La Agencia Espacial Europea (ESA) y el Roscosmos ruso han fracasado, al menos por la información difundida hasta el momento, en su intento de colocar una sonda en el planeta rojo. Schiaparelli, que comenzaba su descenso puntual como un reloj suizo a las 16:42 h CEST, no ha logrado aterrizar en Marte con éxito según los datos disponibles. A pesar de que los científicos recibieron las señales que confirmaban la entrada atmosférica y el descenso, el módulo parece haberse perdido en la etapa final de aterrizaje.

Las primeras señales recibidas por los radiotelescopios apuntaban que el módulo había entrado en la atmósfera de Marte y había conseguido descender hasta abrir el paracaídas, siguiendo el plan previsto. Sin embargo, la ESA y el Roscosmos no pudieron detectar la última señal, que debería haber llegado a las 16:57 h CEST para corroborar el aterrizaje de Schiaparelli. Las caras largas en la sala de control de la agencia europea en Darmstadt (Alemania) mostraban la preocupación de los investigadores. ¿Habría sobrevivido la sonda?

La incertidumbre sobre Schiaparelli recordaba lo acontecido con la sonda Beagle 2, que se perdió en el planeta rojo durante su descenso en 2003. El misterio sobre su desaparición se resolvió doce años más tarde, después de que la NASA encontrase el lugar donde reposaban sus restos. Por desgracia, la historia se ha repetido. Las señales recibidas por la misión Mars Express no han podido confirmar la llegada a la superficie marciana del módulo europeo y ruso. Tampoco lo ha logrado la nave Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA, aunque el análisis de todos sus datos será presentado mañana en una rueda de prensa a las 10:00 h CEST.

La buena noticia, sin embargo, es que el instrumento Trace Gas Orbiter parece seguir vivo. Según la ESA, la nave se habría insertado correctamente en la órbita de Marte. Esta sonda tendrá como objetivo analizar la composición gaseosa del planeta rojo y resolver el misterio del metano, que podría llevarnos a confirmar o desmentir la posibilidad de que haya vida en nuestro mundo vecino.

La evidente decepción sobre el fallido aterrizaje de Schiaparelli, que habría allanado el camino para la llegada del robot ExoMars 2018, no debe hacernos perder de vista el gran objetivo de esta misión. Con la correcta inserción en órbita del TGO, las agencias europea y rusa podrán dedicarse al estudio del metano sobre el planeta rojo para así discernir si procede de hipotéticos seres vivos o de una actividad puramente geológica o química. Mañana jueves 20 de octubre conoceremos más datos sobre la evolución de esta iniciativa de exploración espacial.

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