Lost Memories es un vídeo de François Ferraci que me ha hecho reflexionar y la verdad es que hoy en día, la mayoría de nosotros tenemos parte de nuestra vida colgada en Internet, y con vida me refiero a fotos, vídeos, mensajes... todos los contenidos digitales que hemos producido nosotros mismos y que algún día se convertirán en parte de nuestros recuerdos.

¿Os imagináis si algún día se pierde toda esa cantidad de información? Sería un caos completo. Sin darnos cuenta confiamos y guardamos cosas en servidores que no sabemos ni donde están pero imaginamos que están bien custodiados y protegidos por empresas gigantescas. Antes todo se tenía en casa: Las cartas almacenadas en los cajones y los álbumes de fotos cogíendo polvo en las estanterías. El concepto de “la nube” en aquel entonces era puramente anecdótico.

A medida que ha ido pasando el tiempo, hemos ido volcando nuestros datos en la red. Las redes sociales han facilitado y nos han animado a compartir más con los nuestros. Los CDs de música los hemos subido para poder escucharla allí donde estemos. Las fotos que hicimos en la excursión del fin de semana pasado las hemos puesto a disponibilidad de todos los amigos para que las disfruten.

Todo lo que subimos es creación directa nuestra. Parte de nuestra existencia se va subiendo a la red. Compartimos, es una manera de enseñar que estamos vivos, que seguimos ahí. Bien, ahora, por un instante, imaginad que todo desaparece por cualquier razón. Nuestra vida se desvanecería en un segundo. Perderíamos casi todo, nuestras fotos se habrían esfumado, nuestros archivos almacenados donde sea se desintegrarían. Esa es la parte de la vida personal pero imaginad que también trabajamos en Internet. Todo lo que hubiésemos hecho hasta ese momento caería en el olvido.

Cambiando de perspectiva, poniéndonos más drásticos, imaginad todo eso al revés. Pensad que cualquier día dejáis este mundo. Todos los datos que hubiésemos guardado durante toda nuestra existencia se mantendrían ahí todavía ya que no se van como nosotros. Nuestros conversaciones privadas seguirían allí, nuestro trabajo, nuestro contenido audiovisual. ¿Quién se haría dueño de esos datos? Si toda esa información era privada, ¿debería borrarse para que nadie tuviese nunca acceso?

Sin darnos cuenta, como si de un proceso natural se tratase, estamos exteriorizando todo lo que antes era mucho más íntimo y privado. ¿Y vosotros, guardáis todo en la red? ¿Seguís revelando fotos y grabando CDs? ¿Va a morir lo analógico en favor de lo digital?

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