Era un hecho incluso antes de confirmarse. General Motors claudica en su relación con Nikola, la compañía de vehículos eléctricos llamada a ser la nueva Tesla –algunos incluso se aventuraron a catalogarla como su sustituta–.
Con esto, y según adelanta Elecreck, General Motors anuncia que abandona el plan de construir una camioneta eléctrica, o más concretamente de pila combustible, diseñada por Nikola. También anuncian que abandonan acuerdo de entrar en el capital de la compañía, lo que suponía hacerse con el 11% de su capital. Esto supuso que en el momento del anuncio, las acciones de Nikola subiesen un 40% –nada mejor que un acuerdo con un gigante de la movilidad para animar al mercado–.
“El acuerdo entre Nikola y GM está sujeto a negociación y ejecución de documentación definitiva aceptable para ambas partes. El MOU no incluye la participación accionaria de GM previamente contemplada en Nikola o el desarrollo de Nikola Badger. Como se anunció anteriormente, el programa Nikola Badger dependía de una asociación OEM. Nikola reembolsará todos los depósitos de pedidos enviados anteriormente para el Nikola Badger ".
¿Por qué deja GM esta asociación con Nikola? La realidad es que los rumores de fraude llevan persiguiendo al pequeño-gran fabricante desde hace tiempo. Tanto así que pasó de ser la promesa del sector a humo en apenas unos días. Como no podía ser de otra manera, General Motors –que vio el filón de asociarse con la promesa del mundo de la movilidad– se ha desligado de lo que ya es un problema de imagen en toda regla. La cuestión es si lo ha hecho a tiempo.
En septiembre de este mismo año, Trevor Milton, CEO y fundador del fabricante, anunciaba su dimisión. Tras esta decisión, un informe de Hindenburg Research que aseguraba que la tecnología presentada por Nikola hasta la fecha no era real; lo que incluían los vídeos de promoción en los que, supuestamente, se podía ver un prototipo a pleno rendimiento. Según el informe, que no fue negado con ninguna prueba plausible por parte de Nikola, todo lo visto hasta la fecha era falso. Las supuestas patentes de Nikola no eran tales y, según declaraciones de empleados, todos los prototipos vistos hasta la fecha carecían de la equipación publicada.
La empresa que cotiza en bolsa desde junio de este año con una valoración de 31.000 millones de dólares y que tenía previsto superar a Ford en facturación en 2023, anunció que el engaño era una simple cuestión técnica. De nada sirvieron las excusas. La presión sobre la actividad y la tecnología de Nikola se precipitaron, lo que terminó con la dimisión del máximo representante de la compañía.
De hecho, fue precisamente el acuerdo con GM lo que aceleró la caída de Nikola. El gigante de los automóviles firmó un acuerdo por el que entraba en Nikola para aportar tecnología de baterías eléctricas y celdas de combustible para la fabricación de la camioneta eléctrica Badger. El propio fundador de Nikola afirmaba, de hecho, que el motivo de crear la compañía fue porque no le gustaba la Cybertruck de Elon Musk en Tesla –compañía contra la que siempre ha intentado competir–. Para más detalles, el fundador de Nikola acusó a Musk de robar la tecnología y el diseño de la camioneta.
La cuestión es que GM entraba a colaborar con la compañía de coches eléctricos precisamente en las áreas en las que Nikola aseguraba tener su propia tecnología meses antes, incluidas patentes únicas. Las alarmas saltaron y GM, que se posicionó del lado de Nikola, fue criticado por defender el engaño y no haber estudiado antes el estado de la compañía.
Ahora, todo apunta a que el acuerdo de cooperación para la fabricación de la Badger –de las que prometieron fabricar 35.000 unidades al año– queda desierto, a la espera de un nuevo acuerdo del que aún no está claro el resultado, pero que determinará la relación a partir de ahora entre las dos entidades.