Lo de los animales fingiendo su muerte es similar a lo que ocurre con los futbolistas fingiendo una caída o una lesión. Una forma de ganar tiempo frente al adversario. Es algo bastante común en muchísimas especies de animales. Sin embargo, no todos lo hacen de la misma forma. Lo más normal suele ser mantenerse inmóviles el tiempo suficiente para que sus oponentes piensen que ya no hay peligro. Pero siempre se puede adornar un poquito más la situación, poniendo efectos especiales, como un poquito de sangre, mal olor o defecarse encima. No es una exageración, pues hay algunas serpientes que lo hacen. 

Lo ha observado recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Belgrado en dos especies de serpientes: Natrix tessellata y Heterodon platirhinos. Ambas añaden a la inmovilidad algunos efectos especiales que, según estos investigadores, les confieren una ventaja mayor frente al enemigo. 

Si los futbolistas pudieran sacarse una bolsita de kétchup del calcetín, puede que también lo hicieran. No nos extrañe que, ya que las serpientes tienen este don, lo aprovechen todo lo posible.

Las serpientes reinas del drama

Para la realización de su estudio, estos científicos asustaron a 263 serpientes de la especie N. tessellata, agarrándolas fuertemente por su parte media, de manera que se sintiesen atacadas. Todas se hicieron las muertas, como cabía esperar, pero algunas añadieron más drama a la situación. Aproximadamente la mitad defecaron, como si hubiesen perdido el control de sus esfínteres. Pero, además, 28 de ellas sangraron por la boca, a través de un proceso controlado, conocido como autohemorragia.

Además, tanto esta como otras especies tienden a exudar almizcle a unos niveles que les da un peculiar olor a muerte. Algunas incluso convulsionan. Los investigadores observaron que aquellas serpientes que añadieron efectos especiales a su falsa muerte tenían una ventaja, ya que volvían a la vida antes que las demás. 

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Algunas incluso son capaces de sangrar por la boca deliberadamente. Crédito: (Bjelica y Golubović, Biol. Lett., 2024)

¿A qué se debe?

Posiblemente, la falsa muerte es un último recurso frente al enemigo cuando ya ha habido un contacto previo. Lógicamente, si se trata de depredadores que se las quieran comer esto no vale, pues las deja a su merced. Pero para adversarios que simplemente quieran matarlas es un indicador de que la lucha ha terminado.

Las serpientes que mejor fingen su muerte vuelven a la normalidad más deprisa porque están acostumbradas a que eso hace alejarse antes a sus oponentes. Sospechan que ya no hay riesgo, así que vuelven a moverse y escapan.

Si solo paralizan sus músculos, es más probable que el otro animal se acerque a comprobar que están bien muertas, por lo que tendrán que esperar más tiempo para escapar.

Esa es la conclusión de estos científicos, que esperan poder seguir investigando en otras especies, tanto de serpientes como de otros animales. Está claro que estas son las mayores reinas del drama, pero no descartemos que haya más casos por ahí. 

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