Las sanciones a Rusia a raíz de la invasión del gobierno de Putin a Ucrania han puesto en peligro numerosas colaboraciones internacionales en el espacio. Para empezar, durante los últimos días se ha hablado de cómo puede afectar a la Estación Espacial Internacional, aunque la NASA ha asegurado que en principio sus acuerdos no sufrirán las consecuencias del conflicto. Ahora, sin embargo, es la Agencia Espacial Europea (ESA) la que ha anunciado cómo pueden verse afectados los tratos con ellos.

Lo han contado en un comunicado en el que lamentan cuál podría ser la gran damnificada si todo sigue adelante: la misión ExoMars. Y es que, si bien el lanzamiento a Marte está previsto para septiembre de este año, el envío de todo el material al puerto espacial europeo de Kourou, en la Guayana Francesa, se produciría en los próximos días.

Ante el enfrentamiento de la Unión Europea con Rusia, la agencia espacial de dicho país, Roscosmos, anunció el pasado 26 de febrero que retiraría su personal de dicho puerto como respuesta a las sanciones. Y, con el personal, también retiraría la posibilidad de usar una cápsula Soyuz como medio de transporte hacia Marte. Aunque pueda parecer un problema menor, esto pone en peligro toda la misión, que podría tener que esperar un largo periodo hasta contar con una nueva ventana de lanzamiento al planeta rojo. Y es que los problemas de los seres humanos nos estancan, pero ni la Tierra ni el resto de planetas del sistema solar pueden ponerse stand by. Un lanzamiento de estas características solo puede hacerse en periodos de tiempo muy concretos. Si se pierde uno, no queda más remedio que esperar. 

Las sanciones a Rusia llegan a Marte

ExoMars sería la primera misión europea en poner un rover sobre Marte. Concretamente, se trata del rover Rosalind Franklin, bautizado en honor a la importante científica británica.

Toda la misión es fruto de la colaboración entre la ESA y Roscosmos por varias razones. Para empezar, tanto la NASA como la ESA dependen en buena parte de la agencia rusa para enviar sus cargas al espacio, ya que necesitan cápsulas Soyuz para el transporte. Sí que es cierto que esa dependencia es cada vez menor, gracias a la existencia de naves privadas, como la Crew Dragon de SpaceX. Y también a lanzaderas públicas, como el cohete Vega, de la ESA y la agencia espacial italiana, y Ariane-6, que está actualmente en desarrollo. Pero aún hay más motivos por los que la ruptura del acuerdo con Roscosmos puede dar al traste con la misión. 

Y es que, además del módulo de aterrizaje ruso, ExoMars cuenta con varios instrumentos implementados por Roscosmos. Es, por lo tanto, una misión que depende también de la agencia espacial rusa. Por eso, si esta decide mantener al margen al personal detrás de dichos instrumentos y a las naves necesarias para el envío, Rosalind Franklin podría tener que esperar para pisar suelo marciano.

El anuncio de la ESA

En su anuncio, la ESA ha manifestado que están “dando prioridad absoluta a la toma de decisiones adecuadas”. No solo por el bien de su mano de obra involucrada en los programas. También en pleno respeto de sus valores europeos.

Por eso, respetan las sanciones decididas por la Unión Europea. Unas sanciones que han empujado a Roscosmos a presionar rompiendo sus lazos con Europa en el puerto de Kourou. 

La ESA valora todas las posibilidades, incluyendo el uso de sus propias lanzaderas en desarrollo

Ante esta situación, la ESA ha asegurado que se encuentran evaluando la posibilidad de usar sus propias naves, tanto Vega como Ariane-6, para el envío de cada carga útil europea.

Pero, aun así, lamentan reconocer que, si todo sigue de la misma manera, el lanzamiento de ExoMars en 2022 sería muy poco probable. Por desgracia, aunque la NASA hizo un llamamiento a la calma la semana pasada, parece que este conflicto trascenderá más allá de nuestro planeta.  

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