George Clooney pasó bastante frío grabando ciertas escenas de Cielo de medianoche (2020). Lo normal es que el reparto no sufra físicamente en el rodaje de cualquier película o una serie de televisión, sea en Hollywood o en algún otro lugar. No ya solo entre los decorados de los estudios o las pantallas del garaje de George Lucas, sino tampoco en localizaciones exteriores. Y, si alguien ha de sufrir en secuencias incómodas o incluso de peligro, lo normal es que se lo dejen a los dobles especialistas. A no ser que uno se llame Tom Cruise, por supuesto. O que el filme o el episodio en cuestión lo dirija un cineasta cascarrabias como Lars von Trier o un obseso del perfeccionismo como el difunto Stanley Kubrick.
Gran parte de las secuencias nevadas que contemplamos en Cielo de medianoche, de la que el propio George Clooney es responsable, se filmaron en la gélida Islandia. Más concretamente, en el descomunal glaciar Vatnajökull. Se trata del tercero mayor del mundo entero, con unos 8.000 kilómetros cuadrados y hasta uno de espesor. Es tan colosal que ocupa el diez por ciento de la superficie islandesa. Y ha servido de escenario de otras producciones cinematográficas, desde Muere otro día (Lee Tamahori, 2002), pasando por Batman Begins (Christopher Nolan, 2005), hasta las secuencias de más allá del Muro en Juego de tronos (David Benioff y D. B. Weiss, 2011-2019).
Y es que, si los que determinan los detalles creativos de una obra optan por lo más realista posible, a lo mejor toca abrigarse bien. Pero, en el caso de Cielo de medianoche, el mismo director es el intérprete que más tuvo que afrontar las bajas temperaturas islandesas. Los cinco astronautas de Ether se libraron de ello. Pero no la pequeña Caoilinn Springall, que encarna a Iris. Como George Clooney al desazonado doctor Augustine Lofthouse, cuya barba helada no se debe al maquillaje. Porque su equipo y él debieron calarse los veintiocho grados bajo cero de octubre en el glaciar Vatnajökull. Era el único mes en el que podían filmar con nieve sin la sencilla preocupación de acabar congelándose.