Para que un avión aterrice en un portaaviones requiere de un gancho que agarra un cable que reducen drásticamente la velocidad de la nave hasta detenerla por completo. El problema en este caso es que, por una falla mecánica el cable se desprendió haciendo que el F-18 siga y caiga al mar.

Lo peor de todo es que ese cable, al romperse, sale disparado llevándose todo lo que hay en su paso; sólo uno de los tripulantes logra saltarlo (dos veces) mientras que otros siete no lo hicieron, recibiendo heridas y después transportados a un hospital en helicóptero; el piloto logró salvarse al activar el mecanismo de emergencia y sale disparado del avión un poco antes de que este toque el agua.

Vía: Menéame

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