Probablemente nada de lo que pueda escribir hoy resulte de mucho interés eclipsado por la keynote de esta tarde. Por ello me gustaría hacer una reflexión previa al evento que ponga en orden mis pensamientos acerca de lo que va a acontecer en unas horas desde el Yerba Buena Center. Éste, sin embargo, no es un post acerca de mis expectativas sobre qué productos se van a presentar. Ya se ha hablado muchísimo sobre el tema y cada uno ha hecho sus apuestas.

Desde la última keynote de Apple, celebrada el 7 de Junio de este mismo año (no cuento la conferencia para dar explicaciones sobre los problemas de cobertura) donde se presentó el iPhone 4, ha llovido mucho. Tanto, que a veces da la impresión de que un producto tan bien acabado (como lo es el iPhone 4) se resume sólo por el caso antennagate.  Por la calidad de la pantalla que es asombrosa (vista en directo gana muchos enteros), por el sistema FaceTime que dota al dispositivo de un plus del que no disponen otros móviles o por su cámara a 720p cuyos vídeos no tienen nada que envidiar a los de las cámaras compactas avanzadas; aquéllos que lo han criticado deberían hacerlo con más cuidado. Pocos smartphones y desde luego sólo algunos que corren sobre Android (el principal competidor), pueden plantar cara en especificaciones o en velocidad al teléfono de Apple.

Supongo que más de un lector se estará preguntando hasta dónde quiero llegar. Se ha querido crucificar prematuramente a Apple por sus errores y no se han tenido en cuenta sus aciertos del pasado reciente. Un fallo en el diseño no puede hacer tambalear la imagen de una compañía que ha sentado las bases de uno de los procesos de diseño industrial más modernos del mundo (véase el documental Objectified del que ya os hablamos en AppleWeblog). En algún caso, la actitud que en un principio tuvo la cúpula de Apple a la hora de plantear soluciones y salvar la imagen de la empresa por el problema derivado del caso antennagate pudo tener algunas fisuras. Lo reconozco. Pero lo cierto es que al final intentaron redimirse a través de una conferencia de prensa y el envío de bumpers.

Ha llegado la hora de pasar página de una vez por todas (ha resultado bastante repetitivo el tema de los problemas de cobertura) y de silenciar las voces que han puesto en entredicho la reputación de la empresa de Cupertino. Las keynotes que tanto nos han ilusionado durante estos últimos años tienen hoy un digno representante con novedades realmente jugosas. ¿Renovación de los iPod? ¿Cámaras, retina display? ¿iTV con Netflix? ¿iTunes social o streaming tipo Spotify? ¿iOS 4 para el iPad? En cualquier caso, cualquiera de estos rumores de hacerse realidad sería bien recibido. Apple suele sorprendernos a un ritmo de unas dos veces al año con alguna nueva idea de la que nos quedamos colgados irremediablemente y eso es un lujo del que no se pueden jactar sus competidores, el de crear expectación y estar a la altura de las circunstancias. Sinceramente, tengo buenas impresiones sobre lo que nos depara el evento. Igual me equivoco o igual no. Aún así no dudaré de lo que Apple puede dar de sí cuando se lo propone. Ha llegado la hora de reivindicarse. La hora de ser la estela que todos persiguen. La hora de ser Apple.

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