En ALTFoto seguimos y les contamos desde hace unos meses la evolución de la situación financiera de Eastman Kodak, una compañía que en sus mejores tiempos fue sinónimo de excelencia fotográfica; pero que por estos tiempos la pasoa muy mal económicamente. En octubre asustó con rumores de una posible bancarrota, y el mes pasado anunciaba la venta de su división de sensores. Poco después, anunciaba también que estaba en búsqueda de un comprador para Kodak Gallery, su servicio para compartir fotografías en línea y ordenar impresiones en diversos soportes físicos.

Resulta que el último intento de Kodak por escapar de la bancarrota ha sido vender su división de producción de gelatina, llamada Eastman Gelatine. Quizá para muchos de nosotros no tenga mucho sentido hablar de gelatina en fotografía, pero esta proteína obtenida de restos animales es lo que se usa hasta ahora como suspensión para los químicos fotosensibles de las películas. El comprador de este poco conocido negocio es nada menos que el líder mundial en la fabricación de gelatina, la empresa inglesa Rousselot.

Si con la venta de su fábrica e investigación sobre sensores la firma americana limitaba su desarrollo en el sector de la fotografía digital; con esta nueva venta lo que hace es cortar el suministro de un material vital para la fabricación de película fotográfica. No hace falta mucha más información para darse cuenta que a Kodak no le interesa quedarse en el negocio de la captura de imágenes.

Eastman Kodak es una compañía muy grande, con varias divisiones en las que ha obtenido diversos resultados durante los últimos años. Es lógico que al sentir los embates de la crisis internacional, pretenda despojarse de los negocios menos rentables para centrarse en los más fuertes. Sin embargo, como aficionado a la fotografía y su historia, es una pena ver que uno de los grandes de la industria vaya deshaciéndose de su legado poco a poco. Finalmente, da la impresión de que Kodak sale del universo de la fotografía por la puerta chica.

Lo peor de todo es, sin embargo, que aun con estas ventas apresuradas, es posible que Kodak no se salve de la bancarrota. La compañía ha reportado pérdidas por US$ 70 millones al mes, y a fines de setiembre el presidente del directorio aseguró que sus activos se encontraban en el orden de los $860 millones. Esto significa que aun si consiguiesen vender esta división, a la empresa no lo quedaría más de un año, a menos que encuentren rápidamente una forma de ganar activos.

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