El cambio de hora, y también la distancia, son grandes. Aunque de nacimiento es español, su carrera se ha cimentado en Nueva York, pasando antes por Reino Unido. Alfonso Cobo, arquitecto de formación, es uno de esos emprendedores que encontró su vocación –y el éxito– casi por casualidad. Desde la ciudad que nunca duerme, Cobo atiende a Hipertextual a pocas horas de anunciar la venta de la que ha sido su entrada al sector de los emprendedores exitosos made in Spain. Unfold, la llamada a cambiar el anodino y condensado mundo de las stories de Instagram con sus 16 millones de usuarios, anunciaba que se unía a la familia de Squarespace para seguir creciendo en el sector.

De la necesidad a una empresa, pasando por Forocoches

Cobo emigró a Nueva York para cursar un máster en empresas. Antes ya había conseguido su título como arquitecto. En esta transición se encontró con un problema: debía mostrar su portafolio de una manera lo más estética posible. "Necesitaba un sistema que me ayudase a mostrar mi trabajo de una forma elegante y minimalista", explica Cobo. La realidad es que, de existir alguna, ninguna le convencía del todo.

Tirando de la lógica de su edad –Cobo aún no roza los 30– fue a una de las mayores fuentes de información para los de su generación: YouTube. "Empecé a ver vídeos para aprender a crear una aplicación; nunca lo empecé con la intención de formar un negocio, pero aquí estamos", cuenta el fundador, "pero resulta que lo que yo necesitaba, también era algo que pedía mucha gente".

Después de todo, Instagram es un mundo muy saturado y la gente quiere llamar la atención de alguna manera. Por aquel entonces, Facebook copiaba una de las características que hacían triunfar a Snapchat. Los vídeos efímeros se colaban en Instagram, Facebook o WhatsApp arrasando con Snapchat a su paso y, también, mostrando la nueva cara de las redes sociales. Era una oportunidad que se servía en bandeja.

Squarespace se hace con Unfold, la app de un español que ha cambiado las stories de Instagram

La realidad es que el éxito, aunque orgánico, no ha venido solo. Unfold supo tocar una tecla que bien podría salirles mal o convertirse en un éxito. El boca a boca fue su máxima desde el primer momento, pero pasando antes por Forocoches. Los primeros que se interesaron por la aplicación consiguieron, de hecho, todo el paquete de máscaras de forma gratuita. De ahí solo siguieron hacia arriba. "Hay gente con muchos seguidores que empezaron a utilizar Unfold y sus respectivos seguidores fueron detrás", añaden. De esta manera, y tras unos años de vida, han conseguido "no gastar nada en marketing".

Y de Forochoches a las Kardashian

Con su máxima de la sencillez y la estética, los seguidores habituales de Forocoches difundieron la palabra. La aplicación tardó realmente poco en traspasar las fronteras del foro.

"Unfold es muy popular no solo en España o en Estados Unidos, también en Asia, por lo que hay que entender la cultura y cómo la gente entiende las redes allí", explican. Y no solo de geografías va la cosa, Unfold también llegó al dorado de las redes sociales: los influencers. De un día para otro, la aplicación comenzó a formar parte del día a día de algunas de las estrellas de Instagram. Dulceida, las Kardashian, Kim Kardashian, Selena Gomez, Katy Perry, Sergio Ramos o Camila Cabello popularizaron Unfold entre sus fans.

¿Gratis? Alguno podría pensar que no, pero la realidad es que de alguna manera u otra, la aplicación llegó a sus manos. El negocio estaba hecho. "Si nos hubiéramos acercado nosotros a los famosos nos hubieran pedido millones de dólares, imagina lo que pedirían las Kardashian, y seguro que no hubiera funcionado. En verdad lo utilizan porque les gusta y lo hacen porque quieren". Y no hay nada como el efecto espejo de los influencers –de ahí su nombre–, para llegar a cientos de personas y crear escuela.

Tras esto pasaron al siguiente nivel y, aunque nunca han pagado a las estrellas por usar su aplicación, sí que han llegado a acuerdos para que tengan sus propios diseños. Miley Cyrus sería una de ellas, junto con marcas de moda como Tommy Hilfiger. A través de una suerte de agencia de patricinios, Unfold supo canalizar su éxito y convertirlo en ceros en sus cuentas. De hecho, esta última vía no solo sigue la máxima de no pagar a los influencers, sino que es su forma de monetización como sistema de patrocinios. Las suscripciones y la compra de nuevos paquetes de máscaras formarían un todo que conformaría la rentabilidad de Unfold desde casi el primer momento.

Fuera de lo convencional

Ahora ya están integrados en la familia de Squarespace –la tecnológica que pone al servicio de las pequeñas y medianas empresas la posibilidad de crear espacios web de forma sencilla–. Tras un proceso que definen como largo, pero no demasiado complicado –y del que poco se sabe sobre su precio–, "seguirán ofreciendo la sencillez para ese grupo de usuarios"; pero sin dejar de lado su origen.

El acuerdo para salvar WeWork que solo será una quema de dinero para SoftBank

De hecho, Squarespace ha sido la única que ha conseguido conquistar el duro armazón de Unfold. "Desde el principio no quería ningún inversor que me pudiese distraer de mi idea", explican, "y durante todo este tiempo he rechazado ofertas de millones de dólares simplemente por mantener nuestra filosofía".

Una filosofía complicada para el mundo emprendedor estadounidense. Por un lado, Cobo asegura que "en España no hubiese tenido las mismas oportunidades" que las que se le han presentado en Estados Unidos. La educación superior, las voces del ecosistema y la puerta abierta a las ideas nuevas fueron determinantes para Unfold. Pero por otro lado, es una cultura que, al menos al fundador de la aplicación, le genera rechazo: "Especialmente en Estados Unidos donde estamos viendo a muchas compañías que son todo humo como WeWork y hay que tener mucho cuidado con esto. Yo quería jugar con mis propias normas y hacer las cosas de forma distinta, no seguir una fórmula para no ser como todos los demás".

La realidad es que jugar con sus reglas les ha salido bien y ahora, tras muchas opciones, Unfold ha encontrado un final deseado.

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