son ‘cross-docked’, un modelo que Amazon tomó prestado de Walmart, en el que “las mercancías entran por una puerta y salen por otra sin ser almacenadas”, como explica Moody en el libro.
Por ahora, Amazon parece lejos de tener cualquier tipo de competidor, sino más bien haber conseguido convertirse en un básico para muchos consumidores. Quizá solo las investigaciones que tiene abiertas en Estados Unidos y en menor medida en Europa puedan echar el freno a un sistema definitivamente virtuoso en las ventas, pero que tiene sus puntos claramente oscuros.