No se dejen engañar por el título, tampoco es que volvió caminando. Sin embargo, lo sorprendente de esta historia es que la tarjeta de memoria de una Canon XT quedó intacta después de estar años en el fondo de un pequeño arroyo. La tarjeta funcionaba y las imágenes en su interior permitieron encontrar al dueño, para, al menos, darle las fotografías y el cadáver de su DSLR.

John Noerr, un habitante de Vermont, encontró esta cámara plácidamente durmiendo su siesta final en el fondo de un pequeño arroyo en este estado de los Estados Unidos. La cámara, por supuesto, estaba inutilizable, pero descubrió que la tarjeta de memoria seguía funcionando. Cuando la conectó a su computadora, encontró 581 imágenes, la última de las cuales databa de 2009. Quiere decir que la cámara estuvo bajo el agua por más de tres años, y aún así la tarjeta de memoria funcionaba.

Hasta aquí es todo muy anecdótico. Sin embargo, Noerr tomó las pistas dadas por las imágenes de la cámara y encontró el nombre de la dueña de una de las casas retratadas en las imágenes (la encontró usando Google Street View, y los registros públicos de propiedad), que vive en Nueva York. Después de googlearla y encontrar su cuenta de Twitter, le escribió un mensaje. La cámara permanecía al hermano de la mujer, que la dejó caer durante un viaje en 2009.

Moraleja: a cuidar mejor de las cámaras cuando salimos de viaje –una cosa es que nos roben o que se rompa y otra es perderla en el fondo de un arroyo- y a no menospreciar las tarjetas de memoria, que pueden ser verdaderamente salvadoras.

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