WeWork se declaró recientemente en bancarrota. Con una deuda milmillonaria. Algo impensable hace unos años, cuando era un gigante y contaba con más de 700 oficinas en 39 países. Creada hace 13 años por Adam Neumann, esta startup quería revolucionar el alquiler de oficinas a través del coworking. Su áurea de modernidad al estilo de Silicon Valley atrajo a los inversores. Pero llegó la pandemia. Y el teletrabajo. Y el sueño de Neumann se ha convertido en un gigante endeudado que, por el momento, seguirá operando a la espera de un comprador.

El meteórico ascenso de WeWork ha llegado a protagonizar su propia serie para Apple TV+, WeCrashed. El título ya apunta maneras. Aunque no era complicado profetizar este final tan desastroso si tenemos en cuenta lo que muestra la serie, una posible caída a los infiernos ya en 2019. Ese año, el fundador y CEO, Adam Neumann, abandonaba el barco. Su criatura había crecido sobremanera gracias a sus dotes para vender su producto. Pero sus inversores se habían dado cuenta de que Neumann no había sido del todo honesto con ellos. 

Sin embargo, Adam Neumann logró salir indemne en busca de nuevas oportunidades de negocio. Su empresa, WeWork, seguiría adelante aunque tambaleándose. El espejismo había desaparecido y el dinero ya no llegaba a raudales como antaño. Era cuestión de tiempo que las deudas hicieran mella. Unido a los cambios de tendencia y a la inviabilidad del negocio que suponía WeWork. El gigante de las oficinas ha caído. Pero, ¿qué fue de Adam Neumann?

El joven emprendedor y su sueño americano

Central Park, Nueva York. La ciudad en la que Adam Neumann cosechó sus éxitos

Adam Neumann nació en Israel. Un 25 de abril de 1979. En el momento de escribir estas líneas, tiene 44 años. Tras pasar cinco años como oficial en la Armada israelí, desde los 18, viaja a Estados Unidos en 2001. Allí vivirá en Nueva York con su hermana Adi. Y en 2002, iniciará estudios en el Baruch College. Según explica en varias entrevistas, quería pasárselo bien y ganar mucho dinero en Estados Unidos. Y entonces conoció a la que luego fue su esposa, Rebekah Neumann. Y dejó los estudios.

Salto en el tiempo. 2010, Nueva York. WeWork abre su primer espacio de coworking, sus primeras oficinas para startups que necesitan un lugar en el que trabajar antes de despegar y tener su propio edificio de oficinas. Alquiler de oficinas. Nada nuevo bajo el sol. Pero Neumann tiene tanto éxito que llegará a ser uno de los mayores arrendadores de oficinas en Nueva York, Londres y en más de 20 ciudades por todo el mundo. La clave del éxito, envolver su producto inmobiliario bajo un aura de modernidad y tecnología asociada a emprendedores. De ahí que los inversores se interesaran rápidamente por la que iba a ser la próxima Google, Uber o Airbnb.

Pero antes de llegar ahí, Neumann probó suerte en varios negocios. Como una empresa de ropa infantil, Krawlers. Con ella logró ganar 2 millones de dólares. Pero también perdió 3 millones por el camino. O Green Desk, un negocio de oficinas compartidas basado en la sostenibilidad. De esta idea surge, obviamente, montar WeWork. Idea que no hubiera sido posible si Neumann no hubiera conocido a Miguel McKelvey a través de un amigo en común, que compartía piso con Neumann y era compañero de trabajo de McKelvey, que entonces trabajaba en un pequeño despacho de arquitectura en Brooklyn.

Adam Neumann y su paso por WeWork

Adam Neumann, fundador de WeWork

Green Desk empieza su andadura en mayo de 2008 con un primer espacio. Una planta entera de un edificio de Nueva York. La idea es crear 15 pequeños espacios de trabajo para startups y emprendedores que necesitan un lugar en el que iniciar su andadura hacia el éxito. Un año después, en 2009, McKelvey y Neumann venden su parte de Green Desk al propietario del edificio y socio de la startup. Con lo aprendido en esta primera aventura juntos, en 2010 lanzarán WeWork.

Saltamos de 2010 a 2019. Tras nueve años como CEO y cofundador, Adam Neumann abandona WeWork. El motivo es que, ante la inminente salida a bolsa del entonces ya gigante de las oficinas de coworking, la información facilitada a los inversores muestra que no todo era tan atractivo ni viable económicamente. Aunque es un gigante con oficinas en todo el mundo y valorada en millones de dólares, las pérdidas también se valoran en millones. A esto se unen las reprochables prácticas de Neumann, contratando a familiares en puestos importantes sin experiencia en los mismos. O comprando y, después, alquilando edificios a su propia empresa. O cobrando a su propia startup por usar su nombre comercial, WeWork, que él mismo había registrado a su nombre. Por una cantidad de casi 6.000 millones de dólares.

Cuando todas estas actividades se descubrieron, la salida a bolsa se tuvo que posponer. Iba a ser todo un acontecimiento que reportaría miles de millones de dólares. Además, Neumann tuvo que dejar su propia empresa. Una salida forzada para intentar reflotar WeWork. Ya limpia de las manchas y actividades descubiertas ese año. Sin embargo, su valoración había caído de los 47.000 millones de dólares a los 8.000 millones. La salida a bolsa no fue posible hasta dos años después, en 2021. 

Qué ha sido de Neumann después de WeWork

Adam Neumann, fundador de WeWork, vive hoy en Bal Harbour Marina, en Miami

Noticia publicada en el New York Post del 13 de noviembre de 2023. El titular viene a decir que el fundador de WeWork, Adam Neumann, tiene una nueva y lujosa casa en Miami mientras la empresa está en bancarrota. No todo lo que ocurrió tras ese septiembre de 2009 en que Neumann deja de ser CEO de WeWork quedará como un buen recuerdo. Pero Neumann ha quedado mejor parado de lo que podría haber imaginado tras su marcha forzada.

Con 44 años, Adam Neumann vive con su todavía esposa Rebekah y sus seis hijos. Y se codean con personas de la talla de Ivanka Trump o Jared Kushner. Ventajas de vivir en un lugar tan lujoso como Bal Harbour Marina, en Miami. Y de contar con una fortuna valorada en 1.700 millones de dólares. Gracias a todo ello, se puede ver a Neumann en monopatín con cierta frecuencia.

Más allá de su vida privada, Neumann compró dos propiedades en 2021 por un valor de 44 millones de dólares. Una compra fuera de mercado de un inversor local, Joseph Imbesi. La compra constaba de dos parcelas de 50.000 pies cuadrados. Aproximadamente, casi 4.700 metros cuadrados. Allí, Neumann mandó construir su actual mansión con vistas al mar.

La compra fue posible porque, tras salir de WeWork, Adam Neumann recibió 1.700 millones de dólares de SoftBank, uno de los mayores inversores en la compañía. Pero no queda ahí la cosa. Esa compensación por la salida precipitada de WeWork fue a más. A lo largo de 2021, The Wall Street Journal se hizo eco de otros pagos que SoftBank realizó a Neumann a modo de indemnización por despido. Las cantidades fueron oscilando entre 130 y más de 200 millones de dólares. Incluso llegó a recibir acciones de WeWork valoradas en 245 millones de dólares.

La enésima startup de Adam Neumann

Flow es la nueva startup de Adam Neumann, fundador de WeWork

Aunque el fundador de WeWork cuenta con una mansión de ensueño y una riqueza valorada en 1.700 millones de dólares, alguien como Adam Neumann no puede estarse quieto. Es por ello que desde la salida de su compañía, y tras las sucesivas y millonarias indemnizaciones, Neumann volvió a apostar por el sector inmobiliario. Esta vez creando una startup llamada Flow. Fundada oficialmente en 2022, es una empresa de bienes raíces residenciales. 

Y aunque a priori no ofrece nada nuevo, recibió 350 millones de dólares de inversión por parte de la empresa de capital riesgo Andreessen Horowitz. Esta firma, además, valoró Flow en 1.000 millones de dólares. Sin haber empezado a hacer nada todavía. Por el momento, cuenta con seis edificios de apartamentos en Florida y en Tennessee.

Está por ver qué será de Adam Neumann en los próximos meses y años. Sus controvertidas declaraciones y las estrambóticas anécdotas pasadas lo han convertido en una figura pública que ha dado mucho que hablar. Pero que al mismo tiempo, ha sabido atraer a inversores en el pasado y sigue haciéndolo en el presente.