Lo primero que **llama la atención del cuarto episodio de The Mandalorian (Jon Favreau, desde 2019) es quién lo ha dirigido: nada menos que Bryce Dallas Howard, la actriz* californiana a la que hemos visto de Ivy Walker en El bosque* (M. Night Shyamalan, 2004), Grace Margaret Mulligan en Manderlay (Lars von Trier, 2005), Gwen Stacy en Spider-Man 3 (Sam Raimi, 2007), Hilly Holbrook en Criadas y señoras (Tate Taylor, 2011), Lacie Pound en el capítulo “Nosedive” (3x01) de Black Mirror (Charlie Brooker, desde 2011), Claire Dearing en Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015) y su secuela, *El reino caído (J. A. Bayona, 2018) o Sheila Eileen en Rocketman* (Dexter Fletcher, 2019).
**Su padre, el veterano realizador Ron Howard, también empezó su carrera como intérprete* y es bastante conocido por su desempeño actual. Entre su filmografía encontramos obras como Un, dos, tres... Splash (1984), Rescate (1996), Una mente maravillosa (2001), Cinderella Man: El hombre que no se dejó tumbar (2005), El código Da Vinci (2006) o, y a eso vamos, Han Solo: Una historia de Star Wars (2018). Pero es que, por otra parte, encarnó a Steve Bolander en American Graffiti* (George Lucas, 1973), de modo que no parece absurdo intuir que ha tenido algo que ver en el hecho de que su hija consiguiera encargarse de “Sanctuary” (1x04), pues así se titula el episodio en cuestión.
Lo cual no significa, y de esto no se está tan al tanto, que Bryce Dallas Howard no pudiese justificarse con su currículo, pues ha rodado seis cortos: Orchids (2006), When You Find Me (2011), el segmento “Lucy” del largometraje televisivo Call Me Crazy: A Five Film, el videoclip M83: Claudia Lewis, el capítulo “1960’s: Sixties” (1x06) de la miniserie documental Vanity Fair: Decades (2013) y Solemates (2015); y el largo igualmente documental Dads (2019), en cuyas entrevistas participó su propio padre, llevándolas a cabo con ella. De modo que preparada estaba para dirigir el episodio de The Mandalorian.
Y el resultado es de lo más aceptable. Comienza con efectivos aguijoneos en nuestra curiosidad por saber qué puede unir a unos cosechadores a los que ataca y saquea una raza extraterrestre con el cazarrecompensas protagonista. Pero cualquier espectador resabiado sería capaz de suponerlo: probablemente Mando les ayude a librarse de tan abyecta molestia, y es a lo que termina accediendo por los honorarios correspondientes, como buen profesional de su oficio. Y esta es una trama clásica de western, con el célebre ejemplo de Los siete magníficos (John Sturges, 1960), *remake* de Los siete samuráis (Akira Kurosawa, 1954).
Por otra parte, **solo hacía falta un rasgo adicional para que el irresistible Baby Yoda fuese adorable por completo, y aquí se lo han añadido de manera definitiva y bastante rotunda: también es inintencionadamente gracioso*, y la actitud ingenua de este pequeñuelo nos trae a la memoria la de Baby Groot en Guardianes de la Galaxia, vol. 2* (James Gunn, 2017), pero sin su descacharrante y notoria peligrosidad. Y nos presentan a la habilidosa Cara Dune (Gina Carano) en una escena de intensa lucha que nos la coloca en igualdad de condiciones con el cazarrecompensas.
La secuencia dinámica de entrenamiento para los granjeros sorganitas es inevitable pero tópica a estas alturas; como la batalla posterior. Y, si de contemplarla os suena mucho la actriz en la piel de Omera (Julia Jones) pero no lográis recordar dónde la habéis visto antes, sabed que interpretó a la anfitriona india Kohana en *Westworld* (Jonathan Nolan y Lisa Joy, desde 2016), la amante del guerrero Akecheta (Zahn McClarnon). Y no es mucho más lo que proporciona un agradable pero sencillo capítulo como este, excusa a lo El equipo A (Stephen J. Cannell y Frank Lupo, 1983-1987) para introducir a Dune como aliada.