Cuando sale una nueva videoconsola al mercado tenemos dos partes en las que fijarnos: la máquina en sí y el mando. En el caso de la PS4, por ejemplo, la duda respecto al mando era saber si se mantendría la forma actual o si habría modificaciones para hacerlo más parecido al de la Xbox. El mando es una pieza clave de una consola. Gracias a eso lo manejamos todo, con lo que es normal que los desarrolladores se fijen en cómo es. Es por ello que en este trabajo de desarrollar un mando de videoconsola los fabricantes no están solos.
Hablábamos del mando que tendrá la PS4 y tenemos un ejemplo claro. Evolution Studios han sido uno de los asesores de Sony a la hora de diseñar el nuevo mando. Ellos son lo desarrolladores de Drive Club, un nuevo juego de coches para PS4 y estaban procupados por cómo los giroscopios afectarían al manejo del mando como un volante. Mandaron las sugerencias a Sony, trabajaron con ellos y a final les recomendaron introducir un tipo de giroscopio de más alta frecuencia y que no producía lag, al contrario que el modelo que Sony había decidido montar.
Otro de los elementos clave son los sticks analógicos y para ello los probaron con Motorstorm RC, el cual necesita controles muy precisos. También trabajaron en colaboración con Guerrilla para definir el tacto que tendrían los gatillos. Guerrilla se focalizaba en cosas necesarias para un FPS y en Evolution pensaban más con la idea de un juego de coches con lo que al final unos y otros tuvieron que ceder en sus propuestas.
Este es solo un caso más de cómo las compañías se aseguran que los mandos se desarrollan siguiendo directrices de quien los necesita para desarrollar un juego. Un caso similar ha sido el de Ouya, la cual ha tenido un largo proceso de diseño en el mando, con multitud de prototipos enviados a desarrolladores para que cada uno diera su opinión sobre la ergonomía y el tacto de los componentes.