Apple ha celebrado, por primera vez en tres años, una keynote presencial dentro del teatro Steve Jobs. Lo ha hecho por la puerta grande, invitando a un grupo multitudinario de periodistas y comunicadores de todo el mundo —incluyendo a Hipertextual— para que tengamos contacto con su nuevo iPhone 14, iPhone 14 Pro. También su nueva propuesta de reloj inteligente, el Apple Watch Ultra y los AirPods Pro 2, la nueva versión de uno de sus productos más exitosos de la historia de la compañía.

Y si hay algo que Apple logra a la perfección es hacer suya sus propuestas, aunque no necesariamente sean los primeros en llegar, ni los segundos, ni los cuartos. El iPhone 14 Pro no es el primer smartphone con perforaciones en pantalla para evitar la inclusión de un notch. Ni el primero con 48 megapixeles de resolución en la cámara. Tampoco es el primer teléfono con pantalla always on, ni son los primeros en hacer un reloj inteligente para deportes y situaciones extremas. Y definitivamente no son los primeros en ofrecer auriculares con cancelación de ruido.

Pero sí es la única compañía que, por medio de una integración muy profunda de hardware y software, ofrecen todo esto y más. Lo consiguen de formas y maneras que ningún otro fabricante podría, salvo que se decidan por tomar el camino de desarrollo de producto de Apple.

Sí, dudo que una persona actualice su iPhone 13 al iPhone 14 tan solo por la isla dinámica, la propuesta de integrar iOS 16 con las perforaciones en pantalla. O que el sensor de temperatura sea suficiente para que alguien con un Apple Watch Series 7 opte por un Series 8. Pero es la evolución constante, la necesidad imperativa de Apple de siempre mejorar lo que ya se consideraba un estándar de industria, lo que los hace únicos.

Alguien con un iPhone X, iPhone Xs o iPhone 11 verá significativo valor adicional cuando opte por actualizar al iPhone 14. Personas con un Apple Watch Series 3 o Series 4 verán un salto de calidad descomunal con un Series 8. Pero además, veremos al resto de la industria tomar nota e intentar alcanzar a lo presentado por Apple durante su evento de septiembre.

Apple Event del iPhone 14, tal vez más gente junta de la que nos gustaría

El iPhone 14 Pro, un salto que contrasta con el continuismo del iPhone 14

El iPhone 14 Pro es un salto más grande del que me esperaba. Las filtraciones, cuando se miran de forma individual, no hacen justicia al producto completo y todo lo que Apple ha conseguido empaquetar en un dispositivo tan delgado y pequeño. Una cámara significativamente mejor, una pantalla que abandona el notch, que siempre está encendida y otras características que parecen casi de ciencia ficción como la conexión satelital para emergencias, demuestran que el smartphone simplemente no tiene rival.

Siguen dando golpes sobre la mesa con los avances y mejoras de su división de procesadores. El A16 Bionic es más rápido que nunca, y no exageran cuando manifiestan la dominancia en términos de desempeño y velocidad por encima de toda la competencia.

Pero el iPhone 14 contrasta por su continuismo. Tal vez no hace falta más. Pero Apple ha elegido mostrar sus grandes innovaciones —a lo largo de casi toda su línea de productos— con la línea profesional de sus productos. Parece que es la nueva normalidad dentro de Apple.

El Apple Watch Ultra sorprende pero el Apple Watch Series 8 está en la misma situación del iPhone 14

Apple Watch Ultra

El Apple Watch Ultra también sorprende. Mantengo la misma sorpresa detrás de la capacidad de empaquetar tanta tecnología e innovación en dispositivos tan pequeños como un smartwatch. La lista de novedades detrás del dispositivo es más larga de lo que cualquiera se esperaría.

También me sorprende que se trata de un dispositivo que está dirigido a un público relativamente acotado: personas que hacen ejercicio de forma muy activa. Así Apple entra a competir con compañías como Garmin, que mantienen un control bastante fuerte de ese mercado. Y ojo, cualquiera que piense que por precio el Apple Watch Ultra no será un éxito de ventas, solo tiene que mirar el precio de sus nuevos rivales.

Pero el Apple Watch Series 8 está en la misma situación que el iPhone 14. Diseño, características y oferta continuista con la única incorporación de un nuevo sensor para medir la temperatura. Las grandes novedades, aparentemente, se reservarán cada año para la nueva línea Ultra del dispositivo.

En ambos casos no es, necesariamente, una mala noticia. Pero es inevitable plantearse la pregunta: ¿Realmente hace falta cambiar de versión de hardware cada año, si no hay mejoras destacables? ¿Realmente necesitamos un Series nuevo cada 365 días?

AirPods Pro 2: ya era hora

AirPods Pro 2

La línea de auriculares de Apple cumplen la máxima de no ser actualizados cada año. Los AirPods se presentaron en septiembre de 2016 y solo han sido actualizados tres veces. Los AirPods Pro se presentaron en octubre 30 de 2019 y es en septiembre de 2022 que recibimos la primera actualización de hardware.

Tres años más tarde tenemos, finalmente, la esperada actualización del dispositivo. Más autonomía, mayor facilidad para encontrarlos si los perdemos, pero sobre todo, mejor calidad de sonido por medio de nuevos componentes internos, gestos para subir y bajar el volumen y un sistema de cancelación de ruido mucho más eficiente.

Los AirPods Pro han sido, durante estos tres años, los mejores auriculares que he tenido para uso diario. Son pequeños, prácticos, con buen sonido, y una cancelación de ruido bastante buena, considerando el tamaño que tienen los auriculares. Los AirPods Pro 2 aparentemente mejoran en todos los aspectos. Y mis primeras pruebas durante el hands-on tras la keynote lo confirman.

En un mundo pospandémico, la postura de Apple empieza a desconectarse un poco de la realidad

Si la presencia de periodistas, comunicadores y desarrolladores durante la keynote del WWDC 2022 fue una prueba piloto, el Apple Event del iPhone 14 ha sido la vuelta triunfal de la compañía a un mundo pospandémico donde la forma en que miramos la tecnología no es la misma.

Detrás de todas esas innovaciones que, para cualquier fanático de la tecnología es imposible no entusiasmarse, hay una realidad que aún se esconde pero que cada vez está más presente: ya no somos los mismos. Ya no vemos con los mismos ojos a ese nuevo iPhone. Ya no nos emocionamos igual. Las cifras de ventas de productos tecnológicos lo reflejan. Nuestras prioridades han cambiado, como consumidores, pero también como comunicadores.

Durante este viaje, por primera vez, he tenido momentos de relativa incomodidad durante el evento. El mensaje positivo en la keynote de cómo un Apple Watch te puede cambiar la vida o cómo un iPhone 14 puede salvártela desaparecía entre la vorágine de periodistas que necesitábamos tomar fotos y vídeos. Nos encontramos con una realidad complicada: hay pocos dispositivos para fotografiar o grabar vídeo.

Nuevamente, hay una disociación entre lo que pasa dentro del Apple Park y allí afuera, en la realidad. Tras una pandemia que afectó a todos hubiese ayudado bastante un poco más de productos de demo y más espacio para hacer nuestro trabajo. También menos insistencias innecesarias de acabar nuestro trabajo —vamos, tomar fotos y vídeos— por parte del equipo de Apple. Después de todo, es una de las compañías más grandes del mundo, en uno de los campus más impresionantes que se han hecho en la historia. Hay margen para más.

También, esta vez más que nunca, he sentido cómo el equipo de especialistas de Apple que hacen las demos en el área hands on, intentaba vender activamente las características más superficiales de los productos que se acababan de presentar. O tal vez siempre ha sido así, y quien ha cambiado soy yo.

Creo que Apple —como prácticamente cualquier multinacional en la actualidad— se enfrenta a una encrucijada, donde tendrán que reevaluar algunos de los principios de cara a los próximos treinta o cuarenta años. Ese tono disonante que a veces se siente en sus anuncios o su forma de comunicar nuevos productos antes no estaba ahí. Insisto, tal vez somos nosotros.

Pero si Apple quiere mantener nuestra atención y nuestro interés, en este mundo pospandémico que vivimos ahora, tendrán que aprender a cambiar con nosotros.