Llegó a perfilarse como la nueva Tesla. Nikola Motor fue durante algunos meses el fabricante de camiones eléctricos más prometedor del mercado. Con sede en Arizona y nacida en 2014, entró en bolsa el pasado mes de junio y la empresa llegó a valorarse en 31.000 millones de dólares. Para 2023, se preveía que su facturación superaría la del gigante Ford. Todo esto sin que nadie haya visto en persona uno de sus camiones y, por supuesto, sin que se vendiera ninguno. Un presunto fraude, la dimisión del CEO y una de las grandes polémicas del sector. ¿Qué está pasando con Nikola Motor?
Las alarmas ya estaban encendidas pero han sonado mucho más fuerte después de que Trevor Milton, CEO y fundador del fabricante, anunciara su dimisión. A esta decisión le preceden unas semanas intensas en las que Nikola ha sido acusada de basar el caché de la empresa en una tecnología de las que se tienen más dudas que evidencias. Con la renuncia de Milton se abre un nuevo capítulo de la crisis que ha pasado de posicionar a Nikola como una de las compañías más prometedoras de la conducción eléctrica a estar en la lista negra.
Las promesas de Nikola
El fabricante empezó a ganar notoriedad en febrero de este año, cuando hizo la primera presentación de la que sería su joya de la corona: la Nikola Badger. La pickup eléctrica, que pretende ponerse al nivel del Cybertruck de Tesla, promete casi 1.000 kilómetros de autonomía, aceleración de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y 900 caballos de fuerza. Pero una de las cosas que más llamaban la atención de Badger es que funcionará con pila de combustible de hidrógeno en lugar de una eléctrica.
En ese momento, parecía oro todo lo que relucía aunque las primeras dudas surgieron en junio, cuando se abrieron los pedidos de la camioneta. Sin haber mostrado el prototipo, sin dar detalles sobre la tecnología ni especificaciones técnicas; tampoco sobre las fechas de inicio de producción ni los precios. Sin embargo, Nikola Motor pedía 5.000 dólares de depósito, que podía ser posteriormente reembolsable.
Las promesas no acababan ahí. La compañía afirmó que llegaría a producir 35.000 unidades de la Nikola Badger cada año, aunque la fábrica todavía en construcción. También que sus instalaciones contarían con placas solares de 3,5 MW o que habían conseguido reducir el coste de producción de hidrógeno un 85%. Un informe puso en duda todas estas afirmaciones y la empresa patas arriba, aunque Nikola tuvo antes de su caída un momento de gloria.
La entrada triunfal de General Motors
En junio, Nikola pasó a jugar en primera liga después de que General Motors anunciara la compra del 11% de la empresa de Arizona. Uno de los puntos fuertes del acuerdo es que el gigante automovilístico se centraría en la fabricación de la camioneta eléctrica. Sin embargo, la Badger seguiría siendo considerada un producto de Nikola Motors.
La noticia fue recibida con los brazos abiertos en la Bolsa y las acciones de la compañía subieron hasta un 40%. El todavía entonces CEO en aquel momento, Trevor Milton, dijo en un comunicado que no se podría haber conseguido una mejor alianza que la de Nikola con General Motors. La verdad es que, para los primeros, el pacto fue beneficioso se mirase por donde se mirase.
La prometedora compañía se ahorra con el acuerdo 4.000 millones de dólares en los costos de desarrollo de las baterías y otros 1.000 millones en los procesos de ingeniería y homologación. Para General Motors, el pacto forma parte de las iniciativas para fomentar la generación de las baterías Ultium que la multinacional está desarrollando.
A pesar de las ventajas, sigue llamando la atención que General Motors haya apostado tan fuertemente por una empresa a la que ha colmado de atenciones y ha facilitado un acuerdo muy beneficioso... sin tener ni siquiera un prototipo de la camioneta que pretendía revolucionar el sector. Por lo tanto, el acuerdo se ha basado hasta ahora en que Nikola Motors pone la idea y los diseños (sin resultados por el momento tangibles) y General Motors se encarga de intentar convertirlo en realidad.
Llega la tormenta a Nikola
Se le ha llamado un "fraude complejo" que, de confirmarse, puede afectar a un importante número de inversores que han puesto en juego cifras con varios ceros. El pasado 10 de septiembre, la consultora estadounidense Hindenburg Research, especializada en investigaciones financieras, publicó el informe Nikola: Cómo convertir un océano de mentiras en una asociación con el fabricante de automóviles más grande de Estados Unidos.
El documento ha provocado que la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos haya iniciado una investigación a Nikola para confirmar que las acusaciones son reales. Hindenburg sostiene que Nikola se ha construido sobre un fraude que ha creado el CEO, Trevor Milton, basado en hacer negocios afirmando falsamente, según la consultora, que tiene una tecnología patentada.
Las acusaciones contra Nikola se basan en mensajes, llamadas y correos electrónicos que han sido recopilados, así como declaraciones de ex empleados de la empresa. Uno de los antiguos trabajadores sostuvo que la presentación en 2016 de Nikola One, el camión de hidrógeno, fue una mentira. Además, Hindenburg Research ha destapado otras sospechas como que en las imágenes que hay de las instalaciones de Nikola Motor no se ven paneles fotovoltaicos a pesar de que la empresa afirmó que el edifico estaba completamente equipado.
Estos paneles prometían generar 3,5 MW aunque todavía no han sido presentados y, según el informe, una parte de la tecnología pertenece a terceras empresas. No obstante, eso no consiguió frenar que Nikola llegara a firmar acuerdos millonarios.
En medio de las acusaciones de fraude, la consultora estadounidense subrayó que Nikola Motor siguió aprovechando el tirón mediático que tenían sus productos a pesar de que tenía evidencias de que podían haber problemas para desarrollarlos. Por eso, el acuerdo con General Motors podría haber sido la manera de seguir a flote y aprovecharse de la tecnología y de las baterías de la multinacional.
En este contexto, surgen todavía más dudas acerca de la naturaleza del acuerdo entre las dos empresas, que habría beneficiado a Nikola en muchos aspectos. En tantos, que hasta podrían haber continuado su negocio sin sospechas si Hindenburg Research no llega a publicar su investigación.
Nikola Motor cambia de rumbo
Si algo deja en claro el informe de la consultora es que el fraude o los potenciales engaños de Nikola Motors tienen nombre y apellidos: Trevor Milton. "A través de docenas de mentiras descaradas, pudo formar asociaciones con algunas de las compañías automotrices más grandes del mundo en su desesperación por ponerse al día con el estatus de liderazgo en vehículos eléctricos de Tesla", concluyó Hindenburg Research.
Inicialmente, el CEO escribió en Twitter que el informe solamente quería destruirlo y que publicaría un informe detallado para desmentir las acusaciones. Sin embargo, Milton ha acabado dejando voluntariamente su puesto como director de la empresa.
En un comunicado, ha anunciado que ha pedido a la junta de Nikola abandonar su puesto. "Tengo la intención de defenderme de las falsas acusaciones formuladas contra mí por detractores externos", escribió y puso de relieve la importante misión de la empresa dentro de la innovación automovilística.
I will be cheering from the sidelines with you. Your greatest fan. pic.twitter.com/IaYfZedYhK
— Trevor Milton (@nikolatrevor) September 21, 2020
El miembro de la junta directiva de Nikola y también ex vicepresidente de General Motors, Stephen Girsky, tomará el relevo y a partir de ahora estará en sus manos responder a las acusaciones de fraude. Hipertextual se ha puesto en contacto con Nikola Motor, quien ha enviado el comunicado oficial del cambio de liderazgo de la empresa pero no ha contestado a las preguntas de este medio sobre la estrategia de la compañía para hacer frente al escándalo.
En el comunicado, Mark Russel, director ejecutivo de Nikola, se limitó a afirmar que las prioridades de la empresa no han cambiado y que el objetivo sigue siendo convertirse en un "proveedor de soluciones de transportes de cero emisiones".
¿Qué pasará ahora con Trevor Milton?
De esta manera, Trevor Milton ha sido renegado a las sombras después de estar mucho tiempo en primera línea. En una estrategia parecida a la de Elon Musk, el fundador de Nikola ha utilizado Twitter para promocionar a la empresa, hasta tal punto que algunos inversores reconocieron perder el ritmo de sus publicaciones, informó Bloomberg.
Por ahora, no sabemos qué rumbo puede tomar el antiguo CEO. A pesar de su renuncia, Milton todavía posee más del 5% de Nikola Motor y una de las opciones es que el antiguo director se aleje de los focos pero con una considerable cantidad de dinero en el bolsillo.
Electrek señaló que es muy difícil que Trevor Milton se recupere de este bache y que la empresa pierda credibilidad, sobre todo porque se encuentra en etapas iniciales y todavía no ha presentado oficialmente ninguno de sus productos. Además, si ya han engañado una vez ¿por qué no podrían hacerlo dos veces?
... ¿Y en el sector?
Nikola Motor está en el punto de mira de la justicia estadounidense y seguramente de más de un inversionista que haya apostado por la empresa. ¿Este caso puede tener un efecto en el sector, más allá del fabricante de Arizona? "No afecta de ningún modo. El Departamento de Justicia de USA investiga al fabricante por posibles irregularidades o malas prácticas comerciales, con lo que hay que esperar a ver los resultados, pero en cualquier caso es una circunstancia puntual de una compañía. No tiene nada que ver con el resto de sector, que está conformado por miles y miles de empresas", señaló a Hipertextual Arturo Pérez de Lucia, Director General de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (AEDIVE).
El experto subrayó que la movilidad eléctrica no es el foco de la noticia, sino lo que haya podido hacer el directivo de una empresa. En este contexto, Sergio Díez, director del Hub Movilidad Conectada, coincidió en que el sector está conformado por miles de empresas, aunque reconoció que este tipo de noticias no son buenas para las compañías disruptivas. Puso como ejemplo a WekWork que, a pesar de tratarse de otro sector, es un caso que demostró que el modelo de negocio entrañaba muchos riesgos financieros.
Asimismo, Díez explicó que empresas como Nikola o Tesla cargan con una gran incertidumbre, como una tecnología nueva y cara por desarrollar, unas grandes inversiones para fabricarlos y la necesidad de tener un gran volumen de producción para tener precios mínimamente competitivos.
"La confianza de los inversores en este largo y arriesgado camino es clave. Si no se cumplen esas expectativas la confianza baja y las inversiones en consecuencia también, con lo que a veces se hace una huida hacia delante en la que se falsean las expectativas esperando la próxima inyección de capital, o un gran acuerdo con un proveedor que pueda ayudar a avanzar. Pero esto al final puede acabar explotando como puede que haya sido el caso de Nikola".
Sea o no el caso de Nikola Motor, la empresa se agarra a un clavo ardiendo y niega las acusaciones. Hasta ha anunciado que colaborará plenamente con la investigación de la Comisión de Valores para que la realidad salga a luz. Sin embargo, por ahora, todo indica a que Nikola Tesla estaría más orgulloso de cómo se ha utilizado su apellido a su nombre de pila.