La escena con la que se inicia el episodio “Honey” (6x05) de Fear the Walking Dead (Robert Kirkman y Dave Erickson, desde 2015) era la que les debían a los personajes de Dwight (Austin Amelio) y Sherry (Christine Evangelista), con los que se amplía crossover de esta serie con The Walking Dead (Frank Darabont y Angela Kang, desde 2010) tras el de Morgan Jones (Lennie James) y la peligrosa República Cívica Militar. Pero la calma les dura muy poquito y, tras una amenaza sorprendente a lo ¿qué diantres...?, nos arrojan otro par de giros del todo inesperados pero que nos satisfacen bastante.
Y la primera secuencia de acción se sobra y se basta para alucinarnos pero de verdad, no solo por el ejercicio estilístico de su tramo inicial, con planos de detalle, cámara lenta y una partitura señaladísima de Danny Bensi y Saunder Jurriaans (El diablo a todas horas), que vuelven a llamar nuestra atención tras “The Key” (6x04), sino también porque es imposible que su concepto no haya salido de las películas clásicas sobre el Salvaje Oeste americano, a lo que huele la temporada seis desde su capítulo de estreno: se trata, sin lugar a dudas y para regocijo de los cinéfilos más glotones, de una especie de asalto y robo de un tren.
Podemos confirmar así que, desde la presentación de alguien como el pistolero John Dorie (Garret Dillahunt) en la cuarta temporada, algunos escenarios vistos durante episodios como “Humbug’s Gulch” (5x03) o “End of the Line” (5x16), igual que el propio pueblo de Virginia (Colby Minifie), y detalles de los títulos ilustrados en la sexta o de la conducta y el aspecto más recientes de Morgan Jones, significan a que el spin-off Fear the Walking Dead está siendo poseído por el espíritu del western. Y de la misma manera pero en menor grado que The Mandalorian (Jon Favreau, desde 2019), habría que decir.
Las dos ficciones se encuadran en subgéneros diferentes, el terror zombi la una y la space opera la otra, pero ambas nos brindan prototipos y trazas evidentes de las aventuras y los enfrentamientos del Oeste desapacible hasta lo brutal, si bien está claro que a la de Lucasfilm le viene por tradición de Star Wars y sus cazarrecompensas galácticos. Y, en fin, el remate de la primera secuencia de acción en “Honey” no puede recordarnos más a los filmes con un personaje habilidoso que llega para poner orden entre los que cabalgan hacia el crepúsculo, actitud que se confirma en cuanto el mesiánico Morgan Jones se lo propone.
De hecho, aquí y por esa misma razón nos damos cuenta de que él no ha cambiado tanto desde el tiempo en que repartía cajas de socorro por las carreteras como Clayton (Stephen Henderson), alias Oso Polar. Tal vez sí en los límites que ha asumido, pero no en sus propósitos. Pero el protagonista de Fear the Walking Dead que evoluciona en “Honey” es Dwight, en riesgo de regresión a su época al servicio de Negan (Jeffrey Dean Morgan), antes de la caída de los Salvadores en el capítulo “Wrath” (8x16) de The Walking Dead, que es el último de dicha serie en el que el grupo de Rick Grimes (Andrew Lincoln) le ve el pelo.
Sherry, por el contrario, había salido mucho antes de escena, tras el episodio “Sing Me a Song” (7x07). Y su nuevo afán con Virginia es una extensión de lo que ambos sufrieron en las garras del segundo gran villano de la franquicia zombi. Y en ningún otro momento de Fear the Walking Dead como el del último volantazo de “Honey”, que nos parte el corazón, somos tan conscientes de que no es posible comprender la trama de este spin-off en su totalidad sin tragarse antes la serie primigenia. Ya no hay escapatoria del universo cinematográfico de The Walking Dead. Porque, al menos aquí, están jugando bien sus cartas.