El pasado 30 de noviembre de 2016, la periodista científica Ángela Bernardo publicaba en Hipertextual una investigación con el que destapaba el ahora conocido como Caso Nadia.
La historia se remontaba a ocho años atrás, durante los cuales los padres de la pequeña Nadia Nerea Blanco habían realizado varias campañas de recaudación de fondos para poder tratar a su hija, cuya vida corría serio peligro a causa de la tricotiodistrofia que padecía desde su nacimiento. Al menos eso es lo que aseguraban ellos.
La última de estas campañas comenzó el 26 de noviembre de 2016, con un artículo publicado en El Mundo, en el que se narraba su caso y se animaba a los españoles a iniciar una ola de solidaridad para poder pagar a los médicos que ya habían comenzado a tratarla en Houston. Este reportaje contaba con un gran número de imprecisiones que llamaron la atención del periodista Josu Mezo, como explicó poco después en un artículo de su blog Mala Prensa. Finalmente, Ángela Bernardo emprendió una serie de pesquisas con las que en un inicio se pretendía demostrar que los padres de la pequeña Nadia podrían estar siendo estafados. Sin embargo, el resultado fue otro, ya que habían sido ellos los que habían estado aprovechándose de la solidaridad de los españoles. Ahora, casi dos años después de aquel artículo, los dos progenitores, Fernando Blanco y Marga Garau, se enfrentan al juicio por estafa resultante de la investigación que comenzó entonces. ¿Pero qué más ha pasado durante todo este tiempo?
Finales de 2016: se destapa la estafa
Durante las apariciones en medios de comunicación previas al artículo de Hipertextual el padre de Nadia, que también aseguraba tener un cáncer de páncreas en fase de metástasis, había hecho varias declaraciones falsas sobre su hija. Aseguró que la tricotiodistrofia es una enfermedad rara que solo afecta a 36 personas en todo el mundo y que mantenía a la pequeña presa en el cuerpo de una persona de ochenta años. Sin embargo, después de leer varios estudios al respecto y consultar a algunos expertos sobre el tema Bernardo descubrió que, si bien es cierto que es una patología poco frecuente, se han documentado al menos 112 casos a nivel internacional. Además, tampoco supone unos síntomas tan graves como los descritos por Fernando Blanco y no existe ningún tratamiento en todo el mundo que la cure.
También resultó ser falsa la identidad de algunos de los especialistas descritos, como Edward Brown. Según Blanco, este genetista trabajaba en el equipo de los científicos que ganaron el premio Nobel de Medicina en 2013 y formaba parte de las investigaciones impulsadas por la NASA en Houston. Sin embargo, ni los galardonados por la academia sueca ni la agencia espacial americana tenían constancia de su existencia.
Estas y otras mentiras destapadas, tanto en Hipertextual como en un artículo posterior de El País dieron lugar al inicio de una investigación que culminó con la detención de los padres de Nadia a principios de diciembre, justo cuando Blanco planeaba una fuga en familia. Tras tomarles declaración, el magistrado del juzgado de instrucción 1 de la Seu d’Urgell (Lérida) condenó al padre a prisión provisional sin fianza y dejó a la madre en libertad con cargos. En cuanto a Nadia, se le retiró la custodia a la pareja y se le concedió a su tía materna, con la que aún vive en la localidad mallorquina de Binissalem.
Por otro lado, el juez solicitó a los padres toda la documentación médica que tuvieran, para que fuese analizada por un forense, y ordenó la congelación de sus cuentas. En ese momento, en estas había un saldo de 319.676 euros, a los que había sumarles los más de 600.000 que habían recaudado con la estafa.
También se llevó a cabo un registro de su domicilio, en busca de material que pudiese servir para la investigación. Allí encontraron 32 relojes de alta gama, varios dispositivos electrónicos y marihuana, que se sumaban a otros artículos similares hallados en el coche del padre cuando intentó huir antes de su detención. Además, poco después los Mossos d’Esquadra hallaron fotografías de Nadia con contenido sexual en el ordenador familiar, dando lugar a la apertura de una nueva causa por delito de tenencia de pornografía infantil y exhibicionismo.
Durante esta época también se desmintió que Blanco tuviese cáncer, a través de un informe médico emitido por el Instituto Catalán de Salud.
Los padres cambian la historia
Después de que los medios de comunicación destaparan la estafa de los padres de Nadia, ambos comenzaron a hacer algunos cambios en la historia.
Por un lado, la madre aseguraba confiar en su pareja, aunque también admitía desconocer los pormenores del tratamiento de su hija. Por otro, el padre admitió haber exagerado algunas partes de la historia por miedo a perder a la niña. Reconoció que nunca había estado en la cueva afgana en la que dijo haber conocido a un científico que le habló sobre el tratamiento para la pequeña, aunque sí aseguró haber estado en el país. También admitió que no había ido con Nadia a ningún hospital de Houston, pero que sí había sido tratada por algunos curanderos, para los que necesitaba grandes cantidades de dinero. En cuanto a Edward Brwon, prometió que sí se trata de un personaje real, aunque no podía contactar con él, pues había muerto hacía ya dos años.
Ambos aseguraron que devolverían el dinero a todos sus donantes, aunque en realidad era algo imposible, pues sus cuentas estaban congeladas.
2017: el recurso
Tras la decisión tomada por el juez del caso en diciembre, el abogado de la familia emitió un recurso, que finalmente fue resuelto el 9 de enero de 2017. En él, el magistrado se reafirma en su decisión de mantener a Blanco en prisión provisional y a Grau en libertad con cargos.
Más tarde, ese mismo mes, la pareja fue llamada a declarar con motivo de las fotografías halladas en su poder. Ambos coincidieron en que no tenían ningún tipo de contenido sexual, sino que las habían realizado para mantener un seguimiento de las lesiones dermatológicas que la pequeña sufría a causa de la enfermedad. Aunque en un principio se les imputó por esta causa y la fiscalía pidió dos años de prisión por ella, en noviembre terminó estimándose el recurso emitido por ellos, por lo que se archivó el caso por delitos de pornografía infantil sin llegar a realizar juicio.
Ese mismo mes finalizaron también las investigaciones por estafa, en las que se concluyó que los padres de Nadia habían recaudado 1’11 millones de euros, de los cuales habían gastado casi 800.000. Finalmente, el juicio fue fechado para el pasado mes de junio de 2018. Sin embargo, terminó aplazándose hasta los días 2,3 y 4 de octubre, después de que el abogado de Fernando Blanco renunciara a su defensa.
Octubre de 2018: el juicio
Durante estos días se está celebrando el juicio de los dos progenitores de Nadia Nerea, que tiene ya 13 años. En su declaración, Fernando Blanco ha mantenido las últimas modificaciones de su historia, a pesar de ver cómo se desmoronaba poco a poco con las preguntas del fiscal. Ha insistido de nuevo en que viajó con Nadia a Houston, aunque la niña nunca tuvo pasaporte y se demostró que durante esas fechas ambos se encontraban en un hotel de Mallorca. Incluso mantiene que ha sido operada en otros países del mundo, como en Francia, aunque no ha podido citar con exactitud en qué clínica fue.
También ha habido tiempo para hablar del origen del dinero invertido en un coche nuevo y varias actividades de ocio valoradas en 500.000 euros. En este punto Blanco ha asegurado que lo ganaba con su tienda de vinos y dando charlas motivacionales, en las que llegó a ganar 8.000 euros en dos días. Pero, ante todo, mantiene que su hija los necesita y que cuando vuelva a estar con ellos podría ser demasiado tarde. Sin embargo, a pesar de su enfermedad, Nadia vive ahora lejos de su padre, ya superada la edad en la que, según él, finalizaba su esperanza de vida.
Por el momento la fiscalía pide seis años de prisión para Fernando Blanco y Marga Garau, aunque aún queda otro día de juicio y habrá que esperar a que el juez dicte sentencia. Los que sí los han condenado ya son muchos de los donantes públicos y anónimos que quisieron poner un granito de arena para que una pobre niña enferma viviera feliz. Nadia no se merecía esto y tampoco el resto de personas afectadas por enfermedades raras que, a causa de esto, podrían perder credibilidad.