Wallbox sigue su camino de éxitos. La startup de fabricación de cargadores eléctricos acaba de anunciar que comenzará su cotización en la bolsa de Nueva York, el NYSE, a lo largo del 3 trimestre de 2021. Todo bajo el modelo SPAC (Empresa de adquisión de propósito especial). Sería, por tanto, la primera tecnológica española en optar por este modelo que ya vive sus años dorados en el universo tecnológico de Silicon Valley.
Con esta salida a bolsa, Wallbox se situaría en una valoración de unos 1.200 millones de euros. Se convierte, por tanto, en otro de los pocos unicornios con los que cuenta el panorama emprendedor en España.
En un comunicado presentado por la compañía se habla de unas previsiones de crecimiento de un 90% anual hasta 2027. Una confianza basada en el crecimiento asegurado que se espera del sector del vehículo eléctrico de aquí a unos años y al incremento en las necesidades de las unidades de carga en las urbes. Esto quiere decir que los 26 millones que facturo en 2020, para 2027 tendrán que ser 2.115 millones.
Apuntan a que aunque ahora mismo sus resultados son positivos a final de año, Wallbox no alcanzará una verdadera rentabilidad hasta 2024 por lo menos.
¿Por qué a tres años vista? Los últimos movimientos de la compañía catalana han apuntado a crecer en el sector de los vehículos eléctricos; al menos en varias de sus verticales. Por un lado, en septiembre de 2020, Wallbox compraba los mapas de carga eléctrica de Electromaps. Casi 100.000 usuarios de la aplicación comenzaban a formar parte de la familia de Wallbox. Por otro lado, en octubre de ese mismo año, la tecnológica anunciaba un nuevo modelo de cargador. Pasaban de las unidades para empresas a los cargadores públicos más eficientes y baratos. Poco después, Iberdorla anunciaba la compra de 1.000 unidades. Con esta propuesta pisaban fuerte en lo que a su expansión internacional se refería. Ahora, la startup fabricante de cargadores eléctricos ya está operativa en 67 países.
Hablemos de las SPAC y de Wallbox
El modelo de SPAC no es nuevo, aunque Wallbox toma la delantera al resto de startups españolas o europeas que ya habían contemplado esta forma de lograr financiación. De hecho, la CNMV y entidades como Banco Santander ya están manos a la obra para crear versiones made in Spain de las SPAC.
Pero, ¿qué es exactamente una SPAC? Es una compañía fantasma con capacidad de levantar millones de una gran lista de inversores. Dicha empresa no cuenta con ninguna actividad o producto en sí misma, pero sí que ofrece una promesa a corto o medio plazo de ser la número uno en el sector elegido. Para ello, habrá de fusionarse con otra empresa que aporte la idea a cambio de capital. Con esta operación, todas las partes salen ganando.
En el caso de Wallbox, los papeles están muy claros. Kensington Capital Acquisition es la compañía que fusionará con Wallbox. La primera tiene el negocio, que además ya viene con cierta trayectoria en el sector de los coches eléctricos, y la segunda logra una financiación de 330 millones de dólares como resultado de juntar los negocios. Además de otros 100 millones de dólares que entran por la vía privada de accionistas.
Como decíamos, el sistema SPAC es bastante común en Estados Unidos precisamente para el grupo de empresas tecnológicas. Con grandes éxitos a sus espaldas, hay uno que ha ensuciado el bien hacer de las SPAC hasta la fecha. El caso de Nikola, el rival de Tesla en el negocio de los coches eléctricos que resultó ser un fiasco en toda regla, conquistó a los mercados e inversores con una de las SPAC más promocionadas en mucho tiempo. WeWork es otra de las que también ha pasado por sus más y sus menos.
Como una vía alternativa a las rondas de financiación, este sistema permite lograr grandes volúmenes de capital. También de una oferta a futuro. Es por esto que se ha denominado a este sistema como compañías fantasma o de cheque en blanco. Sin pasar por los largos procesos de aprobación para cotizar en bolsa, todo se basa en promesas a futuro.