El 23 de febrero de 1997 el equipo de Ian Wilmut y Keith Campbell anunciaba al mundo un hecho sorprendente: había conseguido clonar al primer mamífero de la historia de la humanidad. Esto, básicamente, significa que se había conseguido hacer una copia 100% genéticamente idéntica de otra oveja Dorset, especie a la que pertenecía Dolly, a partir de sus células. Sin embargo, aunque Dolly fue el primer mamífero en ser clonado al 100%, no es ni siquiera el primer animal en el que se consiguió. Lo que no le quita mérito. Aunque clonar ovejas pueda parecer terriblemente anecdótico, en realidad, es un hito sin precedentes que nos ha adelantado años en investigación médica. Y como ocurre con los hechos importantes de la humanidad, este también está rodeado de polémica, asombros y curiosidades.
Los primeros animales clonados
¿Qué es un clon? Llamamos así a los seres vivos idénticos entre sí genéticamente, y que proceden de una reproducción asexual. Técnicamente, los gemelos monocigóticos podrían considerarse clones si no fuera porque proceden de la reproducción sexual, aunque poseen el mismo material genético. Pero volviendo a los clones, la historia de la clonación se remonta mucho más allá de la propia Dolly. De hecho, esta oveja no es ni el primer animal ni el primer mamífero que se trató de clonar. El primer animal documentado en ser clonado fue una rana. John B. Gurdon, investigador de la Universidad de Oxford, empleó una técnica conocida como "transferencia nuclear" para conseguirlo. Grosso modo, esta es la misma utilizada en la clonación de Dolly. Esta consiste en extraer el núcleo de una célula adulta, para después transferirlo a un oocito fecundado, al que previamente se le había quitado su núcleo. Gurdon demostró que que una célula especializada contiene la información genética necesaria requerida para generar un organismo completo.
Pero Dolly no fue tampoco el primer mamífero clonado. Tras la rana de Gurdon, le siguió el turno a una carpa y, cómo no, a un ratón. Los ratones son mamíferos, como Dolly. Tras el ratón, y antes que Dolly, llegaron las vacas, cerdos y pollos (que no, no son mamíferos). Incluso hubo más ovejas antes de Dolly. ¿Entonces? ¿Qué tiene de especial la famosísima oveja clonada? El quid de la cuestión está en la técnica empleada. Los investigadores probaron diversas maneras de clonar a los animales, tratando de encontrar la técnica más adecuada. Sin embargo, no fue hasta Dolly que se consiguió clonar al 100% un mamífero sin tener que emplear parte del material genético de otro. Como en el caso de la rana, Dolly fue obtenida 100% a partir de una célula de otra oveja, a la que se copió por completo. Este es el gran logro de la ciencia.
El secreto está en la técnica
Pongámonos la bata durante un rato. En nuestro laboratorio sacaremos una muestra de tejido de la teta de una oveja Dorset. De este tejido obtendremos una célula adulta. Como os hemos explicado muchas veces, aunque las células del cuerpo tienen todas el mismo material genético, cuando se especializan sólo pueden hacer la función para la que han sido elegidas y morir cuando se acaba su labor. Una célula adulta no puede volverse otra cosa porque ya ha sido designada. Y ni mucho menos puede volver a crear un cuerpo entero completo, como lo harían las células totipotentes de las que provinieron. Sin embargo, lo que vamos a hacer nosotros, como hicieron Wilmut y Campbell, es "engañar" a la célula mediante transferencia nuclear. De la célula que hemos obtenido antes, sacamos su núcleo, el libro genético que contiene toda la información. Ahora, cogemos un oocito, es decir, el precursor del óvulo, le sacamos su propio material y le introducimos el material genético de la otra célula.
Después, implantamos el oocito modificado, con el material genético completo, en el útero de una oveja. Si todo va bien, lo que tendremos será una copia exacta de la oveja a la que le sacamos el tejido, ya que es el único material que tenía el oocito. No es algo fácil. Con Dolly se perdieron 276 óvulos fusionados antes de que el experimento fuera un éxito. Esta técnica demostró ser muy útil y asentó muchas de las bases actuales de la clonación. Sin ella, según el propio Wilmut, probablemente ahora estaríamos mucho más atrasados con respecto a nuestros conocimientos genéticos. Y es que actualmente usamos variantes y técnicas más sofisticadas y eficientes, pero que están muy relacionadas con ella. A día de hoy podemos reprogramar las células, cortar y copiar el ADN a voluntad y, por supuesto, transferir núcleos para crear clones.
La vida de una oveja clonada
Las ovejas tienen una longevidad media de unos diez años. Dolly nació en realidad en 1996, aunque no fue hasta varios meses después que los investigadores anunciaron su existencia para evitar la decepción si es que moría antes de tiempo. Dolly fue protagonista de miles de notas de prensa, la atención de los medios y el asombro del mundo. También fue objeto de duras críticas y muchos recelos sobre la clonación. En 2003, tras seis años de vida, Dolly fue sacrificada debido a una degeneración pulmonar tumoral. Antes de eso, Dolly fue apareada con un macho y tuvo varios corderos a lo largo de su vida. Todos completamente sanos y sin nada extraño. Dolly, como el resto de ovejas, desarrolló problemas comunes como artritis o la degeneración pulmonar, conocida como Jaagsiekte, que es una enfermedad de ovejas causada por el retrovirus JSRV. Pero esto no tuvo nada que ver con su clonación. Otras ovejas de la misma manada sufrieron y murieron por la misma enfermedad. La Jaagsiekte pulmonar es un peligro típico de ovejas en estabulario como Dolly y sus compañeras, quienes permanecían en el Instituto Roslin por cuestiones obvias. Además, un reciente estudio demostró que los clones son igual de sanos que las ovejas no clonadas, al comprobar la salud a largo plazo de animales originados con el mismo material genético que Dolly.
Pero sí existe una cuestión muy curiosa al respecto de la oveja Dolly. Su vida duró sólo seis años. Sin embargo, el desarrollo de artritis a los cuatro y la enfermedad que acabó con ella hizo estudiar varios aspectos esenciales de la genética de esta oveja. Dolly, a pesar de que nació en 1996, tenía en realidad cuatro años biológicos más. Y es que la oveja de la que se obtuvo el material genético ya tenía cuatro años. Esto, como comprobaron más tarde los investigadores, se manifestaba en sus telómeros. Los telómeros sirven de "reloj" biológico. Los de Dolly estaban acortados, como los de una oveja más vieja de lo que debería haber sido, con total seguridad debido al origen genético. Esto también ha abierto nuevas y asombrosas líneas de investigación sobre el envejecimiento, lo que convierte a Dolly, si no lo era ya, en la oveja más prolífica de nuestra historia.