WeCrashed, la serie de de Apple TV+ basada en WeWork, es una oda al desastre. También, un anuncio certero que en sus próximos capítulos –solo hay tres disponibles–, habrá un considerable cataclismo empresarial. La historia se une a la tendencia de los grandes fraudes que parece tomar el streaming –se une a las dos versiones de la historia de Theranos y Elizabeth Holmes–, pero en esta ocasión toma una decisión audaz.
En WeCrashed se asume que el desastre que ocurrirá en pocas escenas, también, es una extraña combinación de cálculos previos. WeWork, la recordada empresa de Adam Neumman (interpretado por Jared Leto) está a punto de caer. Y WeCrashed disfruta con la posibilidad de explorar el cómo lo hará antes de la espectacularidad de la caída.
De hecho, la serie comienza por un punto del desastre. En septiembre del 2019, WeWork está a punto de desplomarse en medio de la arena corporativa justo semanas antes de su salida a bolsa. Una que, de hecho, nunca llegó a ocurrir.
Cuando el mundo, y los inversores, vieron la realidad de las cuentas de la compañía y los negocios que Neumman había estado llevando a cabo fuera del interés real de WeWork, la compañía colapsó.
Y lo hizo con muchos millones en inversión a cuestas. En WeCrashed este momento se cuenta cuando Neumann es destituido como director ejecutivo de su propia invención empresarial. Se trata de una tragedia que la serie narra de manera rápida, elusiva y cruel.
De hecho, en varios de sus momentos más duros y en un primer episodio de antología, la serie deja claro lo evidente: WeWork y Neumann estaban condenados al desastre.
Neumman no es el único villano de WeCrashed, los hay peores
Por supuesto, la serie también tiene sus villanos a cuestas. Anthony Edwards regresa como una especie de malvado contemporáneo. Muy distinto a su ambicioso pero ingenuo personaje en ¿Quién es Anna?, es el centro motor de algo mayor. Y es entonces cuando la WeCrashed se hace preguntas correctas sobre la motivación, el sentido y la sustancia del éxito en medio de nuestra época. Más en el mundo de las compañías tecnológicas de nuevo cuño con líderes que juegan en la delgada línea de dioses y empresarios.
¿Qué ocurre para que una empresa que hasta dos años había sido un ejemplo de gestión caiga a pedazos? WeCrashed ofrece algunas visiones, pero su primer capítulo deja claro lo inminente.
El triunfo económico, financiero y social de nuestra época depende de la imagen. Pero también de la credulidad del otro, del miedo a perder vinculado con algo más grande, codicioso y al final, insustancial.
Cuando el éxito no es suficiente
WeCrashed es también una apología a lo que ocurre detrás de aventuras empresariales que comienzan como un sueño prometedor. Por supuesto, el argumento va más allá de eso y se enlaza con la necesidad de la competencia y la afirmación. Leto interpreta a Neumann desde la concepción del hombre dispuesto a tomar riesgos. Pero lo que es más evidente es que cada pieza sobre la travesía, tanto al desastre como a la gran explosión de beneficios, incluye un espacio oscuro.
El actor, que ha dedicado los últimos años de su carrera a la exploración de personajes torturados, extravagantes y abrumados por la avaricia, retrata a Neumann desde la promesa. ¿Qué hay más allá de este gran sueño venido a menos y caído en desgracia? WeCrashed no lo aclara, pero es evidente que sus siguientes capítulos estarán condensados y construidos para elaborar una idea sobre el miedo moderno. Ese que se vincula al poder de las nuevas compañías. La pérdida del impulso y la necesidad de la evasión hacia el fracaso se muestran en WeCrashed como un espectro que acompaña a Neumann a todas partes.
Eso, a pesar de la compañía extravagante y casi estridente de su esposa Rebekah, interpretada por una Anne Hathaway siempre magistral. Una especie de pliegue de pura frialdad en medio del argumento. Ambos sostienen una historia incómodo sobre un vendedor asombroso que se quedó sin nada que vender. La de un propietario de una compañía de bienes raíces que quiso ser algo que no era: un imperio tecnológico con mucho de imaginario y nada de real.
Pero aún más complicado, es el hecho que WeWork se convirtió en una quimera pendulante, una promesa incumplida de una empresa fecunda. ¿Qué pudo ser el gran desarrollo que se avizoraba? ¿En qué pudo convertirse? WeCrashed es lo suficientemente cruel para relatar la posibilidad y dejar claro el motivo de la caída.