2019 pasará a la historia de la telefonía como el año en el que los diseños se volvieron de nuevo creativos. No sin varias crisis y retrasos por el camino, los paneles flexibles aterrizan al fin en algo más que bordes visualmente infinitos. Donde las dos puntas de lanza del sector –Samsung y Huawei– se atrevían con plegables de gran formato para continuar con la tendencia del smartphone siempre creciente, Motorola abre camino hacia abajo, en lo que parece una búsqueda más realista de las demandas del usuario.

Con el nuevo Razr plegable, Motorola ataca además abiertamente a la nostalgia, echando a rodar su gran experiencia en la era de los teléfonos tipo concha y sus mecanismos de bisagra. Esta semana hemos podido probarlo brevemente durante la presentación ante los medios europeos en Londres, donde han confirmado algunos detalles a nivel de diseño, ingeniería y golpe de efecto sobre la situación de la marca.

El icónico Motorola Razr vuelve al mercado con una pantalla OLED plegable

Motorola Razr v3 y las tres eras del móvil reciente

Motorola Razr 2019

En algo que ya parece ocurrir cada 7 u 8 años, este Motorola Razr supone el tercer gran empuje de la marca bajo el mismo nombre desde que el v3 despuntara en 2004 y se hiciera con un buen pellizco de los usuarios y atenciones de entonces. Corría la era pre-smartphone, cuyos índices de creatividad acabaron derruidos con la llegada del iPhone en 2007, que sentó las bases de lo que hoy casi podemos llamar el teléfono a secas.

Pequeños al principio, pero progresivamente cada vez más grandes e incluso abiertamente gigantescos, los smartphones se han convertido en la navaja suiza de la era digital. Abrazamos su gran pantalla cualidad indispensable en productividad, aunque no tanto en su portabilidad. Es por esto que, aunque las principales líneas siguen hoy creciendo, hay una ventana de oportunidad para los momentos en los que no es tan cómodo.

Que se lo digan a Palm –o al loco concepto de Essential–, otra de las marcas referentes en aquella era previa al dominio de iOs y Androd a la que no sentó nada bien la transición esta la nueva realidad. Renació el pasado año con un pequeño dispositivo que prometía ser "el móvil de tu móvil" para cuando no puedes cargar con un gran terminal –haciendo deporte, en eventos...–, o simplemente para cuando necesitas ser productivo o desconectar.

Motorola Razr 2019

La idea, que no parece demasiado viable desde un punto de vista amplio y comercial, sí que tiene su aquel, y Motorola ha sabido trasladarlo a este nuevo Razr. Samsung, de momento, también está en ello. Abierto puede ser un smartphone estándar al uso –en formato ultrapanorámico al estilo de las nuevas propuestas de Sony–, que plegado ya intenta resolver parte de los dramas del exceso de notificaciones y atención.

Su pequeña pantalla exterior, también OLED, está pensada e integrada para resolver de un vistazo pequeñas tareas como mensajería, email o control de música, que pueden transferirse a la pantalla principal con tan solo abrir el terminal. No hay todavía mucho más que se pueda hacer en ella: nada de aplicaciones o widgets aquí. Esto, en el sentido en que mencionaba, parece tanto una falta de integración como una suerte de ventaja conceptual. Sí podemos, no obstante, controlar los ajustes rápidos como brillo, conexiones o encender la linterna.

Diseño familiar con 'efecto wow'

Motorola Razr 2019

Motorola sostiene que se han intentado mantener las líneas del dispositivo original, sin comprometer el grosor. Esto hace que, en un espacio más bien restringido y ocupado en hasta un 30% por su mecanismo de bisagra, la batería –de 2.520 mAh en dos partes, una en cada lado del terminal– pueda estar en entredicho. Representantes de la marca afirmaban que en pruebas internas no han visto que sea un punto débil –"suficiente", dicen ellos–, y no será tanto por tamaño como por este cambio que realice sobre los uso del teléfono. Aquí tengo yo mis dudas.

El Motorola Razr es, en su edición de 2019, un móvil hecho para sorprender desde el primer segundo en que se usa, aunque sea en manos de otro. Ya en las tuyas, la primera sensación con el terminal es que es contundente –sorprende casi por pesado, aunque por suerte es contenido en tamaño–, está muy bien construido. Esto es intencional, a su rango de precio –de 1.599 euros en España a partir de Enero– la experiencia que se busca es decididamente premium.

Construido en acero inoxidable y cristal, salvo por una trasera rugosa para mejorar el agarre y conservar la estética más Motorola, ciertamente hay que hacerse con el gesto de mano, que en un primer momento parece algo rígido y resbaladizo. Aunque defienden que se trata de unidades de preproducción, tanto en software como en hardware, la marca sabe muy bien qué es lo que encaja en su público. El "satisfactorio" gesto de colgar una llamada cerrando el teléfono. De hacer ese "clap" cuando choca la tapa.

En la mano, no obstante, el gesto de cierre todavía está algo alejado del original, pues hay que acompañarlo empujando hasta el mismo final. De la misma forma, hay que hacer cierta fuerza en la mano para abrirlo, donde sus acabados laterales tan pulidos generan un reto al agarre. En cualquier caso, una vez abierto, Motorola ha hecho un gran trabajo para eliminar prácticamente todo rastro de la curvatura de la pantalla que sí que encontramos en los plegables de mayor tamaño. También desde el tacto y al uso en la pantalla principal, se olvida rápido esa característica en un terminal que invita a ser usado casi como cualquier otro.

Motorola Razr 2019

En la 'barbilla' Motorola esconde parte de los retos de este tipo de diseños –escogido entre hasta 26 prototipos–, cuyo principal obstáculo es el espacio interno. En ella encontramos el altavoz, las antenas, el conector de carga y y un sensor de huellas que llega montado en lo que es, solo en apariencia, un botón físico. Debido a esta protuberancia inferior, este nuevo Razr lo tendrá más complicado para articular el control de interfaces por gestos que domina últimamente, por lo que cuenta con la botonera digital más tradicional.

Volviendo a su bisagra, y aunque el Razr 2019 es puro ingenio y experiencia hecha producto, todavía en este primer contacto no se me despejan algunas de las dudas en cuanto a su construcción y durabilidad. Igual que Samsung tuvo problemas en los sellados entre el panel y las partes móviles, este Motorola tiene un par de puntos críticos que hacen, cuanto menos, levantar la ceja.

Motorola Razr 2019

El primero y más sorprendente es el de la zona de pantalla que va montada sobre la bisagra, que se hunde creando un lazo conforme vamos cerrando el móvil para conseguir un sellado total y tapa con tapa que no vemos en el Galaxy Fold. No obstante, al ir cerrando se genera cierta holgura entre el borde de esta zona de la pantalla y el marco interno del terminal. El segundo es que la parte inferior de esta pantalla, patina hacia abajo y sobre la base al cerrarlo, introduciéndose en la barbilla, lo que genera un segundo punto débil ante la entrada de pequeñas partículas y polvo y que habrá que ver qué tal han resuelto en el largo plazo.

Motorola sostiene una garantía europea de dos años ante posibles defectos, aunque evita dar una respuesta concreta respecto al número de dobleces para el que ha sido testado. Preguntada también sobre cuál era el punto más débil de este dispositivo, responsables del equipo de ingeniería afirman desconocerlo, pues dicen haber superado con éxito las pruebas de resistencia. Estas serían "las mismas que las del resto de smartphones", lo cual no sé si me tranquiliza o todo lo contrario.

Un eslabón más hacia la gama alta

Motorola Razr 2019

Motorola ya no es lo que era, aunque recupera ciertas inercias para volver a serlo. Previo paso por las manos de Google y ahora propiedad de Lenovo, quedó en un segundo plano tras el enfriamiento de sus gamas de smartphone más exitosas, encabezadas por el Moto G original de 2014. Desde entonces, sus mayores éxitos se han encontrado en las primeras gamas de dispositivos.

Tras varios años en pérdidas, ahora, con una dirección renovada recupera mercado y vuelve al negro. Su objetivo actual es la rentabilidad como división dentro del gigante de la computación china, y el nuevo Razr es una herramienta más para ello. Durante esta presentación, en Motorola no apuntan a las grandes cifras de venta como único marcador de éxito, sino que valoran y exponen de forma pública el efecto de este dispositivo sobre la percepción de la marca.

En este sentido, la que lanzara el primer teléfono móvil parece tener intención de iterar sobre este primer Razr de pantalla plegable. Esperan que esto les permita de nuevo hacerse con una imagen respetada también en la parte alta del mercado, y que les pueda ayudar a recuperar tracción en segmentos más premium y también tradicionales.

Motorola Razr 2019

Y es que Motorola también presume de aterrizar el concepto plegable a un precio inferior al de su competencia, pero lo hace con unas características que hoy vemos en fácilmente superadas en los smartphones de gama media como el Mi 9T de Xiaomi. Su modesto procesador, que veíamos ya en estas fechas hace un año en terminales de gama media, su cámara única o sus memorias, se mantienen intencionadamente a raya para contener el precio. En cualquier caso, son características que pueden garantizar ya hoy una experiencia relativamente sólida sin demasiadas dificultades.

La marca de hecho pone el foco en la exclusividad de un producto que ya de entrada se espera que escasee. Su producción está todavía todavía en sus primeras fases y una rampa de fabricación todavía por llegar no parece que fuera a consentir un éxito de ventas. Hablan, no obstante, de una disponibilidad amplia pasados unos meses.

Con el Razr de pantalla plegable, Motorola se coloca al finales de año entre los grandes que están dando un empujón en los nuevos formatos. Lo hace desde un punto de vista más modesto, pero que encaja mejor y más directamente con los usos ya instalados del smartphone. Aunque comienzan con el viento en popa, todavía está por ver si son capaces de surfear esta ola.

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